El Séptimo Informe Estado de la Región (2025) resalta que Centroamérica y República Dominicana (CARD) enfrentan una crisis multidimensional, profundizada en el sexenio 2018-2023, con serios retrocesos en materia ambiental, social, política y de integración regional, y subraya la importancia de la adaptación al cambio climático como desafío estratégico
Tegucigalpa, Honduras. – El cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una realidad presente para Honduras y la región centroamericana. Desplazamientos desde comunidades costeras y rurales, pérdida de productividad agrícola y riesgos para la generación de energía son algunos de los impactos que enfrenta el país, según el Séptimo Informe Estado de la Región Volumen III: Adaptación al cambio climático en Centroamérica y República Dominicana, presentado recientemente.
El informe —coordinado por el investigador Alberto Mora Román— advierte que Honduras, junto con el resto de la región, carece aún de políticas sostenibles y articuladas para enfrentar los efectos de la crisis climática. “Hoy por hoy existe desplazamiento en algunas zonas costeras y rurales por las dificultades para viabilizar la producción agropecuaria. Esto obliga a que nuestros países adopten medidas inmediatas, no solo para proteger los ecosistemas, sino para reducir la afectación que ya está generando el fenómeno”, señaló Mora en entrevista con Critero.hn.

De acuerdo con el informe, Honduras se ubica entre los países más vulnerables y rezagados de Centroamérica y República Dominicana. Además de ser el país con mayor porcentaje de hogares en condiciones de pobreza, destina bajos niveles de inversión pública en áreas claves como salud, educación y vivienda, lo que dificulta la capacidad de adaptación de sus poblaciones, especialmente rurales e indígenas.
El impacto es directo en sectores estratégicos como la agricultura, la infraestructura pública y la generación hidroeléctrica, que dependen de la estabilidad ambiental. «Adaptarse al cambio climático implica transformar la forma en que estamos produciendo. Se requiere invertir en infraestructura de riego, semillas resistentes a sequías y mecanismos financieros que permitan a los sectores productivos acceder a recursos», agregó Mora.
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FRAGILIDAD DEMOCRÁTICA Y RETROCESOS INSTITUCIONALES
El informe no se limita a la dimensión ambiental: advierte también sobre la crisis institucional y política que atraviesan los países de la región. En el caso de Honduras, la fragilidad de su democracia y la falta de confianza ciudadana en el sistema político constituyen un obstáculo adicional para avanzar en políticas de adaptación.
“El reto es reconciliar a la política con el bien común. Democracia no es solo votar; es que la gente viva mejor. Cuando eso no sucede, el sistema se erosiona y pierde legitimidad”, advirtió Mora.
Otro de los hallazgos es el debilitamiento del proceso de integración regional. Para el investigador, el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) atraviesa su peor momento desde 1991. Esto ocurre en un contexto global inestable, en el que una articulación regional más sólida podría aportar mayores márgenes de maniobra.
FINANCIAMIENTO DISPERSO, DÉBIL PLANIFICACIÓN Y LOS MÁS POBRES CARGANDO LOS MAYORES IMPACTOS
Lucía Vijil, integrante del equipo responsable de construir los indicadores del país, advirtió que Honduras enfrenta retos críticos para avanzar en la adaptación al cambio climático. Entre los principales desafíos, destacan la falta de planificación, el uso ineficiente del financiamiento y el impacto desigual de la crisis climática sobre las poblaciones más vulnerables.
“El cambio climático nos pasa una factura muy alta en Honduras, y lo más preocupante es que los recursos que deberían ayudar a mitigar sus efectos están siendo mal distribuidos o gestionados de manera dispersa”, dijo Vigil a Criterio.hn

Uno de los hallazgos señalados es la forma en que el financiamiento internacional para la adaptación se ha canalizado en el país. Si bien Honduras accede a fondos climáticos, estos se dispersan en instituciones sin competencias claras en la materia y carecen de mecanismos de rendición de cuentas.
A esto se suma un problema de rotación constante del personal técnico al que van dirigidas gran parte de las capacitaciones. De acuerdo con Vijil, esto hace que la inversión en formación no genere resultados sostenidos: “La mayor parte de los recursos ha sido para fortalecer al personal, pero ese personal no permanece; eso vuelve la inversión poco efectiva”.
El informe también subraya los avances en financiamiento orientado hacia energías renovables. Sin embargo, Vijil advirtió que este enfoque debe ir acompañado de salvaguardas territoriales que garanticen acceso a información y participación ciudadana. De lo contrario, la transición energética corre el riesgo de reproducir conflictos sociales y ambientales en las comunidades donde se instalen proyectos.
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DESIGUALDAD CLIMÁTICA: LOS MÁS POBRES CON LA CARGA MÁS PESADA
El impacto del cambio climático en Honduras no se distribuye de forma equitativa. Para Vijil, las comunidades más empobrecidas —niñez, mujeres, adultos mayores y pueblos rurales e indígenas históricamente excluidos— son quienes más sufren los efectos, a pesar de no ser responsables de las emisiones contaminantes.
“En términos ecológicos y sociales lo que sucede es que las ganancias de los grandes proyectos se privatizan, mientras que los impactos negativos se redistribuyen entre quienes menos responsabilidad tienen”, señaló.
Para Vijil, el gran reto inmediato es planificar y coordinar esfuerzos de adaptación con una visión de largo plazo, tanto a nivel nacional como regional. Las políticas dispersas, la falta de transparencia y la debilidad institucional no solo limitan la efectividad de los recursos, sino que aumentan la vulnerabilidad de la población frente a fenómenos climáticos extremos. “Estamos generando deuda en lugar de garantizar resiliencia, y eso tiene un costo doble para las poblaciones más vulnerables”, concluyó.
El informe deja claro que Honduras enfrenta una doble encrucijada: la urgencia de acelerar su adaptación al cambio climático y la necesidad de fortalecer sus instituciones democráticas para sostener esas transformaciones.





