Por: Moisés Ulloa
Cuenta la historia que Escobar en su delirio de baño de millones, tomó la decisión de traer del África a tres hipopótamos, un macho y dos hembras: hoy esos animales se han multiplicado creando una bomba de tiempo ecológica que se extiende a través de una de las principales fuentes fluviales del sector, sin ningún depredador natural que le oponga resistencia. A tal grado está el problema, que los entendidos en la materia determinan que la cacería de estos mamíferos o la castración de los machos, sería la única solución ante un conflicto de consecuencias catastróficas para el hábitat natural del país. Se estima que actualmente son más de 100 de estos animales que reinan las aguas del río Magdalena y para dentro de una década, se proyectan cerca de 1,400 de estos agresivos mamíferos.
Pero suficiente de esta historia, es momento de hablar de nuestro zoológico. Al igual que esos hipopótamos, los narcos invadieron zonas antes fuera de su límite. En Honduras la narco actividad abrió las puertas de los niveles más altos y sensibles de la sociedad: banqueros, empresarios, políticos, militares, jueces, fiscales, policías fueron infiltrados y hasta bienvenidos por una permisividad hambrienta y sin principios que salivó ante las enormes cantidades de ganancias producidas por esta actividad delictiva. Tanto ha llegado la droga a tocar a múltiples sectores “respetados” del país, que entre estos ya no lo consideran un delito, se refieren a la actividad simplemente como “el negocio”.
En ese proceso evolutivo hoy por hoy se requiere de lupa para ver que campos de la sociedad, economía y generación de empleo no están manchadas con la plata de origen oscuro: iglesias, medios de comunicación, agroindustria, construcción y bien raíz, talleres, turismo, centros de entretenimiento, etcétera; igualmente se debe hacer una inspección aún más cuidadosa, para liberar aquellas campañas políticas que no han sido financiadas por la droga. En estas honduras también abundan los hipopótamos de la cocaína y se continúan multiplicando en libres orgías.
Es precisamente por eso, porque existen tantos involucrados en “el negocio”, que para romper con los lazos de la droga, se necesitaría de una amplia cacería y castración de sus hechores, acto primero que debe dar paso con la destrucción de la dictadura impuesta en un plan tristemente bien concebido con el objetivo de brindar el oxígeno principal que la sostiene, la impunidad. La solución pasa por hacer justicia y aplicarla a todo aquel que se haya prestado en el juego, los verdaderos traidores de la patria no son desconocidos, muchos de estos se arropan en una cobija ficticia de la honorabilidad.
Esta acción de vencer la narcodictadura, lamentable cada vez se aleja más de ser una avenida democráticamente factible y con esto un proceso capaz de ser alcanzado pacíficamente. Esto por la razón sencilla que toda la estructura que legitima las acciones democráticas del país, son parte del mismo sistema corrupto que lo ampara.
De igual forma, una esperanza de justicia foránea únicamente es un alivio parcial y temporal, que aparentaría un triunfo y brindaría para aquellos ilusos la impresión que el problema está resuelto por haber cazado a los hipopótamos mayores, pero dejando a la merced de la oportunidad reproductiva a otros hipopótamos que hoy hacen fila y marcan desde ya sus territorios, desafiando a sus mayores, como es evidente en el resultado de la internas del partido catalogado por la justicia de los Estados Unidos como una organización política criminal y también del otrora gran partido rojo blanco rojo, que hoy apesta a la vergüenza de no ser diferente de aquellos que hoy ostentan ilegalmente el poder. Otros partidos salvo honrosas excepciones, le apuestan más a la teoría del reemplazo, a la posibilidad de tener un poco del pastel, pero no a ser la diferencia. Muchos pretenden vestirse de pueblo, pero el pueblo es lo que menos les interesa.
Ante tan triste realidad, la única solución posible recae en el despertar de la sociedad aún no marcada por el polvo blanco y sus tentáculos. Esta medida no es fácil ya que implica despojarse de la comodidad que nos encierra y de poner a disposición de la patria lo más preciado, como son la propia libertad y nuestras vidas. Esa decisión ya fue tomada por la narcodictadura, que está dispuesta a todo para su existencia y continuismo; depende ahora saber no sólo el hecho de si “los buenos somos más”, sino de demostrar que esa mayoría tenga la valentía de hacer lo que sea necesario para erradicar la especie invasora.
Encender esa mecha, ante una estructura política y legislativa que protege esta especie delictiva, dependerá no de los rostros conocidos autoproclamados como soluciones, pues estos sujetos (algunos con buenas intenciones, otros con la simple naturaleza de ser víctimas de sus ingenuos egocentrismos), siguen cayendo en el error de pensar que se pueden ganar batallas con liderazgos de boca, en el espejismo popular de las redes sociales, pero indispuestos a volcarse a las calles y liderar desde el ejemplo. El despertar del pueblo recae por lo tanto en el esfuerzo colectivo de una silenciosa pero decidida mayoría, anónima y sin pretensiones de poder, más allá que la justa liberación del yugo de las dictaduras y sus injusticias.
La solución es simple y al mismo tiempo compleja, luchar con todo o perderlo todo, nadando para siempre en las aguas dominadas por los hipopótamos. Así de mal estamos y así de peor vamos a un noviembre que es un matadero electoral igual o peor que lo sucedido en el 2017.
Honduras cada vez enmarca más su destino a votos pintados con sangre, pagados con coca o al valor contagioso de los primeros en dar el paso al frente con el eventual contundente acompañamiento de un pueblo ardido por el hambre, la enfermedad y la desesperanza, pero con la capacidad histórica de acabar el mal desde su más ínfima raíz. Mientras tanto, los hipopótamos continúan en impunidad evolutiva.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
6 respuestas
Moisés Ulloa es una de las voces que difunde con pensamiento crítico la realidad actual del país. Su apreciación es compartida por muchos y la impotencia que se siente al no ver una reacción concreta por parte de los autodenominados liderazgos políticos.
Excelentes sus apreciaciones Señor Ulloa… la verdad a pelo. Ojala los de la oposicion sean concientes de esta verdad que nos arropa en Honduras y se den al Pueblo. Que no anden con sus yoyos infinitos… Simplemente entre TODOS y con verdadero deseo de un cambio para el bienestar comun podemos triunfar… Que se pongan vivos los de la oposicion (TODOS)
LOL. Usastes mi termino de antaño – el de «Mayoria Silenciosa» Moises. Para reforzar lo que has excelentemente has dicho aqui en este espacio, cito de uno de esas columnas:
[Quiero finalizar compartiendo este tweet que para mí refleja el pensar típico de la ‘Mayoría Silenciosa’ hondureña: “La oposición política no es un solo partido político, y tampoco son solo los partidos. Miles de ciudadanos sin afiliación partidaria hacen la diferencia en elecciones generales. Mientras los «liderazgos» se atacan, y otros pactan a escondidas, el ciudadano sigue sufriendo. @RafaJerezHn» Solo es cuestión de despertar. Para eso tienen que creer que los que estan en el poder los quieren divididos: POR RAZA, POR CLASE, POR RELIGIÓN, POR AFILIACIÓN POLÍTICA – COMO SERES HUMANOS. Tienen que creer que DIVIDIDOS son DÉBILES. JUNTOS son FUERTES. Deben tener fe en la humanidad – y fe en sí mismos.]
Muy buen análisis hecho en donde el periodista en un mensaje subliminal, hace una radiografía de todo lo que ha sucedido en América Latina, dónde el peor enemigo, es el Hipopótamo que se ha reproducido y que lo inició Pablo Escobar allá en Colombia.
Su analisis de la situacion geopolitica de nuestra nacion esta fundamentada en realidades del secuestro de nuestra poblacion por partidos politicos que solo les interesa llegar al podet para manipular lar leyes a su beneficio y proteccion del crimen organizado, pero el pueblo tiene la culpa por no saber escoger las sutoridades que nos gobiernen con perfil intachable pueblo despierta de ese letargo en que te encuentras
Muy bien señor es usted muy sutil al precentar tan ilustrativa realidad politica lo sucedido en la corte de Nueva york marca una diferencia de un antes a un despues por que hoy todos estos hipopotamos estan bajo la lupa de la justicia de EEUU lo que supone un nuevo comienzo para el ciudadano comun que anela vivir viviendo con tan solo un poco de paz . Que muy pronto creo llegaremos a tener por que es justo y la mayoria de hondureños necesitamos. Por una honduras mejor que la justicia caiga donde tenga que caer.