“Las viejas horas vuelven, encienden los caminos de la sangre, y me enseñan tus huesos inundados de espanto”
Rebeca Becerra/Las viejas horas
Por: MADJ
Los asesinatos de cuatro estudiantes, dos militantes activos del Partido Libre y el secuestro y tortura de un dirigente magisterial en una misma semana, evidencian de manera contundente que en Honduras las tarántulas nunca se han ido y continúan atacando.
Cifras del Observatorio de Violencia de la UNAH afirman que al menos 1,522 estudiantes de todos los grados educativos han sido asesinados en Honduras entre enero de 2010 y marzo de 2018. Del total 226 eran universitarios, 121 de la UNAH, quienes han sido clave en la movilización social en el país. Un alto porcentaje de las víctimas han aparecido en sacos o bolsas plásticas, amarrados con sogas o envueltas en sábanas y señales de violencia sexual. Estos crímenes observan el mismo patrón y el 96 por ciento continúa en impunidad.
Este mismo mecanismo es el utilizado en contra de liderazgos sociales de pueblos y comunidades en el país que defienden sus territorios de la amenaza del extractivismo y que al mismo tiempo rechazan rotundamente a la narcodictadura. Durante el 2019 tres líderes tolupanes y 16 garífunas, 6 de estas mujeres, han sido asesinados en Honduras.
Sumado a esto, los asesinatos realizados en las cárceles de máxima seguridad, La Tolva y El Pozo, demostraron que en el centro penitenciario no existe tal inversión en máxima seguridad y que la integridad de las/os internos está en manos de la criminalidad organizada de la cual forman parte las autoridades penitenciarias.
La filtración de vídeo cumple la conocida función de la actividad de las tarántulas; generar miedo y terror al mejor estilo de las narco producciones y de películas de las épocas oscuras para los países del continente. Es claro, se trata de la puesta en marcha de una maquinaria de la muerte y de terror cuyo objetivo, al igual que en tiempos pasados sigue siendo “limpiar” a la sociedad hondureña de los enemigos internos que pongan en precario los intereses de la narcodictadura descubierta y acorralada.
Su respuesta violenta está siendo proporcional a lo amenazados que se encuentran y a la urgencia de profundizar y justificar la militarización que les asegure brindar continuidad a su narcoactividad y eliminar toda evidencia que les involucre. Pero su estrategia no sirve más con la población hondureña que sabe sobradamente por su memoria histórica que estos crímenes no son aislados, sino que forman parte de la actividad de escuadrones de la muerte que hace años dejaron de ser clandestinos.
Frente a esto, desde el MADJ llamamos nuevamente a la resistencia organizada como única manera de reducir riesgos latentes. Una organización que nos permita también la autodefensa, solidaridad y el cuidado entre compañeras, compañeros y compañeres. Cuidado y solidaridad de organización a organización que nos permita romper con el acostumbrado sálvese quien pueda y con los reiterados y extemporáneos lamentos, desde el MADJ insistimos que organización es humanidad, prevención y deber de pensar la seguridad desde lo comunitario y apostando la caída de las redes criminales que gobiernan al país y nos asesina, a eso nos comprometemos permanente con quiénes reivindicamos la dignidad y la justicia popular.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
El problema es que tampoco tiene un liderazgo confiable que tenga objetivos claros y propuestas de desarrollo contundentes. Eso, no hay líderes… así seguiremos en el hoyo, más y más profundo…!!!