(Análisis tomado de InSight Crime)
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El creciente rechazo hacia las narcotelenovelas en México con el argumento de que éstas debilitan el tejido social ignora la importancia de los factores que contribuyen al éxito de la narcocultura en el país. InSight Crime analiza dos de las narcotelenovelas más populares en México –El Señor de los Cielos y La Reina del Sur– y examina sus posibles implicaciones sociales y políticas.
A principios de noviembre, el senador Zoé Robledo y la diputada Lía Limón emitieron un comunicado conjunto en el que solicitaban a la Secretaría de Gobernación y al Instituto Federal de Telecomunicaciones no ser tolerantes con los canales de televisión comercial que transmiten “narcotelenovelas” durante la franja familiar. De acuerdo con los funcionarios, la emisión de este tipo de programas en dichos horarios viola la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, ya que el contenido presentado no es apto para el público infantil, porque “promueve la apología a la violencia y [hace] ver el narcotráfico y sus actividades como un modelo de vida aspiracional”.
Los funcionarios añaden que estos programas “debilitan el tejido social de las familias mexicanas”, puesto que, en su opinión, promueven falsos valores y comportamientos que retroalimentan al crimen organizado, por lo que piden que sus horarios de transmisión sean regulados.
Desde septiembre, la organización no gubernamental (ONG) de tintes conservadores “A Favor de lo Mejor» ha expresado preocupaciones sobre las narcotelenovelas al impulsar una campaña que promueve la clasificación de estos programas como tipo “D”, lo que implica que se deben transmitir hasta después de la medianoche. La ONG afirma que las narcoseries pueden hacer un grave daño a la población de un país en donde la penetración de la televisión es de 81 por ciento, ya que la exponen continuamente a temas de violencia y crimen.
Las propuestas para regular la narcocultura no son algo nuevo. Los narco-corridos también han causado mucha polémica en México debido a que su contenido musical hace referencia al negocio de drogas y a que pueden llegar ser contratados por los mismos capos. Por esta razón, en varios estados del país se ha implementado algún tipo de censura en contra de este género musical.
El que la transmisión de narcotelenovelas durante horario familiar vaya contra la ley o no depende de las autoridades competentes. Sin embargo, vale la pena señalar que el argumento de que estos programas debilitan el tejido social al hacer apología del narcotráfico parece restarle importancia al contexto en el que emergen y a las razones por las cuales tienen tanto éxito.
“El problema no es verlo en la televisión, el problema es verlo en la calle.”
Miguel Cabañas, profesor asociado de Michigan State University, quien estudia la representación del narcotráfico en la cultura popular, sostuvo en una entrevista con InSight Crime que lo que están haciendo los funcionarios y los activistas es darle un único significado a la cultura popular, mientras que en realidad ésta es mucho más compleja y se presta a múltiples interpretaciones. Añadió que la criminalización de la narcocultura es una manera de redirigir el debate sobre la persistencia del crimen organizado.
“Si lo pensamos de esa manera, nos damos cuenta de que están redirigiendo el debate hacia la producción cultural en vez de que éste sea sobre la corrupción en el país o los problemas en la justicia,” afirmó Cabañas. “El problema no es verlo en la televisión, el problema es verlo en la calle.”
La producción cultural sobre el narco no surge de manera aislada, sino que viene de una inquietud por parte de la gente de entender la situación de crimen organizado en el país. Como dice Cabañas, los medios de comunicación convencionales y las instituciones no siempre ofrecen respuestas completas a lo que está sucediendo. La narcotelenovela es, por ende, una vía más de debate.
“Muchas de estas producciones tienen implícita una crítica. Hay algunas que son históricas y son combinadas con elementos ficticios. A la gente eso le atrae porque lo que no ven es que el gobierno y las instituciones les estén dando una respuesta sobre lo que es este fenómeno [la situación de ilegalidad]. Por tanto, necesitan de alguna manera explorar esas ideas a través de estos personajes.”
A continuación, InSight Crime presenta un análisis de dos de las narcotelenovelas más populares en México y expone algunas interpretaciones alternativas.
El Señor de los Cielos
Esta producción de Telemundo goza de gran popularidad no solo en México, sino también entre la audiencia hispana en general. La serie narra la historia de un personaje ficticio, Aurelio Casillas, quien –al menos en la primera temporada– representa a Amado Carrillo Fuentes, antiguo líder del Cartel de Juárez. El verdadero “Señor de los Cielos” presuntamente murió durante una cirugía plástica en 1997. Sin embargo, en la serie éste sobrevive y comienza una agresiva expansión dentro del mercado internacional de drogas. Conforme avanza la historia, el personaje principal se ve inmerso en diferentes conflictos con carteles mexicanos y colombianos, la Administración para el Control de las Drogas (DEA por sus iniciales en inglés) y el gobierno mexicano. La serie también muestra cómo Aurelio Casillas hace diferentes pactos y alianzas con estos actores, lo que resalta la fluidez entre los diferentes grupos criminales y sus presuntos vínculos con las élites políticas.
Si bien el argumento propuesto por los funcionarios y la ONG tiene muchos críticos, es importante mencionar que hasta cierto punto “El Señor de los Cielos” sí le da un aire de invencibilidad a Aurelio Casillas. Existen varias ocasiones en las que este personaje se encuentra al borde de la muerte y el colapso financiero, mientras que en otras pierde seres queridos y se enfrenta a graves enfermedades. Sin embargo, siempre encuentra la forma de superar los obstáculos y regresar más fuerte que nunca. Por ejemplo, en la última temporada llega a tener tanta influencia como para nombrar a secretarios de estado y al mismo presidente. Asimismo, el estilo de vida de este personaje está lleno de lujos, amoríos y poder.
No obstante, más allá de los elementos dramáticos, la telenovela puede llegar a ser ilustrativa, hasta cierto punto, sobre la situación de crimen organizado en la región. En “El Señor de los Cielos” se hace referencia a varios grupos criminales reales y se expone a grandes rasgos cómo se relacionan entre ellos y la manera en la que ejecutan sus negocios. De México, además del Cartel de Juárez (llamado el Cartel de los Casillas en la serie), también se hace referencia al Cartel de Tijuana (ficcionalizado como El Cartel de los Robles), Los Zetas (llamado Los Emes en la telenovela) y parece haber una representación de Joaquín “El Chapo” Guzmán por medio del personaje Chema Venegas. También hacen parte de la historia otros actores criminales de la región, como las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), el Cartel del Norte del Valle, las pandillas centroamericanas y el Cartel de los Soles de Venezuela.
Otro aspecto importante es que la telenovela hace una crítica a la corrupción en el gobierno mexicano al ficcionalizar a funcionarios reales. Se intenta mostrar cómo éstos forman parte de la situación de ilegalidad y cómo algunos han permitido que el narcotráfico exista y se mantenga. Desde casos históricos de enriquecimiento ilícito de élites políticas como el de Raúl Salinas, hermano del expresidente Carlos Salinas, y el de la expresidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, hasta escándalos de corrupción más recientes como el de la «Casa Blanca», que implicó al presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa.
Además de los ejemplos de corrupción, la serie aborda polémicos asesinatos, algunos de los cuales han sido considerados crímenes de estado o han estado ligados al crimen organizado, como el misterioso homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas en Guadalajara en 1993; el asesinato del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio, en 1994; y la desaparición de los 43 estudantes de Ayotzinapa en 2014, con el que también muestran la complicidad de ciertos funcionarios del gobierno con los grupos criminales –cabe mencionar que en la telenovela este caso ocurre en Michoacán y no en Guerrero–.
Todos los ejemplos mencionados tienen en común que en la vida real no tuvieron una resolución transparente. En algunos casos los acusados han sido absueltos de sus cargos penales o incluso han quedado en la impunidad. Por tanto, su representación en la cultura popular –de alcance masivo– puede resultar atractiva para una audiencia que busca respuestas o una interpretación de los hechos, además de que son un recordatorio de la existencia de este tipo de corrupción en el gobierno.
Epigmenio Ibarra, productor de “El Señor de los Cielos”, ha definido su trabajo de las críticas manifestando que la serie refleja la realidad al contar sobre la corrupción existente en el gobierno, la cual considera que es el problema central del narcotráfico.
Sin embargo, esto no significa que “El Señor de los Cielos” deba tomarse como un documental, ya que por su carácter dramático la representación de estos personajes no es del todo fidedigna y la historia no deja de ser ficción. Aun así, vale la pena recalcar que la telenovela tiene un objetivo más profundo que simplemente hacer apología del narcotráfico.
La Reina del Sur
Esta telenovela está basada en la novela con el mismo nombre del escritor español Arturo Pérez-Reverte. Cuenta la historia de Teresa Mendoza, una mujer de Sinaloa que creció en circunstancias donde el abuso, el maltrato, la pobreza y el delito eran parte de su vida diaria. Después del asesinato de su novio narcotraficante –quien al final resulta ser un agente de policía encubierto– es obligada a huir para salvar su vida. Termina asentándose en Melilla, España, donde con tal de sobrevivir tiene que empezar a relacionarse con contrabandistas e incluso llega a tener contacto con la mafia rusa.
Teresa no es un personaje ambicioso ni tiene inclinación hacia el delito. Sin embargo, debido a las circunstancias que se le van presentando se adentra cada vez más en el crimen organizado, escalando y triunfando en su carrera criminal sin irlo buscando, pero sin esquivarlo.
Teresa se encuentra por diversas razones, algunas fuera de su control, atrapada en la encrucijada de la legalidad y la ilegalidad.
El personaje de Teresa pasa inicialmente por varias situaciones difíciles: no tiene dinero, pierde a seres queridos, es abusada, maltratada y no cuenta con muchas opciones para defenderse, por lo que para sobrevivir es obligada a pasar a la ilegalidad. Esto puede crear un sentimiento de empatía y compasión hacia ella por parte de la audiencia, a pesar de que sea una criminal. En ese aspecto, “La Reina del Sur” humaniza a la protagonista, mostrando un discurso alternativo al que se aprecia normalmente en los medios de comunicación.
De la misma manera, la telenovela ofrece una perspectiva alterna al debate oficial de “los buenos contra los malos”. Teresa, junto con otros personajes, se encuentra por diversas razones, algunas fuera de su control, atrapada en la encrucijada de la legalidad y la ilegalidad. Esto sugiere que existe una dinámica mucho más compleja entre estos conceptos que una simple dicotomía entre “lo bueno” y “lo malo”.
Un ejemplo de esta dinámica en la realidad del país es la falta de movilidad social a la que se enfrentan muchos ciudadanos. De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el 48 por ciento de los mexicanos perteneciente al quintil más bajo de la población no presentan ningún movimiento social a lo largo de sus vidas. En un país con estas limitantes, el narcotráfico puede ser visto como uno de los pocos factores funcionales de ascenso social.
Teresa, al venir de un entorno relativamente marginado, presenta una realidad que es ajena para muchos, en el sentido de que muestra las difíciles circunstancias por las que a veces se llega a tener contacto con el crimen organizado. Esto le ofrece a la audiencia una perspectiva que resalta la complejidad del narcotráfico en México y cómo podría llegar a ser simplista categorizar de la misma forma a todos los que entran a este medio.
A simple vista, podría decirse que esta narrativa hace ver el narcotráfico como algo aceptable. Sin embargo, al mismo tiempo la telenovela parece hacer una crítica a lo dura y difícil que puede llegar a ser la vida de la gente involucrada en el tráfico de drogas, por lo que no la pinta como algo aspiracional. También refuerza la idea de que una vez dentro de este negocio, no es fácil salir. En la telenovela solo se logra salir por medio de la muerte o, como en el caso de Teresa, desapareciendo.
Aunque no aborda casos históricos, “La Reina del Sur” es a grandes rasgos una reflexión de la realidad, ya que cuenta una historia desde la perspectiva de un personaje que por circunstancias difíciles llegó a involucrarse en el negocio de drogas. Al igual que en el caso del “El Señor de los Cielos”, interpretar esta telenovela únicamente como una apología al narcotráfico podría oscurecer algunos de sus mensajes más profundos.
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