Por: Edgar Soriano Ortiz
La crisis política del tradicionalismo político en manos de elites cerriles –matizada entre lo urbano y la ruralidad colonial- ha expuesto las relaciones socio-políticas en los últimos 7 años a una estratagema liderada por la intervención externa y con variables adaptadas por la coyuntura.
Desde los “Acuerdos de Cartagena” pasando por la neutralización electoral (mediante el fraude) y llegando al complot mediático “anti-corrupción” las elites ha estado a prueba de fuego frente a la poderosa maquinaria del dominio internacional.
¿Qué sucedió en el contexto post elecciones de 2013? Las respuestas se pueden rastrear en los desacuerdos y acuerdos entre elites por mantener un orden histórico de dominio cuasi-feudal frente a una población marginal sumergida en la violenta miseria y sus clases “medias” descontentas por la deprimida economía.
El descontento de la población y la ingobernabilidad en temas de seguridad integral de la ciudadanía le dio un giro a una presión que paulatinamente venía gestándose desde Washington y la “cooperación” externa. Dicha presión se manifestó mediante extradiciones y el inicio de un montaje mediático con ingredientes “lobistas” a fin de presionar a JOH y la búsqueda de neutralizar el proyecto “nacional” de LIBRE y aliados.
El plantear que la única solución es combatir la corrupción impulsada por la prensa corporativa, incluyendo CNN, fue un canal para que cientos de miles de pobladores salieran a protestar a la calles, principalmente en áreas urbanas. Cuando cientos miles de personas salían a las calles a mediados de 2015 la estrategia de neutralizar una posible insurrección ciudadana similar a la del 2009 lanzó la carrera de un grupo de personas organizadas en un pequeño grupo (Oposición Indignada) con asesoramiento de ONG´s y grupos políticos de elite cerrando las puertas a un enfrentamiento más sólido contra el régimen político. Surgen nuevas preguntas, que pretendía la intervención de las fuerzas “supranacionales” al “lazar la piedra y luego esconder la mano”.
Se puede buscar una respuesta con cierta claridad, se buscaba debilitar la concentración de fuerza institucional reeleccionista, pero pienso que hay un objetivo más sólido, el desarticular un posible proyecto de defensa de los recursos territoriales impulsado por la resistencia frente al camino de profundización del modelo neoliberal.
En otras palabras la lógica sistémica operativizada por el modelo neoliberal que con fuerzas impositivas externas prepararan el camino para garantizar el experimento de las “ciudades modelo” con alcances de extrativismo y explotación laboral es un hecho de fondo en el futuro inmediato bajo la supervisión del FMI y similares.
En conclusión la MACCIH no es más que una estrategia de “acuerdos” liderada por consultores y diplomáticos que junto a sus interlocutores internos, miembros del partido Nacional, buscan un arreglo a la “crisis”. Pese a estas presiones el partido Nacional con una sagaz fraudulencia saqueadora y servil a los mandatos de la inversión externa se mantiene con una fuerza política capaz de seguir controlado los destinos de la nación.
La MACCIH es un espacio de “cabidas” selectas, monitoreo, escarmientos y “arreglos” para superar lo que ellos llaman la crisis de la “corrupción institucional”. Pero más allá de estos espejismos hay una nación en creciente descontento y desesperación que con dosis mediáticas no aplacará su desconcierto en un caos de miedo e incertidumbre…
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas