Familias sobreviven entre escombros y promesas incumplidas, mientras las lluvias y los deslizamientos reactivan el miedo y la urgencia de reubicación en zonas declaradas no habitables desde hace 23 años.
Tegucigalpa Honduras. – Las lluvias que han caído en los últimos días sobre Honduras, principalmente en Tegucigalpa y Comayagüela, han dejado tras de sí una nueva estela de destrucción: casas derrumbadas, inundaciones, deslizamientos de tierra, activación de fallas geológicas, socavones, daños estructurales y muerte que se repiten como una herida abierta en el mapa urbano de la capital de este país centroamericano.
La noche del jueves, la lluvia no cesaba y el suelo parecía resquebrajarse con un suspiro cansado. “Solo tronaba”, comenta Alba en el barrio El Reparto por Abajo, donde los vestigios del deslizamiento de tierra que arrasó la vecina colonia La Guillén, en septiembre de 2022, volvieron a extenderse en esta zona enclavada en un cerro, como muchos existentes en la capital, donde al menos ocho viviendas quedaron soterradas; otras, inclinadas al borde de otras casas.
Entre los escombros, los vecinos observaban cómo los escombros se mezclaban con los restos de su vida cotidiana: colchones, juguetes, documentos, lámparas, fotos, electrodomésticos, entre otros enseres.
Alejandro Rodríguez, uno de los afectados, relató a Criterio.hn que la falla no es nueva. “Tiene más de 35 años. Se activó en 2012, luego en 2022, y ahora otra vez en 2025. Lastimosamente se perdió todo”, dice el joven de 28 años, quien comparte el techo —ahora soterrado— con ocho familiares y sus mascotas.

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“NO HICIERON NADA”
El la zona, entre el asombro de las casas derrumbadas, camiones, soldados, personal de la Cruz Roja y vecinos sacaban de las casas aledañas las pertenencias de quienes están desalojando en un intento por salvar sus vidas ante la amenaza de más deslizamientos.
Alejandro Rodríguez denuncia que, pese al historial de vulnerabilidad, no hubo alertas preventivas por parte de las autoridades municipales. “Nos dijeron que había licitaciones desde 2022 para obras de mitigación, pero no se hizo nada. Esperaron a que se cayera otra vez para venir. Son promesas que se quedaron en el olvido”, lamenta.

Según su testimonio, incluso el jueves por la tarde, funcionarios municipales les aseguraron que no habría deslizamientos. “No nos dijeron ‘desalojen’, lo hicimos por decisión propia. Nos tuvieron engañados. Este problema se podía evitar. Es desesperante, decepcionante y triste”, añadió.
Sentado en una acera, Óscar Sierra, miraba el cerro de escombros que cubre las casas de sus vecinos. Con preocupación relata que solo está esperando el camión en el que llevarán sus pertenencias, pero eso no es todo, la incertidumbre de no tener un lugar seguro y de tener que buscar una casa en alquiler, lo invaden. “De dónde vamos a sacar dinero para pagar alquiler, si aquí piden mes adelantado y depósito. Uno está en casita tranquilo y no se espera esto”.

Metros más arriba, en La Guillén, Paola Salgado, al borde de los escombros, relató a Criterio.hn que únicamente pusieron láminas para evitar el paso, y en la parte de abajo, solo pusieron plásticos. Para ella, el principal problema fue que no hicieron las obras de mitigación que requería. “Es una injusticia, después de tres años no vinieron a recoger los escombros ni hicieron los muros que prometieron”.

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ADVERTENCIA IGNORADA
Veintitrés años antes de estos nuevos deslizamientos, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) ya había advertido que El Reparto, La Guillén y El Berrinche eran zonas no habitables debido a su alta vulnerabilidad geológica. En su “Estudio sobre el Control de Inundaciones y la Prevención de Deslizamientos de Tierra en el Área Metropolitana de Tegucigalpa” (2001–2002), –realizado después del paso del huracán Mitch en 1998— JICA destacó que estas áreas debían ser priorizadas para reubicación y obras de mitigación urgentes, ante el riesgo de colapso incluso bajo lluvias moderadas.
El informe japonés, retomado por investigaciones locales, años después, concluyó que la combinación de suelos inestables, deforestación urbana y ausencia de drenajes pluviales hacía imposible garantizar la estabilidad de estas colonias. En 2011, un nuevo levantamiento técnico colocó a El Reparto y La Guillén entre las 31 zonas de riesgo extremo del Distrito Central, donde debía prohibirse la construcción de viviendas y planificarse la evacuación progresiva de los residentes.
Pese a las alertas científicas, miles de familias siguen viviendo en laderas que JICA clasificó, hace dos décadas, como “inhabitables y en peligro permanente”, mientras las lluvias siguen cayendo con intensidad creciente cada temporada.

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PROMESAS ENTRE EL POLVO DE UNA URBANIZACIÓN INCONCLUSA
Tras el deslizamiento en la colonia La Guillén, ocurrido en septiembre de 2022 y que afectó al menos 180 viviendas, el alcalde del Distrito Central, Jorge Aldana, prometió ejecutar obras de mitigación y construir un proyecto habitacional para reubicar a las familias damnificadas. Así nació la Villa Solidaridad, una urbanización planificada en el kilómetro 9 sobre la carretera que conduce al departamento de Olancho. Esta obra, en su primera fase, contempla un contrato con una empresa constructora por más de 117 millones de lempiras, financiada entre la Alcaldía Municipal, el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) y Convivienda.
Según el contrato, suscrito en junio de 2023, la intención era entregar, en un periodo de diez meses, más de 100 viviendas dignas con servicios básicos completos: agua potable, energía, planta de tratamiento y calles pavimentadas. Sin embargo, a más de dos años, el terreno donde se levantaría la nueva urbanización muestra una realidad distinta.
Durante una visita realizada este viernes por Criterio.hn, se constató que el proyecto luce abandonado: solo dos casas modelo están terminadas, varios muros de contención quedaron a medio construir y unas 20 viviendas presentan únicamente paredes levantadas. A los costados, maleza crecida y dos maquinarias inmóviles completan la estampa de una obra detenida prevista para construirse en dos etapas.

El contrato para la construcción del Proyecto Habitacional Villa Solidaridad, primera etapa, fue adjudicado por la Alcaldía Municipal del Distrito Central a la empresa Compañía de Infraestructura e Inversiones Nacionales S. de R.L. (CIIN), representada legalmente por Wilfredo Zelaya Ordóñez. Según el documento oficial, la obra debía ejecutarse en un plazo de 10 meses calendario a partir de la orden de inicio, con un monto total de 117,929,202.60 lempiras. El acuerdo estipula que, en caso de incumplimiento o retraso en el plazo de entrega, se cobraría una multa diaria de 0.36% del saldo del contrato hasta alcanzar un máximo del 15% como indemnización por daños y perjuicios.
Además, la Alcaldía adjudicó un contrato para supervisión de la obra a la empresa Geoconsult S. de R.L. de C.V., representada por Raúl Armando Flores Guillén, para la supervisión técnica, legal y financiera de la construcción del referido proyecto habitacional. Este acuerdo se celebró mediante una contratación directa de emergencia (CDE-002-AMDC-038-2023), autorizada tras el deslizamiento de tierra en la colonia La Guillén, y estableció un plazo de ejecución de 330 días calendario y un monto total de 13,737,328.61 lempiras.

En junio de 2024 la municipalidad informó que el avance físico del proyecto era de un 30%. En esa misma fecha, en una visita de supervisión, el alcalde, Jorge Aldana, aseguró: “Vamos ir entregando parcialmente las viviendas que vayan siendo construidas, nos aseguramos que reciban viviendas seguras, dignas y donde no van a tener que sufrir lo que ya pasaron en La Guillén, es una urbanización con todos los servicios que les va a dar a ellos una oportunidad de rehacer sus vidas de manera digna y correcta”.
Mientras tanto, muchas de las familias que perdieron sus casas en La Guillén siguen sin reubicación definitiva. Algunas se mantienen alquilando con recursos propios, otras regresaron —con miedo— a las zonas inestables donde antes vivían, esperando que la siguiente lluvia no termine por arrastrarlo todo. De momento, no se ha anunciado si las familias afectadas en El Reparto por Abajo serán reubicadas en esta misma zona.
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EMERGENCIA POR LLUVIAS
La vulnerabilidad del Distrito Central ante eventos climáticos extremos ha sido evidente; la misma noche del deslizamiento en El Reparto, se registraron inundaciones, en otras zonas de la capital, como en las colonias Smith y Ramon Amaya Amador, de Comayagüela, donde perdió la vida Luz Elena Triminio, de 32 años.
Otro de los lugares afectados por el desborde de una quebrada fue la aldea de Rio Abajo, localizada a 11 kilómetros de la capital. Criterio.hn fue hasta zona en donde varios vehículos fueron arrastrados por la corriente y hasta ayer en horas de la tarde permanecían en los bajos de un pequeño puente que conecta otra parte de la aldea.
“Daba miedo, solo veíamos el agua como se salía de la quebrada”, relató Lidia Ramírez, mientras nos mostraba un vehículo que había quedado en el tronco de un árbol con las llantas hacia arriba. De acuerdo con su testimonio más de 20 vehículos que estaban en un taller mecánico de la zona fueron arrastrados.

La inundación ocasionada por la quebrada, que pasa por la aldea de Río Abajo, afectó al menos 20 viviendas. (Foto: Criterio.hn-Guillermo Burgos).
La Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) extendió la alerta roja para el Distrito Central y otros tres municipios del departamento de Francisco Morazán, zona central de Honduras, debido a las persistentes lluvias provocadas por una vaguada en superficie que mantiene inestable gran parte del país.
El ente gubernamental, también amplió la alerta amarilla para nueve departamentos —Choluteca, Valle, Comayagua, La Paz, Intibucá, Lempira, Ocotepeque, El Paraíso y el resto de Francisco Morazán—, mientras se mantiene la alerta verde en Copán, Santa Bárbara, y Olancho, incluyendo la misma medida en los municipios aledaños al río Ulúa, como Pimienta, Villanueva, Potrerillos y San Manuel, en el departamento de Cortés, donde el nivel del agua continúa elevándose.

En paralelo, el Gobierno encabezado por la presidenta Xiomara Castro asignó 500 millones de lempiras para atender la emergencia nacional. Según el decreto de emergencia, los fondos serán reglamentados por la Secretaría de Finanzas mediante un decreto ejecutivo (PCM) y deberán destinarse a actividades de salvamento, reconstrucción y ayuda humanitaria, con informes detallados de gastos y daños presentados por cada municipio junto a la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), con la promesa de priorizar la transparencia y eficiencia en su ejecución.
En la capital, el alcalde municipal, Jorge Aldana, reporta daños por más de 350 millones de lempiras solo en septiembre y octubre, sin contar las pérdidas registradas en las últimas horas en las colonias y aldeas del municipio.
Asimismo, se estima más de mil personas damnificadas y se ha anunciado la disposición de 23 albergues.

Copeco, por su parte, señala que nacionalmente ya suman 5,954 familias afectadas, 2,033 viviendas dañadas, 360 personas evacuadas y 15 fallecidas a causa de las lluvias recientes.





