Por: Redacción CRITERIO.HN
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Tegucigalpa.- El mandatario hondureño Juan Hernández volvió a rechazar este miércoles “los falsos testimonios de los más viciosos asesinos y narcotraficantes” que lo vinculan con el narcotráfico, a la vez que arremetió contra los fiscales de Nueva York y los medios de comunicación que publican a grandes titulares “las evidentes mentiras de los narcos”.
La comparecencia tuvo lugar en Casa Presidencial, sin lugar a preguntas, dos días después de la condena de culpabilidad contra el narcotraficante Geovanny Fuentes y a menos de una semana para que Estados Unidos publique la lista Engels el próximo martes, cuando también se conocerá la sentencia contra su hermano Antonio Hernández.
Con expresión adusta, el gobernante dio lectura al libreto de su defensa, el cual hizo acompañar de un enorme bastidor de metal con una pantalla gigante que proyectaba datos de las “fuertes y efectivas acciones contra los narcos” realizadas en su gestión y que permitieron “una reducción histórica del 95 por ciento del paso de la droga por Honduras”. Una cifra que repitió al menos cuatro veces durante su discurso.
“El riesgo es que, si dejan que esta situación perversa continúe en Nueva York de esa manera, tan alejada de la realidad, (…) cualquier socio de Estados Unidos perderá la confianza” dijo Hernández.
Lo anterior debido a que hay “múltiples países en este hemisferio y tal vez algunos fuera del hemisferio que no podrían cooperar con Estados Unidos de la misma manera si Washington deja que algunos fiscales de Nueva York se comporten en contra de la verdad o de la lógica”.
No obstante, “afortunadamente, creo podemos decir con cierto grado de confianza que las mentiras son tan evidentes (…) que todo esto se va a desmoronar” porque hay informes de Estados Unidos sobre los “éxitos extraordinarios” de Honduras en la lucha contra el narcotráfico que los países “nos preguntan cómo logramos esos resultados tan notables”, aseguró.
Esos países, “saben cómo lo logramos: extradición, Policía Militar, nuevas cárceles, confiscación de bienes, depuración de la Policía Nacional, transformación de la Policía nacional, tasa de seguridad, cooperación internacional, entre otros”, enumeró.
Insistió en que la confianza y seguridad en la “integridad del sistema” se perdería “a los ojos de muchos países de todo el mundo si ven que Washington está dando recompensas a los falsos testimonios de los más viciosos asesinos y narcotraficantes”, entonces “no es una cosa sostenida para ellos ir en esa dirección”, por lo que “mirarán de cerca y separarán los hechos de las mentiras”.
Ningún gobierno quiere asumir la responsabilidad “que supone confiar en testimonios obviamente falsos de narcotraficantes y asesinos confesos y mucho menos cuando eso llevaría al colapso silencioso de un sistema de cooperación internacional que en el caso de Honduras y otros países aliados han sido tan eficaces en la lucha contra las drogas”, repitió.
En Honduras, dijo Hernández, “sabemos quién es quién, aquí nos conocemos todos, las mentiras que se dicen en Nueva York son mentiras evidentes”.
Esos falsos testimonios afirman que “uso palabras que nunca uso, que dije (un) tipo de cosas que nunca digo y que realicé acciones que son contrario de lo que realmente soy, con sus testimonios están creando una falsa caricatura de una persona que no existe”, agregó.
Hernández también enfiló contra algunos medios de comunicación ya que “si salieren los titulares como deberían, el mundo sabría lo que algunos de ustedes ya saben, que Honduras bajo nuestro liderazgo ha tenido los mejores resultados en la guerra contra las drogas que cualquier otro país de la región”.
No obstante, “por alguna razón algunos medios de comunicación mantienen en secreto que Honduras ha tenido un éxito sin precedentes en la lucha contra el narcotráfico, mientras que las evidentes mentiras de los narcos obtienen los grandes titulares”.
Ya al final de su discurso, aseguró que la prueba más poderosa “de que los narcos están mintiendo” son las grabaciones de las conversaciones de 2013 en las que “dejan claro que no tenían ninguna relación conmigo y que no habían encontrado forma de influir o intimidar tanto así que conversaron sobre la forma de quitarme la vida”.
