Por: Luis Méndez
La abrumadora victoria político-electoral del 28 de noviembre del 2021, (después de 12 años grises de narco dictadura), ha venido a resignificar el sentido de lo político, y de la política como un hecho histórico que marcará un antes y un después de LIBRE y la presidenta electa, Xiomara Castro en el poder del Gobierno.
Las discusiones fundacionales del Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP (2009, 2010, 2011), sobre la ruptura de la institucionalidad del Estado y la urgente necesidad de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente popular, originaria y refundacional ha sido y seguirá siendo una tarea pendiente. Si bien es cierto, la exigencia de una constituyente pasa por un marco normativo – legal; emanado del ejecutivo y legislativo, pero en esencia es una demanda ciudadana no resuelta, y que en esta nueva etapa de concretizarse puede significar un avance cualitativo para el proyecto de la refundación de la patria, y también un avance de las fuerzas populares en acenso, o seguiremos bajo el acecho y control de los grupos de poder que históricamente han capturado el Estado; grupos que seguirán negando los procesos de consultas ciudadanas, mismas que quedaron establecidas en el Acuerdo de Cartagena, que en su numeral siete establece:
«Reiterar que la reforma al Artículo 5 de la Constitución hondureña regula la convocatoria de plebiscitos con procedimientos claramente establecidos, lo cual permite la posibilidad para que el pueblo pueda ser consultado»…y más adelante continúa citando: «Por lo tanto, la solicitud que el Ex Presidente Zelaya ha manifestado de convocar una Asamblea Nacional Constituyente se enmarcará en estos mecanismos de consulta»
Los amplios y acalorados debates sobre la toma del poder y la construcción de poder popular; propuestas, ideas y contradicciones abundaron en los procesos asamblearios locales, regionales y nacionales de aquella etapa fundacional del FNRP, (si una constituyente derivada o una constituyente refundacional), procesos asamblearios que con el devenir del tiempo dieron paso a la creación del brazo político del FNRP; Libertad y Refundación LIBRE, y un Movimiento refundacional, REFUNDA donde convergieron movimientos populares, movimientos y partidos de la izquierda; Espacio Refundacional que centró sus esfuerzos organizativos y su plan de lucha en la consolidación de un movimiento nacional, en una plataforma territorial en defensa de los bienes comunes de la naturaleza; en ejercicios orgánicos de auto convocatorias populares por la refundación; ambos movimientos, LIBRE y REFUNDAS surgidos de un gran Frente Nacional de Resistencia Popular, al cual le antecedía la Coordinadora Nacional de Movimientos Populares, CNMP y el Bloque Popular como espacios amplios y unitarios de convergencia del movimiento popular.
Al cierre de un segundo año pandémico, celebramos un 28 noviembre rojo de victoria popular, un nuevo ciclo de poder popular donde las fuerzas aglutinadas en LIBRE, en alianza con Partido de Unificación Democrática, PINU y con un sector centro conservador; el Partido Salvador de Honduras golpearon la médula del bipartidismo representado en el Partido Nacional y en el Partido Liberal.
El voto duro que, contra viento y marea LIBRE ha venido sosteniendo en sus bases, colectivos y coordinaciones departamentales fue fundamental para derrotar a la dictadura. El voto de la juventud se convirtió en un eje fundamental para esta batalla de victoria electoral; el llamado del movimiento popular, organizaciones de sociedad civil y otros actores políticos a perder el miedo, a salir masivamente a los centros de votación y marcar con el voto de la dignidad para liberar la patria secuestrada, sin lugar a dudas tuvo un impacto a favor del proyecto popular representado en Xiomara Castro. El voto de castigo, (liberal y nacionalista), voto negativo en contra del nepotismo, la impunidad y la corrupción terminó catapultando cualquier intención de continuismo, favoreciendo a LIBRE en el ascenso de un proyecto histórico que marca un antes y un después.
Hecho que representa un punto de inflexión de las clases dominantes; con la variable de que no siempre el dinero, el control de los medios de comunicación y la conformación de redes clientelares determinan una victoria electoral; con LIBRE ha quedado de manifiesto que durante el proceso electoral tuvo mayor peso el voto duro, el voto de la dignidad y el voto de castigo, que el voto clientelar. Hecho político que creó las condiciones reales para el acenso y la futura consolidación de un proyecto de poder popular de mayor alcance, donde la toma del poder del gobierno representa apenas un primer paso.
Cuatro años serán apenas el inicio de un proyecto nacido desde las resistencias populares en contra el golpe de Estado del 2009; de las opresiones, el exilio, la persecución y criminalización, del asesinato a lideres sociales y políticos, a defensores de la vida.
En esta etapa, la única reconciliación posible será con nuestros compañeros y compañeras de clase, por las contradicciones internas y apuestas políticas distintas, pero con objetivos estratégicos comunes; pero jamás con los opresores.
En tal sentido, asistimos a un proceso de transición que marca un nuevo ciclo; pasar de una estructura gubernamental criminal controlada por redes de corrupción y de narcotráfico, a un nuevo gobierno que asumirá la responsabilidad y el compromiso superior donde la vida y la persona sean más importantes que el capital y sus formas de acumulación capitalista.
Será una tarea prioritaria la impartición de justicia, no dejar bajo el manto de impunidad a la estructura criminal que adecentó su estrategia de gobierno en el saqueo y criminalización de la población; que crearon un sistema de justicia a su medida, especialmente diseñado para el despojo de los bienes públicos. Personajes que transitaron por 12 años en la zona gris (de lo legal y lo ilegal como bien lo expresaba en su momento, Juan Jiménez Mayor). Un gobierno comprometido a garantizar el respeto y castigo a violadores de los derechos humanos de la población, tal como lo estable el acuerdo de Cartagena en su numeral cinco:
«Velar de manera especial por el cumplimiento de la Constitución de la República en lo referente a las garantías de respeto y protección de los derechos humanos».
En esta nueva etapa será importante tener claridad estratégica, estar avisados que sin conciencia política no se avanza, y que obtener el poder del gobierno no significa intrínsecamente acceder al poder político y económico del país. Será un avance significativo que la militancia de LIBRE y del movimiento popular, asumir que la toma del poder del gobierno representa solo un primer paso de un proyecto en acenso que va más allá del 2025.
En ese sentido, damos por hecho de que las relaciones de poder a partir de las elecciones de noviembre del 2021 han posibilitado un salto cualitativo en términos de la correlación de fuerzas frente a los grupos hegemónicos, entramos a un nuevo ciclo de esperanza y de transformaciones; no es nada menor tener el control del ejecutivo, más de cincuenta diputaciones en el Congreso Nacional, el control de las principales Alcaldías del país. Pero el poder, el verdadero poder real está entronizado en una dimensión fáctica de mayores dimensiones, y allí también más temprano que tarde habrá que dar la batalla; llegará el momento de esa lucha de contrapoder; de confrontar y destruir esos poderes, con la mayor correlación de fuerzas posibles, no solo en el plano de lo institucional sino con el poder que emerja de las fuerzas populares de abajo y a la izquierda.
El primer paso se ha dado, acceder al control del Gobierno. En estas nuevas condiciones será importante centrar la mirada en el proyecto político partidario como identidad de fuerzas aglutinantes, convocantes de ideas y de propuestas. En otro contexto el fortalecimiento de un movimiento popular unitario y autónomo; aliado estratégico de un nuevo gobierno en el poder, pero con autodeterminación e independencia; ambos preparándose para un periodo prolongado de transiciones transformadoras, revolucionarias que trasciendan los cuatro años de gobierno; avanzar en altos niveles de conciencia política ideológica, en lucha de clases y en la organización unitaria de todos los sectores populares y avanzar hacia la verdadera toma del poder.
Estos primeros cuatro años de Gobierno de la Presidenta Xiomara Castro serán el preámbulo de un proyecto popular prolongado, un campo de disputa frente a quienes sostienen los hilos de esos poderes fácticos que controlan los medios de producción, comunicación, sectores académicos que operan en la opacidad y otros sectores que históricamente se han alineado a los intereses empresariales, transnacionales y multinacionales; es un tiempo donde los intereses geopolíticos de EEUU en Honduras y en la región se pondrán en juego.
Por tanto, asistimos a una etapa de acumulación de fuerza, a un nuevo ciclo, a un levante popular cargado de optimismo, alegría, esperanza. Y eso es importante celebrarlo. Dadas las características de la Alianza política partidaria, en el camino aparecerán contradicciones, diferencias por intereses particulares o intereses político ideológicos contrarios al proyecto histórico de la lucha de clases. Contrarrestar cualquier diferencia de clase será una gran tarea, partiendo de la máxima de que en la lucha de clases existen opresores y oprimidos, y el movimiento y el partido en el gobierno tendrá la responsabilidad histórica de estar del lado de los oprimidos, y no del lado de los opresores; luchando por la emancipación de los excluidos. Será la conciencia política ideológica del pueblo organizado que marcará el horizonte.
Tener claridad que un cambio de matriz económica, de un modelo político y económico requerirá de mayores condiciones organizativas, de mayor acumulación de poder y conciencia política; por tanto, los dilemas que se avecinan serán mayores a lo que podamos estar pensando o imaginando para los primeros cuatro años del Gobierno de LIBRE con Xiomara Castro al frente. No bastarán cuatro años para dar el salto cualitativo de las fuerzas populares en acenso. Se deberá avanzar desde dentro del gobierno, desde fuera del gobierno; centro y periferia de la mano hacía el proyecto histórico de poder popular anticapitalista, anti racista, anti patriarcal y anti imperialista.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas