Honduras exalta el 12 de octubre mientras reprime luchas indígenas y garífunas

Mientras en América, los estados conmemoran el Día de la Raza con actos oficiales centrados en Cristóbal Colón, comunidades indígenas y garífunas realizan jornadas culturales y de denuncia para visibilizar el despojo territorial y exigir reconocimiento.

Autoría: Doris Sánchez

Tegucigalpa, Honduras. — Cada 12 de octubre, mientras el Estado hondureño conmemora oficialmente el Día de la Raza exaltando a Cristóbal Colón, los pueblos indígenas y garífunas organizan actos de resistencia cultural en lugares como Trujillo, Colón, y La Esperanza, Intibucá. Estas comunidades, históricamente excluidas, conmemoran la fecha como un espacio para denunciar el despojo territorial, reivindicar su memoria ancestral y exigir justicia. Su lucha, marginada por el discurso oficial, confronta una narrativa que continúa invisibilizando las consecuencias de la colonización y la falta de reconocimiento por parte del Estado.

En Honduras, el 12 de octubre continúa siendo celebrado oficialmente como el Día de la Raza, una conmemoración instaurada en 1914 con un discurso euro-centrista que exalta la figura de Cristóbal Colón sin reconocer el impacto destructivo que la colonización tuvo sobre los pueblos indígenas y garífunas.

En 2020, durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, México cambió la denominación del 12 de octubre a Día de la Nación Pluricultural, con el propósito de dejar a un lado el festejo al sometimiento y la eliminación de los pueblos indígenas en América y sus culturas.

Las comunidades garífunas e indígenas han asumido esta fecha como una jornada de resistencia cultural y memoria histórica, transformando la conmemoración oficial en un espacio para reivindicar sus derechos, saberes ancestrales y su autonomía frente a una narrativa oficial que los invisibiliza.

Cada año, mientras el Estado organiza actos cívicos que repiten el relato simplificado del encuentro de dos mundos, en territorios como Trujillo los garífunas realizan rituales y pronunciamientos que denuncian la invasión y el despojo de sus tierras ancestrales.

Los pueblos indígenas (lencas, tolupanes, misquitos, tawahkas, chortis) realizan forosexposiciones y caminatas reivindicativas que visibilizan su historia y su lucha por el reconocimiento, pero estas iniciativas son autogestionadas y reciben poco o ningún apoyo por parte del estado.

De interés:

La coordinadora de la Red de Pueblos Indígenas Ángela Kuk en una conferencia en Voces sobre la mesa detalló que la participación en redes de comunicación y movimientos sociales permite a los pueblos visibilizar sus luchas desde sus propias voces. “Esta experiencia debería ser retomada por los pueblos indígenas en Honduras para fortalecer su presencia y articulación”.

Angela Kuk puntualizó que “hay mecanismos que ya están y hay que utilizarlos, y políticamente el derecho de autodeterminación en formas prácticas es exigir su derecho a existir desde sus prácticas propias”. Esta visión plantea una ruta clara para que los pueblos indígenas en Honduras ejerzan su autodeterminación de manera concreta.

Berta cáceres fot
Berta Cáceres denunció durante décadas el impacto del colonialismo y advirtió sobre la amenaza que significa el neocolonialismo para los pueblos indígenas de Honduras y la sociedad en general. Su asesinato, en 2016, marcó la continuidad de la criminalización de la defensa territorial lenca.

El cuestionamiento a la conmemoración del 12 de odctubre no es nuevo en Honduras: en 1997, tras el asesinato del líder maya chortí Cándido Amador Recinos, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) realizó una peregrinación hacia Tegucigalpa, durante la cual se derribó la estatua de Cristobal Colón, bañada en pintura roja en alusión a la sangre derramada por la colonización.

A pesar de la relevancia de estas resistencias, Honduras no ha abierto un debate oficial sobre la revisión del nombre ni del enfoque del 12 de octubre, mientras otros países latinoamericanos avanzan hacia fechas que reflejan la descolonización y el reconocimiento de los pueblos originarios.

EN HONDURAS, LA EDUCACIÓN AÚN ENSEÑA LA CONQUISTA DESDE LOS OJOS DEL PODER

El contenido educativo en Honduras permanece sin cambios sustanciales: se mantiene la enseñanza centrada en la figura de Cristóbal Colón como héroe descubridor, sin un análisis crítico que incorpore las consecuencias sociales, culturales y económicas de la conquista para los pueblos indígenas y garífunas.

En declaraciones a periodistas de Criterio.hn, el historiador Dennis Ramírez puntualizó que “cuando en el sistema educativo hondureño se sigue enseñando una versión idealizada de la colonización, se pierden muchas verdades que son necesarias para entendernos como país. Al contar la historia solo desde la mirada de los conquistadores, se silencian las vivencias de los pueblos indígenas y garífunas, que enfrentaron la pérdida de su tierra, su cultura y su forma de vida, pero también mostraron una enorme capacidad de resistencia”.

Ramírez detalló que esa falta de voces diversas termina afectando la manera en que las nuevas generaciones comprenden su identidad. Muchos estudiantes crecen creyendo que la historia de Honduras empezó con la llegada de los europeos, sin reconocer que antes ya existían pueblos con tradiciones, conocimientos y lenguas propias.

Añadió que dar espacio a esas historias no es solo cuestión de corregir un libro, sino de reconocer que todos formamos parte de un pasado compartido. Incluir sus luchas y aportes ayudaría a construir una educación más justa y más humana, una que nos enseñe a valorar la diversidad y a sentir orgullo por lo que realmente somos como nación.

Lea: 

Esta ausencia de políticas públicas que reconozcan y apoyen las conmemoraciones y actividades de las comunidades originarias demuestra que el Estado sigue priorizando una historia contada desde el poder, negando espacios para la pluralidad y la justicia histórica.

Los pueblos garífunas e indígenas no buscan solo un reconocimiento simbólico; exigen respeto efectivo a sus territorios, el cumplimiento de la consulta previa en megaproyectos, inversión en desarrollo comunitario, y participación en las decisiones que afectan su vida y cultura.

La persistencia del Día de la Raza como celebración oficial evidencia una narrativa que ignora el pasado violento y las desigualdades actuales, manteniendo un discurso vacío sobre el mestizaje sin abordar las demandas reales de justicia, autonomía y dignidad.

En 1992, durante el Encuentro Intercontinental de Pueblos Indígenas de las Américas, se renombró la fecha a “Día Internacional de la Solidaridad con los Pueblos Indígenas”.

Mientras en las plazas públicas se izan banderas oficiales, en las comunidades originarias se levantan otras: las de la memoria viva, la resistencia cultural y la reivindicación de un derecho a existir en sus propios términos, cuestionando la historia impuesta y reclamando su derecho a narrarse a sí mismos.

Las autoridades hondureñas siguen apostando por una conmemoración oficial del 12 de octubre centrada en la figura de Cristóbal Colón, sin abrir espacios reales para el reconocimiento histórico, político y territorial de los pueblos indígenas y garífunas. Al mantener este enfoque, el Estado reproduce una narrativa excluyente que no solo borra las voces originarias del relato nacional, sino que además refuerza estructuras de poder que históricamente han marginado a estas comunidades.

Más allá del discurso vacío sobre el mestizaje, el Estado hondureño no ha implementado políticas públicas que garanticen la participación efectiva de los pueblos originarios en la toma de decisiones que les afectan. La ausencia de voluntad política para reconocer su autonomía, proteger sus territorios y validar sus formas propias de organización demuestra que la invisibilización no es casual: es funcional al modelo de despojo y exclusión que las autoridades prefieren sostener.

En resumen, el Estado hondureño continúa promoviendo una visión colonial y centralista del 12 de octubre que ignora deliberadamente las demandas históricas de los pueblos indígenas y garífunas, perpetuando así su invisibilización estructural y evitando asumir la responsabilidad de garantizarles derechos reales, participación política y justicia territorial.

  • Periodismo Amplio e Incluyente, nace el 1 de mayo del 2015
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Un comentario

  1. Nos quieren dividir con neologismo como «dia de la pluralidad».

    No es más que fomentar la división en una cultura homogénea.

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