Honduras está indignada

Leticia

Por: Leticia Salomón

1.La indignación a las calles…Tanta desvergüenza política con la corrupción y la certeza de que la manipulación partidaria de las instituciones hace imposible la lucha real contra la misma, hizo que la ciudadanía hondureña saliera a las calles a manifestar su indignación, reclamando una solución externa ante la imposibilidad de una solución interna porque todas las instituciones del Estado están controladas por el partido de gobierno acusado hoy de involucramiento directo en la corrupción del seguro social.  Al margen de quiénes encendieron la mecha o quiénes promovieron la toma indignada de las calles, se ha producido una movilización social tan poderosa que ya desbordó personas, organizaciones o partidos políticos y se van sumando cada vez más indignados que poseen el común denominador de la diversidad social, política e ideológica de la cual hay un antecedente inmediato en la movilización contra el golpe de Estado.

2. La consigna social: «Fuera JOH»… Esta consigna se ha convertido en una consigna social más que política y resume el rechazo ciudadano al saqueo al seguro social y a la forma desvergonzada en que negociaron con empresarios la adulteración de precios y de calidad de los medicamentos a cambio de cheques para financiar la campaña electoral del partido de gobierno, que involucra directamente al entonces candidato y actual presidente Constitucional de la República. La aparición de cheques a nombre del partido de gobierno evidencia el «blanqueo» o «lavado» del dinero de la corrupción y en ello se escudan los corruptos para alegar inocencia, y también la comisión interventora para decir que no salió ningún cheque del seguro social a nombre del partido de gobierno en una explicación que atenta contra la inteligencia de cualquier ciudadano.

3. Movilización social y no política… Ante el escándalo de corrupción en una institución del Estado que financiamos todos con la deducción mensual de nuestros sueldos y salarios, y que ha impactado en la indefensión de los miles de usuarios de estos servicios de salud que reciben medicinas adulteradas o simplemente no las reciben porque el seguro social quedó devastado por el saqueo, salieron a las calles ciudadanos seguidores y no seguidores de todos o casi todos los partidos políticos. La presencia de dirigentes de los partidos de oposición provoca simpatías y antipatías entre los indignados, lo cual abre una grieta que puede ser capitalizada por el partido de gobierno el cual comienza a «sembrar» la idea de que la corrupción tiene también otros colores partidarios, lo cual tiende a desviar la atención y retroceder un poco – justo hasta el presidente derrocado- aunque no mucho más porque puede llegar hasta el saqueo descarado realizado por los promotores del golpe de estado, al cual nadie quiere referirse porque saldría a flote la responsabilidad de todos los involucrados, incluido el partido de gobierno; pero también llegaría hasta el ex alcalde de la capital con la historia de descaro e impunidad del famoso trans y no digamos de otro expresidente, del actual partido de gobierno, que hasta financió los trajes y joyas de la primera dama con el dinero de nuestros impuestos y que con un simple arreglo político consiguió el sobreseimiento de todos los casos que le imputaban.

4. Indignación y manipulación. La movilización de los indignados posee un potencial expuesto a la intervención de los partidos de oposición, en particular ante la demanda social por la salida del presidente («Fuera JOH»), lo cual podría conducir a una salida política a la demanda social, desnaturalizando su diversidad, independencia y protagonismo. Pero también puede ser manipulada por el partido de gobierno -de hecho ya se está viendo- movilizando a sus peones mediáticos para introducir el elemento partidario en la movilización, creando divisiones y cuestionamientos que conduzcan a su fragmentación como fuerza social. La indignación contra la corrupción tiene su antecedente en la indignación contra el golpe de Estado de 2009. La ceguera política y el desconocimiento internacional de las raíces sociales de la indignación frustraron entonces la demanda social y seguramente intentarán hacerlo con la actual, provocando con ello una calma artificial ante un volcán que acumula fuerzas para una gran erupción…. Por ahora, la indignación social es una clara advertencia a los políticos de todos los colores que miran el Estado como el botín al cual tienen derecho olvidando que son los recursos que salen de los impuestos que paga esa ciudadanía que acumula capacidad de indignación.

Socióloga y docente en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y especialista en temas de defensa y seguridad.

Sígala en Twitter: @lsalomon30 y @criteriohn. 

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