Analistas y reportes internacionales advierten que la falta de planificación, el deterioro ambiental y la descoordinación institucional agravan el impacto y riesgo frente a eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes y devastadores
Tegucigalpa, Honduras. – Las intensas lluvias que afectan a Honduras desde finales de septiembre han dejado un saldo de al menos once personas fallecidas, dos desaparecidas y más de 10,000 personas afectadas en distintas regiones del país.
De acuerdo con el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) y la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco) 10,491 personas resultaron afectadas, de las cuales 1,996 se encuentran damnificadas y 347 han sido evacuadas; en cuanto a las familias, 2,202 fueron impactadas, 838 resultaron damnificadas y 75 debieron evacuar sus hogares.
El impacto de este evento climático se refleja también en infraestructura y acceso: 1,734 viviendas sufrieron daños y 68 fueron completamente destruidas, mientras que 65 comunidades permanecen incomunicadas, lo que agudiza la crisis humanitaria y dificulta la respuesta institucional. Las autoridades mantienen la vigilancia y continúan con labores de rescate y auxilio en las zonas más vulnerables para mitigar el riesgo y prevenir nuevas tragedias.
Además, la tarde de este lunes, Copeco extendió la Alerta Roja por 24 horas en los departamentos de Francisco Morazán, Lempira, La Paz e Intibucá. Víctor Ortega pronosticador de Turno de Copeco informó a medios de comunicación que se mantienen las alertas debido a las precipitaciones que predominan en el territorio nacional, que han provocado inundaciones, deslizamientos, comunidades incomunicadas y graves daños materiales. De igual manera, se mantienen en Alerta Amarilla los departamentos de El Paraíso, Choluteca, Valle, Comayagua y Ocotepeque. El resto del territorio (Copán, Yoro, Santa Bárbara, Cortés y Olancho) continúa bajo Alerta Verde.
De igual manera, se mantienen en Alerta Amarilla los departamentos de El Paraíso, Choluteca, Valle, Comayagua y Ocotepeque. El resto del territorio (Copán, Yoro, Santa Bárbara, Cortés y Olancho) continúa bajo Alerta Verde.
En el Distrito central, uno de los municipios más vulnerables, de acuerdo con la Alcaldía municipal en los últimos días se registraron más de 600 incidencias debido a las lluvias y a la saturación de los suelos.
A consecuencia de las lluvias se ha anunciado estado de emergencia por las lluvias por 45 días en los departamentos más afectados, ello implica compras directas –que en el pasado han sido la puerta para actos de corrupción—. Asimismo, se cancelaron las clases en los departamentos en Alerta Roja y se implementó teletrabajo para el 70% de empleados públicos en Tegucigalpa.
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LA VULNERABILIDAD CLIMÁTICA REFLEJADA EN CADA LLUVIA
La vulnerabilidad climática de Honduras se evidencia en cada temporada de lluvias, donde incluso precipitaciones moderadas pueden provocar el colapso de sistemas urbanos y rurales. El Ingeniero René Alfredo Soto Rivera, especialista en Medio Ambiente explica en entrevista con Criterio.hn que esta fragilidad climática responde, en gran parte, a la falta histórica de un plan de desarrollo nacional enfocado en el uso racional de los recursos naturales desde el retorno al estado de derecho en los años ochenta.
La falta de una planificación estructural y el manejo improvisado de los gobiernos, ha generado una crisis medioambiental marcada por décadas de deforestación, lo cual ha debilitado los 63 ecosistemas que hacen de Honduras un puente biológico fundamental en Mesoamérica.

Soto remarca que la destrucción de bosques ahonda los impactos de las lluvias, pues “ahora hay más agua en la atmósfera que en la tierra, producto del calentamiento global y la deforestación”. Cuando los suelos saturados alcanzan su capacidad de campo, los deslizamientos y las inundaciones en las partes bajas de las microcuencas se vuelven inevitables. Honduras cuenta con 25 cuencas hidrográficas y más de 6,000 microcuencas, pero ante la falta de cobertura vegetal, el agua se desliza rápidamente, generando contaminación y daños en viviendas, infraestructura y cultivos.
El rápido crecimiento urbano sin orden ni respeto a los cauces naturales ha agravado la vulnerabilidad ante eventos extremos. “Los urbanistas, arquitectos e ingenieros no han considerado el efecto esponja de los parques y corredores biológicos en las ciudades; hemos aumentado la superficie lisa y cuando vienen las tormentas el agua no se infiltra, sino que se desliza e inunda las calles y las viviendas en las zonas bajas”, advierte Soto.
Frente a este escenario, el ingeniero Soto considera urgente implementar sistemas de alerta temprana y proyectos de resiliencia en las partes bajas de las microcuencas. “El tema ambiental debe ser un eje transversal en todos los proyectos del gobierno y la educación; no vamos a resolver este problema en cuatro años, pero sí podemos disminuir los impactos si tenemos proyectos viables de corto plazo”, enfatiza. Especialistas coinciden que es imprescindible avanzar hacia la gestión sostenible del territorio, la reforestación con especies nativas y la educación ambiental para preparar a Honduras ante el desafío del cambio climático.
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HONDURAS ENTRE LOS PAÍSES MÁS VULNERABLES AL CAMBIO CLIMÁTICO
Entre 1993 y 2022, el Índice de Riesgo Climático (IRC) –publicado en febrero de 2025— revela que Dominica, China y Honduras ocuparon los primeros lugares internacionales como los países más golpeados por los impactos de fenómenos meteorológicos extremos.

La geografía irregular del país, la ubicación en el corredor de huracanes del Caribe y Centroamérica, y las condiciones socioeconómicas marcan una tendencia de crisis ambiental que se refleja en huracanes, inundaciones, sequías y erosión costera. Estos fenómenos extremos afectan especialmente a las zonas rurales, costeras y urbanas informales, y han dejado consecuencias devastadoras.
Esta posición en el IRC subraya la urgencia de fortalecer la preparación, la resiliencia y las políticas públicas para mitigar los riesgos que estos eventos representan para la vida, el ambiente y el desarrollo del país.
“Estamos entre los más vulnerables del planeta y este año hemos tenido eventos atípicos como lluvias muy intensas que superan los 2,500 mm, además de sequías y pérdidas humanas y materiales”, explica César Quintanilla, especialista en cambio climático.

Quintanilla advierte que, pese a que Honduras es uno de los países menos emisores de dióxido de carbono, la amenaza del cambio climático se magnifica por la falta de articulación y planificación entre gobierno, empresa privada y sociedad civil. “Aquí, cada actor actúa por su lado y todo se politiza; mientras no haya coordinación, no lograremos avanzar en la adaptación y en la mitigación de riesgos”, afirma. Quintanilla señala la urgencia de implementar medidas preventivas, respuestas inmediatas y rehabilitación tras los eventos e insiste en que la adaptación debe ser prioritaria en un país con recursos económicos limitados.
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Las consecuencias de esta vulnerabilidad ya son visibles en la pérdida de bosques, el desplazamiento de comunidades costeras y la amenaza constante a cultivos e infraestructura. “Estamos expuestos a años muy cálidos y secos, pero también a excesos de lluvia y desastres; urge planificar acciones a largo plazo”, remarca Quintanilla. El especialista insiste en la importancia de fortalecer políticas gubernamentales y comprometerse seriamente con los acuerdos internacionales para evitar que Honduras siga avanzando a paso lento frente a una crisis que ya golpea severamente al país.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial sobre Clima y desarrollo en Honduras, las pérdidas anuales vinculadas a fenómenos extremos asociados al cambio climático representan en promedio el 1,8% del PIB nacional. El análisis proyecta que, si estas tendencias continúan sin que se implementen estrategias eficaces de resiliencia y adaptación, para 2050 el país sufrirá un notable incremento en el número de personas viviendo en situación de pobreza, así como un aumento de los riesgos fiscales y de la presión sobre los recursos naturales, restringiendo severamente las posibilidades de desarrollo y la capacidad de recuperación de Honduras.





