Por: Redacción CRITERIO.HN
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Para expertos en salud, las autoridades no han podido brindar datos exactos relacionados a personas infectadas con COVID-19, y esto se debe a una serie de factores como la falta de pruebas realizadas y procesadas.
Esta situación deja por fuera el subregistro de casos que por ahora el Gobierno no ha documentado y eso ha evitado interpretar de forma objetiva el impacto de la pandemia en el país.
Para la infectóloga Elsa Palou, algunos de los desaciertos han sido la falta de pruebas realizadas para conocer en detalle la verdadera cifra de casos de COVID-19.
«Se necesita saber los datos día a día de forma actualizada, sabemos que los datos que dan a conocer en las cadenas están atrasados y eso impide que se tomen decisiones adecuadas», dijo Palou al foro televisivo Frente a Frente.
Palou quien fue ministra de Salud agregó: «uno de los grandes desaciertos como país es no haber llegado a realizar 2 mil o 3 mil pruebas diarias para saber la magnitud de la enfermedad.”
De acuerdo con la exministra de Salud, es urgente que se tomen decisiones amparadas en datos objetivos y actuales, y así evitar errores en la reapertura económica.
“La reapertura económica no la podemos detener, pero si hacerla de forma inteligente y así contener una segunda oleada de casos en el país”, opinó sobre la reapertura económica la doctora Palou.
Por su parte la exdirectora de Medicina Forense, Julissa Villanueva, habló de las autopsias realizadas durante la pandemia en el país. «Cuando no sabemos de qué muere la gente, nosotros necesitamos hacer algo para cambiar eso y tomar decisiones», comenzó valorando Villanueva.
Según la forense para tener una adecuada y objetiva emisión de datos con respecto a pacientes de COVID fallecidos, se deben coordinar esfuerzos entre Medicina Forense y hospitales a nivel nacional.
«Estamos trabajando a ciegas y en subregistros», lamentó Villanueva. La doctora también se refirió a los medicamentos MAIZ y CATRACHO, afirmando que las autoridades están obligadas a analizar las muertes de los pacientes a los que se les dio esos fármacos para saber si hubo algún daño provocado por esas medicinas.
“La falta de estudios post-mortem es otro desacierto, a través de las autopistas de pacientes que perdieron la vida por COVID-19, allí podrían haber más respuestas del comportamiento de la enfermedad”, enfatizó Villanueva.
Para el epidemiólogo Manuel Sierra, las verdaderas cifras de la pandemia en Honduras, es elevada a la que las autoridades del Sistema Nacional en Gestión de Riesgos dan a conocer día a día en las cadenas nacionales de radio y televisión.
“Estas cifras debemos multiplicarlas por 5, pues son los contagios por persona que se desconocen, en total Honduras ronda los 300 mil contagios por la enfermedad”, explicó Sierra.
Para el epidemiólogo esta conclusión debe servir para que las autoridades no bajen los brazos, y se confíen en el proceso de reapertura económica, pues el mismo puede generar una nueva ola de casos en Honduras.
“Estamos en un nivel de cautela, no podemos cantar victoria y cometer los errores de otros países, en este momento llegamos a una meseta de la primera oleada de la enfermedad”, detalló el doctor.
“Estamos en etapa de transmisión comunitaria, donde cualquiera puede portar el virus y no necesariamente presentar síntomas, las cifras de casos se han triplicado en tres meses a nivel mundial por eso no debemos confiarnos”, puntualizó Elsa Palou.
A pesar de la poca exactitud en los datos proporcionados por las autoridades, Sierra cree que en comparación a otros países las cifras de muertes en Honduras son bajas.
“Un logro importante es la tasa de letalidad baja, pues aun tomando en cuenta a la asociación de funerarias que hablan de hasta 5 mil muertes a la fecha, sigue siendo baja en comparación a otros países”, concluyó el epidemiólogo.
De acuerdo con Sinager, Honduras reporta a la fecha un total de mil 888 personas fallecidas por la COVID-19 a nivel nacional.
Asimismo, los contagios llegan a 61 mil 769 y los pacientes recuperados a 10,430, dejando por fuera la cifra de subregistro de las que el Estado no ha sido capaz de identificar e incluir en los datos reales de la pandemia en el país.
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