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Geopolítica y elecciones en Honduras (2da parte)

 

Por: Tomas Andino Mencía

 

Segunda parte: DE LA PROMESA DE REFORMAS ELECTORALES AL FRAUDE DE LAS PRIMARIAS

Como argumenté en el contexto internacional analizado en la primera parte de este artículo, creo que el nuevo gobierno de Biden ha dado indicios muy claros de que JOH perdió ya la confianza y la utilidad que tenía para el imperio y por ende su salida está asegurada. Pero hasta ahí. Como se concreta esa decisión, es otra cosa.

Articulo relacionado Geopolítica y elecciones en Honduras (1era parte)

El imperio no va a sacar a JOH de manera brusca y repentina, como muchos sueñan, a través de un golpe de Estado, un “golpe de barracas” dentro de las Fuerzas Armadas, una invasión, o algo similar, mientras este se mantenga dentro del universo de sus aliados. En el mundo de la “realpolitik” hay cuestiones que pesan más que los buenos deseos. Por ejemplo:

  1. Honduras es una pieza clave en el terreno para la estrategia geopolítica y militar del Comando Sur de la Fuerza Armada de Estados Unidos en Mesoamérica (SOUTHCOM), donde tiene un centro neurálgico (Palmerola) diseñado para comandar intervenciones de distinto tipo en un amplio radio de acción. Eso para ellos es prioridad número uno y está bajo supervisión del Departamento de Defensa y la CIA. Entonces cualquier cambio que se pretenda hacer no debe poner en riesgo ese rol que para el Comando Sur juega el Estado de Honduras.
  2. Para ellos es indispensable asegurarse de sustituir a JOH por un sucesor confiable a sus intereses de imperio que dé continuidad a su proyecto de la “Estrategia Integral para América Central”. No va a cometer el error de abrir un vacío de poder que pueda ser llenado por cualquiera, y menos por alguien que se resista a todo el intervencionismo que se nos viene encima durante la era Biden en Centroamérica y en nuestro país.
  3. Cualquier cambio debe hacerse sin dañar su alianza estratégica con la oligarquía nacional, es decir, con los grupos de poder representados en el bipartidismo tradicional cachureco-liberal. El problema con Honduras es que se dejó mucho tiempo en el poder a la banda criminal juanorlandista y esta tiene contaminados a casi todos los estratos políticos, militares, policiales y empresariales. De manera que sacar un prospecto que reúna todos los requisitos, es extremadamente difícil.
  4. Dado que la élite corrupta tiene su “guardia pretoriana”, la Policía Militar, cualquier intento de sacarlo por la fuerza generaría un conflicto mayúsculo que laceraría las buenas relaciones que el Comando Sur tiene con la cúpula de la Fuerza Armada Hondureña, la que a pesar de las fechorías que haga, son “sus” corruptos, “sus” violadores y “sus” narcos. No le interesa provocar inestabilidad política y social en donde tiene una base militar estratégica para Mesoamérica. En tal sentido prefiere que el régimen tenga una transición por la vía electoral.
  5. No tiene urgencia por sacarlo de inmediato porque no hay en el país un estado de sublevación popular masivo, que lo obligue a sacarlo antes que el Pueblo coloque su propio gobierno. Si lo hubiera otro gallo nos cantara.
  6. Hay también una razón legal-diplomática. Es parte de la política exterior norteamericana que un gobierno gringo no puede capturar o juzgar a un presidente al cual haya reconocido como legítimamente elegido, por razones de inmunidad diplomática; y como todos sabemos Trump reconoció el resultado del fraude electoral de 2017.

Por ende, mientras JOH este en la presidencia y no cometa una locura que a ojos de los gringos amerite invocar razones de “Seguridad Nacional” (como hacer un pacto militar con los rusos o chinos, tocar la base militar de Palmerola, dar un auto golpe de Estado) el imperio no tendrá motivo para precipitar una intervención por fuera de los canales políticos regulares. Su muerte política será lenta.

Así que no es extraño que se siga echando más leña al fuego preparando un juicio contra JOH, que se emitan leyes en el Congreso y el Senado norteamericano para apretar más las tuercas, que se recorten ciertos rubros de la asistencia económica o que se quiten visados, porque esto seguirá así en espera de que salga del poder.

EL PROCESO ELECTORAL EN EL CENTRO DE LA ESTRATEGIA DEL IMPERIO Y DEL REGIMEN

Ahora ¿puede prolongarse este estado de cosas indefinidamente? Considero que no. El tiempo se le agota también al imperio. La oportunidad de sacar a JOH por los medios convencionales, tiene fecha de vencimiento el 28 de noviembre de 2021, es decir, el día de las elecciones generales. Para entonces los gringos ya deberían haber posicionado a su alternativa en el escenario político nacional, a fin de que en las elecciones el gobierno de JOH tenga un aterrizaje suave sin revolver las aguas de la rebelión popular y de la inestabilidad política. De lo contrario, después le será más difícil sacarlo del poder y, en el peor de los casos, para nuestra desgracia, podría verse obligado a aceptarlo por un tiempo más, sometido a fuertes condicionamientos.

Por todo lo dicho, el proceso electoral en general se ha convertido en el mecanismo que, a los ojos del imperio y de la oligarquía, permitiría la salida de JOH y haría una transición controlada a otra etapa. Pero también desde la perspectiva de JOH y sus aliados, el proceso electoral es estratégico pues es la “llave mágica” que tiene para evadir la justicia norteamericana. En ese sentido, el proceso electoral es clave para ambos bandos y todos los caminos conducen hacia ahí.

¿QUE PASO CON LAS REFORMAS ELECTORALES PROMETIDAS?

Es sabido que tanto los procesos electorales de 2013 y 2017 fueron manipulado por JOH para lograr sus “triunfos” fraudulentos. No repetir semejante escenario en noviembre de 2021 requería hacer cambios sustanciales mediante una nueva Ley Electoral; cambios como la despartidización de los organismos electorales, nuevas autoridades que administren el proceso, la incorporación del balotaje o segunda vuelta, un nuevo Censo, nueva identidad y mecanismos confiables de registro y conteo de los votos (como el voto electrónico). Pero ¿Qué paso con todo eso?

Lo primero por decir es que este proceso desde un inicio ha estado bajo control de los sectores afines al régimen, es decir, el juanorlandismo en el Partido Nacional y su aliado el florismo en el Partido Liberal. Para ellos ha sido de interés que nada cambie en materia de legislación electoral para hacer lo mismo que se hizo en 2013 y 2017, porque de esa forma se aseguran la continuidad de JOH en el poder, al menos cuatro años más. Y viceversa, es de máximo interés de la oposición burguesa y de la resistencia popular que esos cambios se implementen… O más exactamente, debería serlo.

En este proceso podemos apreciar tres momentos diferentes; a) la reforma constitucional y la integración de los nuevos organismos electorales; b) las elecciones primarias e internas; y, c) las elecciones generales.

LA REFORMA CONSTITUCIONAL: UN PASO ATRÁS Y SIETE ADELANTE A FAVOR DE LOS CACHURECOS

En el año 2018, después de la crisis electoral de 2017 y de la intervención de la OEA, el Partido Nacional dio un paso atrás accediendo a hacer una reforma constitucional que creo dos nuevas instituciones electorales, el Concejo Nacional de Elecciones (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), ambas en sustitución del Tribunal Supremo Electoral. También hizo reformas importantes al Registro Nacional de las Personas (RNP). Previamente se había integrado también la llamada Unidad de Política Limpia (UPL), supuestamente para vigilar que no se colaran en el proceso candidatos(as) con nexos con el crimen organizado.

Lo novedoso de este paso fue que la reforma constitucional y a la Ley del RNP permitieron la incorporación del Partido LIBRE a estos organismos; posibilitado por un acuerdo sobre ese punto (no declarado pero evidente) entre nacionalistas, liberales y libres en el Congreso Nacional. Las expectativas de esa incorporación eran grandes, al menos en su base.

Sin embargo, el Partido de gobierno en alianza con el “lado oscuro” del Partido Liberal, aprovechando la confianza que deposito el citado partido opositor en ellos, logro dar siete pasos adelante en su estrategia para lograr sus objetivos:

1) Evadió hacer las reformas electorales torales. El tema de las reformas electorales más recientes viene masticándose en Honduras desde 2014, siendo la prohibición de la reelección y la segunda vuelta los temas torales sobre los que nunca se ha logrado consenso, precisamente porque oponerse a estos temas es la clave para la continuación en el poder del actual régimen.

El citado acuerdo de 2018 entre el PN, PL y LIBRE evadió abordar esos temas y se limitó a la mencionada reforma constitucional que creo el CNE, TJE y reformo al RNP. Desde entonces el Partido Nacional se tranco en no aprobar ninguna nueva Ley Electoral que contuviera las reformas más importantes, prometiendo abordarlas “para después”.

Del lado de la oposición, LIBRE, que es el partido con más capacidad de movilización, en lugar de exigirlas enérgicamente en las calles, se contentó con su integración al CNE, TJE, RNP y la UPL, y se limitó a participar en una mesa de trabajo de los tres partidos políticos para elaborar el proyecto de Ley en base a una propuesta de la OEA; una triste forma de perder tiempo porque es sabido que los cachurecos nunca respetan los acuerdos.

La primera muestra de que el pacto no era de fiar fue el hecho de que el Partido Nacional se negó a instalar los nuevos organismos electorales acordados a fin de no incorporar los nuevos concejales de LIBRE y los empleados de estos. Esto último motivo la “insurrección parlamentaria” en 2019 para exigir el nombramiento de sus concejales y la contratación de sus funcionarios, pero contrario a lo que podía esperarse, no coloco en el centro de esta “insurrección” el asunto de las reformas electorales. Finalmente, el Partido Nacional accedió a los nombramientos, pero… con la condición de que la Ley Electoral fuera aprobada “después”; y LIBRE, pues, no lo objeto.

Vencido el plazo fatal para la aprobación de la nueva Ley en septiembre de 2020, el cachurequismo incumplió el compromiso de aprobar la nueva Ley desde la presidencia del Congreso, y la oposición no estuvo en condiciones de reaccionar debido al confinamiento de la pandemia y a que las sesiones del Congreso desde entonces son virtuales. Pocos días antes, Rixi Moncada, concejal de LIBRE en el CNE, había dejado de ser presidenta de ese organismo, poniendo fin a la oportunidad de hacer algo para cambiar las reglas del juego, quedándole solo el derecho al pataleo.

De esa forma el Partido Nacional hábilmente se echó a la bolsa al citado partido por confiar en la palabra de su enemigo, por no pelear las reformas con movilización y por ceder lo estratégico (las reformas) a cambio de lo inmediato (las chambas).

2) Se estableció el CNE y TJE con todas las ventajas para el bipartidismo. En lugar de defender la ciudadanización del máximo organismo electoral, LIBRE pactó con el Partido Nacional y Liberal aceptar que estos tuvieran dos concejales contra uno de oposición, algo difícil de digerir como una “conquista”. Por otro lado, la presidencia del Consejo Nacional Electoral es rotatoria pero el orden definido favorece al bipartidismo: LIBRE lo presidiría el primer año (2018-2019), el Partido Liberal en el segundo año, o sea durante las elecciones primarias (2019-2020); y el Partido Nacional lo presidiría nada más y nada menos que durante la realización de las elecciones generales (2020-2021). Es decir que el bipartidismo tradicional se reservó turnar la presidencia del CNE en los momentos estelares para llevar al terreno una estrategia fraudulenta, sin que hubiera de parte de ningún otro partido de oposición ninguna objeción. Ahora que pasaron las primarias nos damos cuenta por qué el interés del bipartidismo en presidir el organismo en estas etapas.

3) El nuevo Censo fue “depurado” con trampas: La primera versión del Censo Nacional entregado a fines de diciembre de 2020 presento más de 400 mil inconsistencias, las que en cuestión de poco más de un mes, fueron “resueltas” ¡supuestamente a razón de más de 10 mil inconsistencias diarias! (nunca se había visto tanta eficiencia en el Estado de Honduras…). Se prometió la entrega del nuevo Documento Nacional de Identificación para fin de enero 2021 pero llegada la fecha no se cumplió y de emergencia se resolvió que los electores en marzo podrían votar con ambas identidades (la vieja y la nueva), añadiendo listados adicionales en las mesas electorales, con los riesgos que eso suponía para la doble votación. Al parecer se eliminaron los “muertos votantes” del censo, pero el domicilio de más de 1,600,000 votantes fue modificado para dificultarles ejercer el sufragio; 200 mil jóvenes no pudieron votar, entre muchos otros problemas que en la mayoría de los casos afectaba a los partidos de oposición. Debido a esto, en las primarias hubo muchos problemas que beneficiaron la estrategia fraudulenta del régimen.

4) Se elimino el TREP. El sistema Transmisión de Resultados Preliminares Electorales (TREP) en la mayoría de los procesos electorales se utilizó para dar tendencias oficiales desde el organismo electoral, a fin de evitar la manipulación privada de información al público. En este caso fue descartado argumentando que no se encontró una empresa capaz de organizarlo en el poco tiempo que quedaba y se decidió que el mismo CNE lo asumiría. Lo malo es que el cambio fue para empeorar. Ahora nos damos cuenta de que esto favoreció las encuestas de “boca de urna” pagadas por el Partido Nacional para difundir la versión de los resultados que a ese partido le interesaba. Algo similar ocurrió en los otros partidos de oposición.

5) La Unidad de Política Limpia “no detecto” candidatos corruptos. Cuando se suponía que todos los candidatos debieron ser minuciosamente esculcados por esta unidad, integrada por los tres partidos políticos mayoritarios, vemos que se inscribieron en las elecciones primarias candidatos “pandoros” en el Partido Liberal, vinculados a escándalos de latrocinio como Marco Bográn, Waleska Zelaya y otros en el Partido Nacional, y varios mencionados en la Corte de New York, como Adán Funez en el Partido LIBRE o el hermano de Geovani Fuentes en el PN; y por supuesto, tampoco fue objetado Yani Rosenthal quien tiene pendiente responder ante la justicia hondureña por los delitos que cometió en Honduras por los trances que hizo con los narcotraficantes. ¿Por qué esa unidad no impidió o al menos cuestiono la inscripción de estas personas?

A lo anterior hay que sumar dos intangibles:

6) La confianza hizo bajar la guardia. Se vendió políticamente la incorporación de LIBRE a los organismos electorales como una garantía de la supuesta transparencia del proceso electoral y de que, con su presencia, era prácticamente “imposible” un fraude, en palabras de sus líderes. Esto hizo bajar la guardia por confiar en la capacidad de los representantes de dicho partido en el CNE, el TJE y RNP, lo cual fue aprovechado por el Partido Nacional, con los resultados que estamos viendo.

7) Se profundizo la división de la oposición. No es de extrañar que estos pasos en lugar de favorecer el posicionamiento de LIBRE como un partido de oposición consecuente, se le perciba como un partido que ahora forma parte del establishment o el estatus quo de la clase política tradicional, provocando mayores divergencias de este con los demás partidos contrarios a la narco dictadura. Los hechos muestra que LIBRE privilegio establecer pactos con el enemigo supuestamente para tener cuotas de poder, que pactar con los otros partidos de oposición para fortalecer sus aliados naturales.

En ese sentido, el primer paso en la estrategia del cachurequismo para mantenerse en el poder fue lograda con éxito. Pregunta obligada: ¿Cómo se explica tanto “error” de parte de un liderazgo tan sagaz como el de LIBRE? Comprendo que este partido no es mayoría en el Congreso, pero para eso se tiene la calle y las bases. Hacer componendas de esa forma con el poder, no es justificable teniendo a la vista los resultados obtenidos.

El siguiente paso de la estrategia del partido de gobierno fue dado en las recién pasadas elecciones primarias e internas.  

LAS ELECCIONES PRIMARIAS E INTERNAS: UN DESASTRE CALCULADO

Si algo podemos decir de las elecciones primarias del 14 de marzo es que en estas se reflejó la ausencia de mecanismos de control y transparencia que pudieron haber funcionado si se hubiera contado con una nueva Ley Electoral, con la ciudadanización de los organismos electorales y la transparencia de la gestión electoral. Como consecuencia se practicaron las modalidades de fraude más burdas y descaradas, como la inflación de votantes, personas que votaron varias veces, personas duplicadas en listados, añadidas, actas adulteradas, además de la compra de votos, etc.

Como lo exprese en otro trabajo, el proceso electoral primario e interno fue un desastre, pero un desastre planificado. Viendo los resultados generales del proceso que recién acaba de ocurrir, no es difícil conocer cuáles fueron los objetivos que se propuso el régimen en estas elecciones primarias e internas:

1) Instalar en el imaginario colectivo la supuesta supremacía del voto duro del Partido Nacional frente al voto de los otros partidos, quedando la falsa impresión de que LIBRE quedo en último lugar de preferencias, algo contradictorio con lo observado en la afluencia de votantes en las urnas; una forma sucia de iniciar la campaña electoral del cachurequismo. Lo inaudito es que la representación de LIBRE no muestra la misma beligerancia que tuvo en un inicio para desmentir esa maniobra, denunciando el fraude en curso. Al no hacerlo se está afectando a sí mismo como partido de cara a las próximas elecciones, pues con los resultados que su representante avala, aparece en el último lugar de las preferencias por detrás del bipartidismo; sin mencionar la afectación a su prestigio ético, que es aún más importante.

2) Posicionar mediante un gran fraude electoral a los candidatos más afines al régimen en el Partido Nacional y Liberal, es decir, Nasry Asfura para el primero y Yani Rosenthal en el segundo. El caso de Nasry Asfura es clave para la continuidad del régimen porque significa la posibilidad de que este actúe como testaferro guardándole el puesto a JOH en la candidatura presidencial.  En el caso de Yani Rosenthal, miembro del florismo y por tanto en el fondo aliado de JOH, es clave para asegurarse cuotas de poder en un próximo gobierno de colaboración con la dictadura y también para iniciar el destronamiento de Luis Zelaya del Concejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, fortaleciéndose el bipartidismo que sostiene la narco-dictadura.

3) Exacerbar el divisionismo en la oposición al volver irreconciliables las discrepancias entre LIBRE, de un lado, y el grupo constituido por Nasralla, Luis Zelaya, Wilfredo Méndez, Nelson Ávila, María Luisa Borjas y otros, como resultado de las críticas de estos últimos sobre el proceso fraudulento en marcha. 

4) Introducir un factor de crisis interna en el partido LIBRE, donde unas corrientes hicieron fraude a otras y al interior de estas. Esto ha generado un conflicto interno entre quienes reconocen los resultados del CNE y los que denuncian el fraude ocurrido. Esta situación puede volverse peligrosa para dicho partido con ocasión de la disputa por la Coordinación General, que puede llegar hasta los tribunales dominados por el bipartidismo.

LA RESPONSABILIDAD DEL CNE

El órgano que ha protagonizado desde el inicio este desastre y ahora legitimado sus resultados es el Concejo Nacional Electoral (CNE), dominado por el bipartidismo tradicional –el más interesado en que se dé la situación que vemos—pero del cual no se exime de responsabilidad la representación del único partido de oposición que lo integra, porque hasta el momento de escribir este artículo, avalaba estos resultados.

EL CNE y el RNP con un presupuesto de alrededor de 1 mil 100 millones Lempiras fue incapaz de garantizar lo básico del proceso: el censo electoral completo, el nuevo documento de identificación, la habilitación de los nuevos electores, el voto domiciliario, los locales en muchos lugares del país, entre otros temas; y una vez realizados los comicios, tampoco garantizo una difusión oficial expedita y confiable de resultados, porque por 48 horas hubo un “apagón informativo” que tuvo al borde de un ataque de nervios a sirios y troyanos. Eso recuerda el “apagón del sistema informático” de las elecciones de 2017. A partir de ahí, la duda es lo que predomina.

Una vez echado a andar el conteo de actas, se revelaron irregularidades en muchísimos centros de votación, aspecto documentado por varios movimientos afectados, en su mayoría que no gozan de la preferencia de las autoridades centrales de los partidos; y en el caso del Partido Liberal, de aquellos que no gozan de cercanía con JOH. El CNE presidido por la representante liberal Ana Paola Hall, responsabiliza a los miembros de MER de esas irregularidades, olvidando decir que por ley en cada MER había un representante del CNE, que debió evitarlas; y que la suma de las actas con vicios de nulidad al conteo general no lo hace las MER sino el personal central del CNE en Tegucigalpa.

En base a la información y denuncias que han trascendido de parte de las y los afectados, con documentación de soporte, puede decirse que el CNE ha mentido a la población porque se han contabilizado como validas actas con vicios de nulidad, en base a las cuales el organismo informa de las tendencias en los resultados, favoreciendo a los candidatos afines al régimen en el Partido Nacional y el Partido Liberal, o afines al oficialismo en el Partido LIBRE.

Que hay la posibilidad de hacer impugnaciones, si la hay; de lo que hay menos posibilidades es de que el Tribunal de Justicia Electoral, que lo domina el bipartidismo, resuelva las impugnaciones de manera que se cambien drásticamente los resultados ya difundidos.

LOS NUMEROS INFLADOS DEL FRAUDE

El 14 e marzo fue notoria la mayor afluencia de electores presentes en las urnas de LIBRE y del Partido Liberal en los centros de votación, y una reducida cantidad de electores en las urnas cachurecas, pese a que el Partido Nacional fue el que mas pago el voto y envió a todos los empleados públicos que pudo, bajo obligatoriedad. Pero al momento del conteo, se contabiliza un promedio nacional de 119 votos por cada acta del cachurequismo, para un total de 797,367 votos en la formula presidencial; al Partido Liberal se le adjudican 90 votos por MER y 535,695 votos; mientras que al partido LIBRE se le acreditan 69 votos promedio por cada MER y un total de 353,798 votos.

Esto es a todas luces un resultado super inflado a favor del partido de gobierno, como ya fue mencionado, para fortalecer la imagen del partido y del candidato de JOH. Según ese “resultado”, solo el candidato Nasry Asfura obtuvo más votos que las dos corrientes liberales y casi el doble de LIBRE. Con esto se busca colocar en la conciencia de las personas que en noviembre el PN le dará una paliza a la oposición, algo increíble.

Lo resultados por cada corriente interna son igualmente inaceptables porque se basan en practicas similares de compra de votos, inflación de datos en las actas, entre otras, en favor de los candidatos “repitentes” y afines al oficialismo en cada partido. Y las quejas provienen no solo de corrientes internas adversas a los caudillos sino también al interior de las mismas corrientes.

Que esos resultados los avale el partido Nacional y el Liberal no es de extrañar, pero lo que ha sorprendido es que lo avale también la representación de LIBRE en el CNE. A diferencia de la actitud beligerante que tuvo la abogada Rixi Moncada al comienzo de su integración al CNE, ahora se llama al silencio sobre estas muestras evidentes del fraude que una vez ella denuncio. Recordamos, por ejemplo, que el 18 de febrero recién pasado, en conferencia de prensa, Moncada afirmo lapidariamente que “Aquí se está fraguando el fraude para las primarias y generales”, refiriéndose al CNE. (Disponible en: http://cholusatsur.com/noticias/ultima-hora-rixi-moncada-revela-que-dentro-del-cne-se-fragua-un-fraude-electoral/); un mes más tarde, el 16 de marzo estaba llamando “a la calma” explicando que todo está bajo control y que el conteo se realizaría despacio pero bien. El cambio de actitud de dicha concejal fue abismal.

Tan notorio ha sido que un líder emblemático de LIBRE, como Rafael Alegría, llego a declarar, desencantado; “Creíamos que el proceso sería transparente, sin triquiñuelas y totalmente democrático como lo ha reiterado la compañera Rixi Moncada, representante de LIBRE en el CNE; al parecer no ha sido así, abundan las denuncias de abultamiento de resultados de la MER para favorecer a unos y perjudicar a otros que sin lugar a duda constituye un fraude electoral” (El Pulso, 24 de marzo 2021)

¿Qué ocurrió ahí? ¿Cómo puede ser que la representante de LIBRE avale con su silencio un resultado que desfavorece a su propio partido? ¿Y qué paso con las autoridades de su partido que  no se oye su voz crítica, como haría cualquier partido medianamente atento a lo que pasa?

¿Van a actuar de la misma manera en las elecciones generales, callando las irregularidades que se presenten y avalando el fraude que se prepara desde ya por cachurecos y liberales-yanistas, como al inicio lo denuncio Rixi? La práctica dirá si dicho partido rectifica o se hunde.

Pero volviendo al CNE, cabe reflexionar: Si esto ocurre cuando dicho organismo lo preside el Partido Liberal, ¿Cómo será cuando lo presida el Partido Nacional, a partir de septiembre de este año?

Sigue tercera parte: HACIA DONDE VA EL PROCESO ELECTORAL: ESCENARIOS PROBABLES

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
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