Por: Ondina Maldonado Zavala
La falta de oportunidades en un país, agobiado por la pobreza y la desigualdad, es lo que motiva a los hondureños a salir huyendo. Asimismo, la inseguridad y la violencia imparable que azota a la población, que no mira con esperanza el porvenir.
A pesar que el Banco Central de Honduras crea las normativas para regular las finanzas del país, la migración es un negocio, tanto para el gobierno que se evita solucionar los problemas de esa población que huye en busca de mejores opciones de sobrevivir, como para los bancos, las cooperativas de crédito, y los programas de remesas, que imponen aranceles al dinero, que con mucho esfuerzo los “mojados” envían a sus familiares.
“En Honduras como en todos los países que componen el Triángulo Norte de Centroamérica existe actualmente un fuerte dilema e incertidumbre respecto al tema migratorio ya que la llegada del presidente Donald Trump ha puesto aún más en evidencia este fenómeno que se ha calificado como crisis humanitaria, pero que a mí me gusta llamar “éxodo” ya que las personas parten de sus países prácticamente buscando la tierra prometida donde encontrarán la bonanza que tanto necesitan y que esperan encontrar en Estados Unidos”. FRIEDRICH NAUMANN. El éxodo hondureño no es el problema. Junio 2019.
Las “graves violaciones de derechos humanos durante la crisis post electoral, la impunidad prevalece, las investigaciones no avanzan y el complicado diálogo político presentado por el mismo gobierno como el mecanismo para una salida negociada a la crisis, se encuentra estancado. El fallido diálogo finalmente confirmó lo que amplios sectores de la sociedad hondureña cuestionaron desde el principio: que el proceso estaba instrumentalizado desde el gobierno y el partido en el poder para legitimar su mandato que reconocen susceptible a la ingobernabilidad y desde los opositores para presionar por que se reconozca su supuesto triunfo electoral. Además, el proceso no ha sido incluyente o transparente, por lo que desde el principio careció de confianza por parte de amplios sectores de la ciudadanía hondureña”. Del despojo a la migración forzada, la dramática expulsión de miles de hondureños y hondureñas. Ortega Ana. Fesamericacentral.org.2018.
Honduras “no se encuentra en un conflicto armado declarado, las diferentes violencias que amenazan la vida cotidiana de la mayoría de los hondureños y no puede caracterizarse como una situación de inseguridad generalizada de alta gravedad que pone en riesgo la vida, libertad e integridad de la ciudadanía. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos indicó en su reporte de 2018 que “la situación de derechos humanos es grave y se empeorará a menos que exista un verdadero proceso de rendición de cuentas por las violaciones cometidas y se realicen reformas estructurales”. CONEXIHON. 2020
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La migración forzada, pone de manifiesto “el carácter autoritario del régimen de Juan Orlando Hernández (JOH), al momento de gestionar la crisis migratoria nacional. En el fondo se evidencia que el régimen carece de propuestas integrales y sistémicas que den respuestas reales a la crisis migratoria nacional”. La migración en Honduras “es la manifestación de una crisis histórica del sistema social que promueve la migración forzada de la población hondureña hacia los Estados Unidos”. CESPAD. ANÁLISIS | ¿Por qué se van de Honduras? Un análisis de la migración en un contexto de exclusión social. Noviembre 2018.
Continúa el CESPAD, afirmando que “La criminalización de la migración ha sido tan evidente que altos funcionarios del régimen de JOH, han expresado públicamente que las personas que participan en las “caravanas migrantes” tienen vínculos con el narcotráfico, son participantes de estructuras criminales y son “malos hondureños y hondureñas”, sin sentido de patriotismo, que buscan poner en mal el nombre de Honduras”.
En Honduras hay realidades ineludibles: “falta de empleo, violencia, desplazamiento y el alto costo de la vida. Una familia promedio con solo un integrante trabajando y que devenga el salario mínimo, recibe de ingreso aproximadamente nueve mil lempiras menos deducciones (unos 385 dólares). Esa cantidad es insuficiente para pagar energía, comprar comida, asumir gastos de hogar, pagar escuelas y transporte. Según el Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), hay más de 300 mil nuevos pobres de un año al otro, esto suma la cantidad de 190 familias”. Situación de pobreza y exclusión provoca migración forzada en Honduras. Radio Progreso.2018.
En el caso de Honduras, “al menos 190.000 personas han sido desplazadas internamente debido a la violencia del crimen organizado y las pandillas. Allí, la colusión entre el crimen organizado y las autoridades corruptas es sistemática. Ejemplo de ello es que el pasado mes de octubre el hermano del presidente Juan Orlando Hernández fue declarado culpable de tráfico de drogas por un jurado de Nueva York, mientras que el mismo presidente fue etiquetado como co-conspirador bajo pruebas de que había recibido dinero de un cártel de drogas para su campaña presidencial”. Paz, Claudia. Las medidas más crueles para frenar la migración. El País, diciembre 2019,
La corrupción es una de “las amenazas más graves” para el Estado democrático de Honduras y frena su desarrollo económico y social. El país centroamericano no puede luchar solo contra la corrupción, por lo que necesita “cooperación técnica de calidad y cooperación internacional”, “La corrupción es un fenómeno transnacional (…), es un sistema ya estructurado a nivel nacional que tiene vinculaciones internacionales a través del lavado de dinero, además está relacionado con áreas de drogas y criminalidad organizada”. Honduras tiene “a la mano” la cooperación internacional que requiere para encarar la corrupción”. Es recomendable “la apertura de una Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, en inglés) en el país, para “respaldar el esfuerzo nacional” contra ese fenómeno, “están dadas” las condiciones, solo falta que el Estado haga la solicitud y que la comunidad internacional apoye con la financiación. Honduras “no está bien” en materia de derechos humanos, y en algunos casos se tienen “alarmantes niveles de impunidad”. Herrera, Roberto, Comisionado hondureño de los Derechos Humanos. Forbes, febrero 2020.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas