Honduras país de Centroamérica que más ciudadanos expulsa

Estudio a mujeres migrantes retornadas a Honduras revela abusos sexuales por parte de “coyotes”

Por: Redacción CRITERIO.HN

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Ilustración: Guillermo Burgos

El Progreso, Yoro.- Un estudio realizado a 75 mujeres hondureñas migrantes que fueron deportadas o que retornaron voluntariamente a Honduras, revela a detalle sus experiencias y expone hallazgos importantes relacionados con la edad, la motivación de su viaje migratorio, los cambios psicológicos y la modificación conductual tras regresar del viaje.

La investigación fue realizada por la socióloga Sandra Amador Mazariegos, integrante del Movimiento de Mujeres de la Colonia López Arellano (MOMUCLA) y quien contó con el respaldo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en el marco del Observatorio de las Migraciones Internacionales en Honduras.

Amador Mazariegos compartió sus hallazgos en un evento virtual conducido por la Red Jesuita con Migrantes y explicó que su estudio se basa en las experiencias de mujeres hondureñas que hicieron su retorno al lugar de origen: específicamente las mujeres migrantes retornadas de la colonia López Arellano, sector sur del municipio de Choloma, departamento de Cortés, zona norte de Honduras.

La socióloga explica que se sorprendió de la juventud de las mujeres migrantes retornadas y de algunos testimonios de abusos sexuales cometidos, principalmente por los traficantes de personas, mejor conocidos como “coyotes”.

“Se asume de acuerdo con la literatura existente que las mujeres hondureñas son muy demandadas en el comercio sexual en México y eso hace que muchos académicos hagan estudios de estas mujeres que están en tránsito. Notamos cómo a través de estas redes de tráfico de personas muchas mujeres se han vinculado bastante de una forma decadente. Se habla mucho de las mujeres cuando migran, pero muy poco de cuando regresan. Y entonces surge la pregunta, qué pasa con estas mujeres cuando regresan”, revela Amador Mazariegos.

La investigadora expuso, entre las conclusiones, que las mujeres retornadas vienen con una autopercepción “positiva” (interpretando ese optimismo en un sentido subjetivo), regresan con una sensación de mayor inseguridad, piensan que tienen menores posibilidades de empleo en Honduras y algunas continúan con la intención de hacer el viaje de nuevo.

“Casi todas de las mujeres encuestadas fueron deportadas de México”, cuenta Mazariegos, mientras lee una diapositiva en la que se devela que “entre las violencias que las marcaron está abordar el tren, violencia en México, estafa de parte de los coyotes, frío dentro de las cárceles al ser detenidas y el miedo y frustración de no conseguir el objetivo final”.

“En cuanto a la percepción positiva de sí mismas al regresar a la comunidad, aún y cuando muchas no concluyeron el viaje con éxito, se pudo observar entre las entrevistadas a mujeres con una nueva “mentalidad”. (Subjetiva)”, es otra de las conclusiones de la investigación.

Un tercer elemento como conclusión es que, tras su regreso, muchas mujeres migrantes retornadas continuaron sus estudios, se separaron decididamente de sus parejas, buscaron por primera vez un empleo o emprendieron pequeños negocios.

Para la investigadora, las mujeres retornadas se vuelven invisibles para el Gobierno y el estigma de ser mujeres migrantes retornadas les impone una etiqueta pesada que las hace vivir enclaustradas.

“Choloma se ha convertido en una de las zonas que ha tenido mayor crecimiento económico, algo totalmente distinto a desarrollo, sobre todo con la llegada de las maquilas, pero este sector sur de Choloma aún presenta niveles bastante preocupantes de desocupación entre la población en edad de trabajar. Es un sector que ha crecido bastante demográficamente, pero sin condiciones de empleo dignas. La religiosidad está presente, con una proliferación de iglesias evangélicas bastante importante”, manifiesta.

La presentación del estudio de Amador Mazariegos fue transmitida en vivo a través de la página de Facebook de Radio Progreso, bajo la conducción de la socióloga Mercy Ayala, quien actuó como moderadora.

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