A pesar de una leve disminución en comparación con el año anterior, la cifra alarmante de muertes violentas de mujeres evidencia la grave crisis de violencia de género en Honduras, donde más del 95% de los casos permanecen impunes, lo que resalta la urgencia de implementar políticas efectivas de prevención y justicia
Tegucigalpa, Honduras. – En lo que va del año 2024, Honduras ha registrado 174 mujeres asesinadas de manera violenta, reafirmando su posición como el país con la mayor tasa de femicidios en América Latina.
La cifra fue confirmada por Migdonia Ayestas, coordinadora del Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras durante la presentación de datos preliminares de mortalidad en 2024.
Ayestas, señaló que, a pesar de una leve disminución en comparación con el año anterior, la alarmante cifra evidencia la grave crisis de violencia de género que azota a la nación, que también se encuentra entre los cinco países más violentos del mundo.
En ese sentido, es imperativo que las autoridades hondureñas adopten medidas más efectivas y con un enfoque de género para abordar esta problemática.
La implementación de políticas públicas que prioricen la protección de las mujeres y la justicia para las víctimas es fundamental para romper el ciclo de violencia.
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MUERTES VIOLENTAS DE MUJERES NO SON SIMPLES ESTADÍSTICAS
Este fenómeno, que se agrava con cada día que pasa, ha sido analizado por de feministas y defensoras de derechos humanos, quienes destacan que estas muertes no son “simples estadísticas”, sino que reflejan un problema social profundamente enraizado en la cultura patriarcal del país.
“Es terrible porque no sólo tenemos que hablar de cifras, tenemos que hablar de vidas de familias que están desconsoladas y que no hay acceso a la justicia”, expresó a Criterio.hn, Ana Cruz, directora de la Asociación Calidad de Vida
La violencia contra las mujeres en Honduras va más allá de los feminicidios. Cruz menciona que en las comunidades donde trabajan han atendido casos de mujeres violadas, maltratadas y las que no logran huir de sus comunidades son asesinadas, pero que no se reflejan en las estadísticas oficiales.
Por su parte, Lara Bohórquez, coordinadora de la Unidad de Investigación Feminista del Centro de Derechos de Mujeres (CDM), enfatiza que las muertes violentas de mujeres en Honduras están marcadas por una clara razón de género. Según Bohórquez, «siempre se desvaloriza la muerte violenta de mujeres porque, primero, son mujeres, y segundo, porque son menores en cifras».
Esta desvalorización, enfatiza Bohórquez, contribuye a la normalización de la violencia de género, donde el ensañamiento en los asesinatos de mujeres es un reflejo del odio que algunos hombres sienten hacia ellas.
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IMPUNIDAD Y FALTA DE ACCIÓN GUBERNAMENTAL
La impunidad en los casos de femicidio es alarmante. Según informes, más del 95% de los femicidios en Honduras quedan sin resolver, lo que refleja una grave falta de acción por parte del sistema de justicia.
Lara Bohórquez reprocha la falta de implementación del protocolo latinoamericano de investigación de muertes violentas de mujeres, lo que ha llevado a que muchas muertes se clasifiquen erróneamente como homicidios, diluyendo así la gravedad del problema.
La falta de voluntad política para abordar esta crisis se hace evidente en la ausencia de medidas preventivas y en la inacción del gobierno. A pesar de que organizaciones internacionales han instado a Honduras a tomar medidas concretas, la realidad es que las instituciones encargadas de proteger a las mujeres no han mostrado un compromiso real para erradicar la violencia de género.
Por su parte, Ana Cruz, señaló que uno de los principales problemas en el abordaje de la violencia contra la mujer es la falta de estrategias de prevención y un enfoque diferenciado para proteger la vida de las mujeres. «No existe nada para prevenir esta violencia, estas cifras o estas violencias a las que se enfrentan las mujeres», cuestionó.
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SUICIDIO COMO UNA FORMA DE ENCUBRIR FEMINICIDIOS
falta de investigaciones adecuadas en los casos de violencia de género en Honduras ha llevado a una preocupante tendencia: la tipificación de feminicidios como suicidios. Esta práctica no solo minimiza la gravedad de los crímenes cometidos contra las mujeres, sino que también perpetúa la impunidad y desestima el sufrimiento de las familias afectadas.
Ana Cruz, enfatizó en la preocupante tendencia de la utilización del suicidio como una forma de encubrir feminicidios en Honduras. “Los femicidas están utilizando como banderita el suicidio”, denunció.
Cruz destaca que, en algunos casos, se han realizado autopsias que demuestran que las muertes fueron femicidios y no suicidios, lo que pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más riguroso y con perspectiva de género en las investigaciones.
La tipificación errónea se convierte en un arma de doble filo, ya que no sólo oculta la verdad detrás de las muertes violentas de mujeres, sino que también alimenta la impunidad que rodea estos delitos. La falta de un seguimiento adecuado por parte de las autoridades contribuye a que muchas víctimas no reciban la justicia que merecen.
Además, Cruz enfatiza que la violencia de género y el suicidio están interrelacionados, ya que ser víctima de violencia puede aumentar el riesgo de conductas suicidas.
La falta de políticas efectivas para prevenir la violencia y el escaso acceso a la justicia contribuyen a un ciclo de violencia que afecta profundamente a las mujeres.
