Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
Las primeras planas de los periódicos ayer y hoy repiten la línea que les mandaron de la Oficina para controlar daños, que omite la amenaza velada, destacando y enfatizando su promesa de guardar el orden y hoy culpa a Luis Zelaya.
Aunque en teoría existen mayormente para preservar a la nación de agresiones externas, es parte de su misión. Guardar el orden. El legítimo, General, por supuesto, que -en una república- es el orden que apoyan los ciudadanos. Asegurar el estado de derecho, democrático, en que se respetan los derechos, que la comunidad mundial -la ONU- dice que se violan, porque incluso se mata a los defensores, a los periodistas y a los visibles líderes sociales de oposición, garantizar un estado donde los poderes independientes se respetaran en vez de someterse o confabularse entre sí y donde la ley prime sobre el poder político. Eso no es lo que ha hecho la FFAA, desde cuando el 28 de junio de 2009 ametralló la residencia del ciudadano presidente, lo redujo a sujeción y lo envió extra fronteras en pijama. No puede llamarse a eso una sucesión presidencial en ninguna latitud, Ponce ninguna autoridad mundial lo llamó así. Respeto al buen soldado.
A veces disiento en mis círculos políticos cuando se ponen mis ardientes correligionarios a vituperar contra los militares en general. Les recuerdo que el proyecto modernizador más congruente de la era contemporánea fue el fracasado en 1974, de origen militar. Y que, en más de una ocasión del último medio siglo, los militares aseguraron las instituciones y salvaron las libertades cívicas contra los caprichos del poder, contra Lozano Díaz en 1956, contra el General Álvarez Martínez en marzo de 1984 y en 1985, contra la intentona continuista de Suazo. Sin ignorar otros delitos, he manifestado respeto a varios oficiales que protagonizaron esos comportamientos dignos. Me quito el sombrero ante otros que optaron a su riesgo por renunciar a sus carreras, antes de cumplir una orden criminal.
No fueron buenos administradores. Repugna el prepotente. Siempre hubo quien solo buscaba enriquecerse, y daba la espalda al pueblo del que provenía. Hubo violadores. Desde los 70s oficiales metidos a narcos o encubridores, cuando mataron a los Ferrari y amistaron a Mata B, y llegó un momento en que casi prevalecen los peores. Muchos solamente trataban de adaptarse, caían en la trampa que les ponía el superior o el político corrupto.
Pienso sin embargo que ya no los hacen como antes y apenas escapó de llorar y reír alternativamente por la pena que me provoca la incongruencia y torpeza del General Ponce ante la prensa, un comediante en vez de un soldado, un guardaespaldas del dictador. El hábito no hace al monje ni el uniforme al soldado. Da pena ajena escucharlo alegando que una mayoría de los hondureños apoyan a JOH porque a los sumo unos 3 mil salen a las protestas, las que él reprime con bala viva. Alternando entre contradicciones evidentes, entre la más abyecta entrega total a sus amos y el delirio de grandeza de un idiota. Aun si se sulfuró cuando le recordaron que los fiscales de allá afirmaron que hay militares cómplices y respondió aireado
Que se lo prueben. Que no está en eso, si no apoyando al legítimo Juancho, que los golpes son cosas del pasado. Pero que si las FFAA dieran golpe sería para quedarse en el poder treinta años, se lo escuche de viva voz, a René Ponce que agregó. Y para poder seguir trabajando.
Es una expresión de supina irresponsabilidad, constitutiva de traición ¿A la continuidad de qué trabajo se refiere? La expresión de un hombre que no entiende la ley ni en que siglo le toco vivir, que irrespeta a la república democrática que dice defender y que claramente no tiene quien lo contradiga. Eso es lo que me entristece. ¿Dónde están los valientes? ¿Los verdaderos soldados de la patria?
¿Quienes heredan el ideal del ciudadano Morazán que -a la cabeza de un pequeño contingente- enfrentó al Ejército Federal que arrestara a presidente Herrera, y con su personal liderazgo reclutó, forjó y armó el Ejército Aliado Protector de la Ley al cual condujo, de batalla en batalla al rescate de la nación contra la conspiración conservadora? ¿Dónde están los sucesores del General Cabañas que declinó la pensión vitalicia que el estado no podía cubrir y se retiró a su finca a vivir del fruto del trabajo del campo?
Y expliquenme finalmente Ponce, si su trabajo es defender la alternancia en el poder, mediante elecciones en que los ciudadanos disponen quien los gobierna. ¿Cómo no se dio cuenta de los fraudes en 2013 y 2017? Y si para ese fin y no otra cosa, tiene las FFAA un aparato de inteligencia que sigue la pista de los riesgos a la seguridad nacional, como nadie dijo nada cuando Tony aterrizaba con sus helicópteros repletos en las Brigadas, e iba y venia con sus aviones cargados de armas de alto poder, y de exclusivo uso militar…. ¿Cómo es que no sabía nada Ud.? ¿Cómo no le informó nada al Comandante en Jefe? ¿Como le hace para hacerse el…inocente, siendo tan…privilegiado?
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
3 respuestas
Es lamentable, decepcionante y sobre todo, primando la ignorancia y el buen sentido de decencia y honestidad que un profesional de tantos años no lleve a cabo su función encomendada con diligencia, responsabilidad y respeto. Este accionar se conoce como incompetencia y más aún negligencia en su labor. Por favor señor Ponce no hablé en nombre de las Fuerzas Armadas que habemos todavía buenos Hondureños que las hemos respetado y admirado; pero usted con lo que bota de boca, las empaña. Gracias y disculpe usted señor comandante, pero, muchos amamos nuestra Bella y Honorable Patria HONDURAS. No tenemos ni queremos otra.
Nunca saben ni hacen nada, ninguno comete fraude, ninguno roba.
Sólo son rumores según ellos pero el país refleja otra cosa, hecho una mierda disculpe usted.
Excelente comentario, este indigno general debe alertar a la ciudadanía pues en el fondo esta creando condiciones para un auto golpe en caso de que la Embajada no encuentre otra solución.