Por: Fernando Destèphen
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Tegucigalpa.- Terminó la Semana Santa, no se vio la caravana de vehículos transportando personas -derrotadas por el cansancio y la nueva deuda- apoyados en la paila de pick up o con las ventanas abiertas saludando. No, este año está temporada fue reemplazada por una cuarentena y un toque de queda debido al nuevo Coronavirus: Sars-Cov-02 que causa el Covid-19.
Honduras es un país endémico, todos los años se repite lo mismo: dengue, incendios, más de 250 incendios se reportaron solo el fin de semana, uno, en un cerro atrás de la Basílica de Suyapa fue suficiente para poner a prueba la fe. Como la de los pastores que sobrevolaron en un helicóptero el domingo, igual que los católicos hace dos semanas, ambos con los mismos resultados: nada.
El Covid-19 continúa en Honduras, los encargados de Sinager continúan improvisando, la gente protesta, pide comida y la fe es el pretexto para confirmar la ignorancia de la religión y para continuar gritando que la solución no vendrá de la iglesia ni de ningún pastor autonombrado iluminado.
Mientras los pastores, dentro del helicóptero hacían su ritual, abajo las montañas se quemaban, algunos pedían comida, otros intentaban vender algo. Otros eran confirmados positivos por un virus que no intimida a una población que ha muerto poco a poco desde siempre.
Incendio en el municipio de Guarizama, departamento de Olancho. Foto Andrès Molina
Unos 312 incendios forestales se han registrado hasta la noche de este lunes, estos incendios ya han afectado casi las 12 mil hectáreas de bosque, informó Sandra Canales, la jefa de la Unidad de Protección Ambiental del Instituto de Conservación Forestal (ICF). 12 mil hectáreas.
El Distrito Central a veces se esconde en una densa capa de humo.
Noventa y cinco de los incendios a nivel nacional fueron en el Distrito Central. La fe de los pastores y el aceite ni eliminó el Covid-19 ni apagó las llamas. La desesperación por llamar la atención es a veces un peligro.
Las pruebas rápidas ya están en San Pedro Sula. El miedo y el calor asfixian, también lo hace la incertidumbre de qué va a pasar mañana.
Más protestas de médicos que piden insumos de bioseguridad para atender a los pacientes con Covid-19. También continúa enfermándose el personal de salud, unos 12 médicos y 17 enfermeras estarían infectados por el Covid-19 denunció Samuel Santos, vicepresidente del Colegio Médico de Honduras. Más tarde, el director del Instituto Hondureño de Seguridad Social en San Pedro Sula, también denunció médicos enfermos, pero también la perdida de material que ya había sido entregado, se pide una investigación.
“No se puede derrotar la pandemia con militares, ingenieros o abogados”, dijo el doctor Santos.
El manejo de la compra de insumos de bioseguridad, capacidades de atención y la falta de una logística para llevar comida con los programas gubernamentales ha creado un debate público sobre si está emergencia sanitaria se está manejando bien.
En la avenida Miguel Cervantes, justo al cruzar la calle de la biblioteca Nacional, dos hombres practicaban algo que ya días no se ve: un asalto, con la luz del día y la soledad de esa zona, con la miseria de asaltar a un igual, que ni tuvo miedo, solo entregó, bajo la mirada, abrió su cartera, los dos ladrones sacaron lo que querían, se van, él también con la cabeza abajo y un cubrebocas azul que se desdibuja por su mirada de impotencia.
Comayagüela es un distrito aparte, se comporta independiente de Tegucigalpa, los mercados abren, los comerciantes informales venden lo de la temporada: mangos, ciruelas y piscinas inflables. Cierto, ellos viven de las temporadas, solo que esta nadie habría adivinado que sería tan difícil.
El gobierno ha aprobado alrededor de ochenta y tres mil doscientos treinta millones de lempiras para combatir el Covid-19, lo que ha ocasionado compras de emergencia, compras que siempre levantan demasiado polvo porque los procesos nunca carecen de la transparencia que impediría la corrupción.
Este lunes la segmentación dependiendo del último dígito de la cédula de identidad continuó, pero solo con dos números, 1 y 2. La gente fue menos, las filas se están volviendo la normalidad de la disciplina.
Los incendios se lograron controlar, San Pedro Sula continúa cerrada, en el mundo ya son dos millones de personas contagiadas, Donald Trump no puede manejar una crisis sanitaria y en Honduras, Francis Contreras -talvez para no aburrir- aparece explicando la situación mundial, antes de martillar la cabeza de miles de personas con los nuevos datos de casos confirmados:
8 en Cortés, uno en Lempira y uno en Francisco Morazán, diez casos más, 407, 26 muertes y 7 recuperados, a pesar de la gravedad en la voz de Francis Contreras y su lenguaje corporal la voz del director del IHSS en San Pedro Sula, Omar Jananía dijo que en el hospital Leonardo Martínez han muerto 16 personas con sospecha de Covid-19 en el hospital Mario Catarino Rivas 17 y 5 en el Seguro Social.
Francis Contreras explicó que se tendrá que esperar el resultado del Laboratorio Nacional de Virología para confirmar o descartar que esas muertes fueron debido al Covid-19.
Parece que en Honduras no se le había temido tanto a una muerte sin cara.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
No poder salir de casa durante estos dias no tiene que ser sinonimo de aburrimiento, porque siempre hay alternativas para pasar un buen rato en el hogar, y para este fin de semana de cuarentena se vienen grandes eventos virtuales que te permitiran a ti y a mas de uno mover el cuerpo y despejar la mente.