Desprotección y vulnerabilidad: el rostro de la niñez en Honduras

A pesar de ser el futuro del país, la niñez en Honduras enfrenta una realidad cruda marcada por la deserción escolar, el trabajo infantil, la migración forzada y la violencia generalizada, exigiendo una respuesta urgente y comprometida del Estado para garantizar sus derechos fundamentales

Tegucigalpa, Honduras. La niñez hondureña se encuentra sumida en un complejo panorama de vulneración, marcado por el abandono estatal y la violación sistemática de sus derechos fundamentales. Miles de niños y niñas enfrentan desafíos alarmantes, como la deserción escolar, la explotación laboral y la violencia generalizada. 

A razón de esta vulneración, la situación de la niñez en Honduras es alarmante y refleja un ciclo de desprotección y abandono estatal que ha perdurado a lo largo de los años.

Víctor Fernández, ex fiscal de la niñez y defensor de derechos humanos. Fotografía: Jorge Burgos/Criterio.hn

Víctor Fernández, ex fiscal de la niñez y defensor de derechos humanos, expresó que el panorama es desolador para los niños y niñas que viven en condiciones de vulnerabilidad extrema, especialmente aquellos que se encuentran en situación de calle.

En ese sentido, el abogado Fernández, también coordinador del Bufete Estudios para la Dignidad, recriminó que el Estado hondureño ha incumplido la sentencia de la Sala de lo Constitucional que ordenaban la implementación de políticas públicas efectivas para proteger a la niñez en condición de calle.

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CONDICIONES CRÍTICAS DE LA NIÑEZ EN CALLE

En Honduras, la crisis de la niñez en condición de calle ha alcanzado proporciones alarmantes. Según datos proporcionados por Casa Alianza, entre 18,000 y 20,000 niños y niñas se ven obligados a vivir en las calles, enfrentando diariamente una lucha por su supervivencia. Estos menores de edad, en su mayoría provenientes de familias en extrema pobreza, son víctimas de abusos y violaciones constantes a sus derechos fundamentales.

El trabajo de organizaciones como Casa Alianza y Coiproden revela que la niñez en condiciones de calle enfrenta abusos sistemáticos y una falta de atención adecuada por parte de las instituciones responsables.

Ricardo Coello, director de proyectos de Casa Alianza en Honduras. Fotografía: Horacio Lorca/Criterio.hn

Para Ricardo Coello, director de proyectos de Casa Alianza en Honduras, el país centroamericano sigue siendo «un territorio hostil» para la niñez hondureña. Coello señala que la situación de los niños y niñas en condición de calle se mantiene debido al abandono histórico por parte del Estado. 

Coello lamenta que, a pesar de los avances legales y la creación de instituciones como la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), la niñez sigue siendo relegada en la agenda pública, perpetuando un ciclo de vulnerabilidad que amenaza el futuro de miles de niños y niñas en el país.

A pesar de los esfuerzos realizados por organizaciones de derechos humanos y de la sentencia emitida por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que ordenaba al Estado dotar de un presupuesto suficiente y llevar a cabo un proceso de identificación plena de los niños en condición de calle, la realidad en Honduras sigue siendo desalentadora. “La niñez no es una prioridad a pesar de que se reitera que los niños y las niñas son el presente y el futuro del país”, recriminó Víctor Fernández.

Además, señaló que muchos de los niños y niñas que viven en las calles son instrumentalizados para actividades ilícitas, como el narcotráfico, y se enfrentan a un alarmante número de desapariciones.

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LA NIÑEZ HONDUREÑA: VÍCTIMA DE LA VIOLENCIA Y LA INACCIÓN ESTATAL

La niñez en Honduras se encuentra atrapada en un ciclo de violencia alarmante que amenaza su seguridad y bienestar. La violencia, que se manifiesta de diversas formas, ha normalizado el sufrimiento de los más vulnerables, convirtiendo la infancia en un campo de batalla donde la esperanza y el futuro se ven cada vez más comprometidos

Con un incremento de muertes violentas que ha dejado a 346 niños, niñas y adolescentes sin vida entre 2022 y 2024, de acuerdo con el monitoreo de medios de la Red Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (Coiproden), la situación se ha convertido en una crisis que exige atención urgente

Esdras Medina, coordinador de Proyecto Prevención de Violencia de Coiproden, en una entrevista con Criterio.hn, remarcó que la violencia que enfrenta la niñez y la adolescencia se ha convertido en una deuda histórica del Estado hondureño. La inacción del Estado y la desatención de las instituciones responsables han llevado a que la niñez hondureña siga siendo víctima de un ciclo de violencia y explotación.

Esdras Medina, coordinador de Proyecto Prevención de Violencia de Coiproden. Fotografía: Horacio Lorca/Criterio.hn

La situación de violencia, no sólo refleja la desprotección de la niñez, sino que también pone de manifiesto la falta de acciones efectivas para abordar la violencia que los rodea. Medina enfatiza que, a pesar de ciertos avances en políticas públicas, como la reciente aprobación de una política nacional para la primera infancia, la transición de la teoría a la práctica sigue siendo un desafío significativo para el Estado.

A pesar de la implementación de nuevas políticas, el reto radica en garantizar que estas medidas se traduzcan en acciones concretas que protejan los derechos de la niñez

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DESERCIÓN ESCOLAR Y TRABAJO INFANTIL

La deserción escolar es otro aspecto crítico que afecta a la niñez en Honduras. La pandemia de COVID-19 exacerbó esta situación, con un aumento significativo en el número de niños y niñas fuera del sistema educativo.

Se estima que más de un millón de niños y niñas no asisten a la escuela, lo que limita su acceso a oportunidades y perpetúa el ciclo de pobreza y vulnerabilidad.

De acuerdo con Esdras Medina, la niñez hondureña enfrenta grandes desafíos en términos de educación. Se estima que 1.2 millones de niños y niñas están fuera del sistema educativo, lo que limita seriamente sus oportunidades de desarrollo y crecimiento.

En el ámbito de la salud, la desnutrición infantil es un problema crítico, afectando a tres de cada diez menores de edad en el país. Esto no solo impacta su crecimiento físico, sino también su capacidad de aprendizaje y desarrollo cognitivo.

A pesar de algunos avances significativos, como la implementación de infraestructura educativa, merienda escolar y becas para mantener a los niños en la escuela, estos esfuerzos aún no han sido suficientes. Medina, enfatiza que es necesario un mayor fortalecimiento de las instituciones garantes de derechos como la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, para brindar un acompañamiento eficiente a la niñez hondureña. La reducción del presupuesto asignado a esta secretaría es un claro indicador de que la infancia no ha sido una prioridad en las políticas gubernamentales

La falta de políticas efectivas y de financiamiento adecuado para la educación ha llevado a que muchos niños y niñas se vean obligados a trabajar en condiciones precarias, contribuyendo así a un ciclo de explotación que es difícil de romper.

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MIGRACIÓN INFANTIL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO, OTRO FLAGELO

La migración infantil y7 el desplazamiento forzado en Honduras está intrínsecamente relacionada con la violencia y la falta de garantías de derechos, convirtiéndose en una respuesta desesperada para cientos de niños y niñas ante un entorno hostil e inseguro, quienes huyen de sus hogares debido a la creciente violencia en sus comunidades, donde son víctimas de maltrato, extorsión y amenazas.

Kathryn Lo, representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Fotografía: Horacio Lorca/Criterio.hn

Los impactos de la violencia en la niñez hondureña son profundos y multifacéticos, y uno de los efectos más silenciosos pero devastadores es el desplazamiento forzado. De acuerdo con Kathryn Lo, representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en Honduras, el 43% de las personas que se han visto obligadas a huir del país son niños, niñas y adolescentes. Este desplazamiento no sólo representa una ruptura con su entorno familiar y comunitario, sino que también les priva de derechos fundamentales como la educación, la salud y la libertad de movimiento.

Respecto a la migración infantil, Carlos Sierra, representante de la Mesa de Organizaciones de Sociedad Civil para la Niñez Migrante, destaca que para comprender la migración infantil en Honduras es fundamental analizar los problemas estructurales que enfrenta el país, como la pobreza y la pobreza extrema.

Estas condiciones, señala Sierra, han llevado a muchas familias a ver la migración como «una válvula de escape» para proteger a sus hijos no solo de las carencias económicas, sino también de la creciente inseguridad que amenaza sus vidas. Es decir, la migración se convierte en una respuesta desesperada ante la falta de oportunidades y la violencia que permea en la sociedad, obligando a los menores a abandonar sus hogares en busca de un futuro más seguro.

Ante este panorama desalentador para la niñez hondureña, Víctor Fernández hace un llamado a la sociedad y al Estado para que se tomen medidas urgentes y efectivas que prioricen la protección de la niñez. Consideró que es fundamental que se desarrolle una política pública integral que garantice el acceso a la educación, la salud y la protección de sus derechos fundamentales. La creación de un entorno seguro y saludable para los niños y niñas debe ser una prioridad nacional.

En ese sentido, enfatizó que la celebración del Día del Niño –que se celebra el 10 de septiembre— debe ir acompañada de un compromiso real y tangible por parte del Estado y la sociedad para garantizar que todos los niños y niñas en Honduras tengan la oportunidad de crecer en un ambiente seguro y propicio para su desarrollo.

  • Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas
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