Por: Redacción CRITERIO
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Tegucigalpa.-En Honduras la denuncia es posible porque existen medios como Radio Globo y Globo TV. Son muy pocos, pero los hay, el resto del campo mediático es un basto campo yermo, estéril, salpicado de miseria ética y profesional.
Cuando el régimen ataca medios como estos, la verdad es que nos está agrediendo a todos, incluso a los mismos políticos derechistas y a gran parte de este pueblo adocenado y conformista.
La labor del periodista David Romero Ellner y los medios que dirige en beneficio de Honduras y su pueblo es incalculable, tan buena que el régimen sucesor del mandato fraudulento de Porfirio Lobo Sosa lo ha declarado como el primer enemigo mediático de la administración de Juan Hernández Alvarado.
Un desacierto que pone en relevancia el acierto y la valentía de Alejandro Villlatoro, dueño de Radio Globo y Globo TV y de su personal de prensa a cargo del periodista Romero Ellner.
Una inagotable cantera del mejor periodismo radial que parte con su postura recia ante el golpe de estado del 28 de junio de 2009; la orquestación desde el Congreso Nacional en la época del actual jefe de estado en desmedro de la soberanía, la economía, la seguridad jurídica y la tutela de los derechos humanos.
Las denuncias recurrentes de leyes lesivas a los intereses patrios con la Ley de Ciudades Modelo o Charter Citys, de actos de corrupción en el IHSS, en el Instituto Nacional de Estadísticas, Secretaría Salud, Educación y Ganadería.
La vinculación del Partido Nacional en el fraude contra todas esas entidades del Estado; el despilfarro y derroche de fondos públicos con la compra de un jet de lujo y helicópteros al servicio personal de Hernández Alvarado.
Actos de vergüenza internacional a la hondureñidad como el asesinato de defensores de derechos humanos, periodistas, abogados, entre estos el de la ambientalista y líder indígena Bertha Cáceres, premio Goldman 2015 por su defensa de la Madre Naturaleza y el patrimonio natural de su pueblo. Además de estos, la criminalización de la juventud, de la mujer, de la pobreza y de las demandas sociales de la población en general.
Los valores tangibles e intangibles al país y la sociedad hondureña aportados por Romero y los medios para los que trabaja son invaluables e insustituibles, por eso todos quienes amamos la libertad en todas sus expresiones devenimos en la obligación ciudadana de solidarizarnos física y moralmente en esta etapa de lucha en que la dictadura ha infringido este golpe brutal contra la libertad de pensamiento y expresión.