Por: Redacción CRITERIO
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Según psicólogos estadounidenses, los políticos más populares se expresan en un tono de voz bajo. El fenómeno se debe a que los seres humanos estamos «programados» para seguir a líderes con voces de este tipo, que asociamos con la fuerza física y la competencia.
Un grupo de científicos de la Universidad de Miami y de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, ha llevado a cabo un estudio, publicado en la revista ‘PLoS One’, en el que han descubierto que la mayoría de las personas está biológicamente predispuesta a confiar en los líderes políticos con voces más profundas.
En concreto, el estudio ha revelado que los electores prefieren a líderes con voces de tono bajo, ya que son percibidos como «fuertes, con mayor habilidad física, más competentes y con una mayor integridad». La relación entre el tono de voz del candidato, su edad y el éxito electoral, se han examinado en dos experimentos.
En el primero, se ha estudiado si los votantes hacían una discriminación respecto a la edad. En el estudio han participado 800 voluntarios que tuvieron que rellenar encuestas en línea sobre sus preferencias sobre hipotéticos candidatos, políticos cuyas edades variaban entre 30 y 70 años. El resultado mostró que los candidatos, tanto hombres como mujeres, de 40 y 50 años de edad (cuando el tono de voz suele alcanzar su nivel más bajo) eran preferidos frente a los candidatos de 30 o 60 y 70 años.
En el segundo experimento, los investigadores pidieron a 400 hombres y 403 mujeres escuchar grabaciones con la frase «Te pido que votes por mí en noviembre», pronunciada en tonos de voz alto y bajo. Cada participante tuvo que decidir qué voz sonaba más fuerte, más competente y mayor en cuanto a la edad. El candidato con el tono de voz bajo obutvo entre el 60 y el 76 por ciento de los votos.
El catedrático Casey Klofstad, uno de los autores de la investigación, y sus colegas, creen que esta preferencia es instintiva y que proviene de la antigüedad, cuando los humanos durante milenios vivían en comunidades tribales y el liderazgo era en la mayoría de los casos una cuestión de fuerza física, informa ‘The Independent’.
«Cuando se trata de liderazgo en la política moderna, por lo general se habla de la competencia en términos ideológicos más que de una superioridad física sobre sus oponentes. En la antigüedad, probablemente, los mejores resultados podían obtenerse gracias a ser un líder fuerte en el sentido literal de la palabra», ha señalado Klofstad.
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