Tegucigalpa, Honduras.- En Islas de la Bahía, departamento ubicado en la zona insular de Honduras, la violencia y criminalidad perpetradas por grupos de narcotráfico y crimen organizado han ganado terreno durante 2024. Esto se debe, en parte, a las consecuencias de algunas estrategias de seguridad implementadas por los cuerpos de seguridad en otras regiones del país.
En Roatán, municipio de Islas de la Bahía, durante 2024 se han registrado dos homicidios múltiples. El primero ocurrió en enero, cuando un ciudadano estadounidense, capturado en República Dominicana y extraditado a Honduras hace unos meses, supuestamente asesinó a tres mujeres y dejó lisiado a un hombre, a quienes previamente había secuestrado.
Posteriormente, en agosto del mismo año, en la zona Dixon Cove de Roatán se reportó otro homicidio múltiple que cobró la vida de dos mujeres y un hombre. Las cifras absolutas muestran que la violencia se ha ensañado con las víctimas femeninas, ya que seis de las siete personas asesinadas en ambos casos son del género femenino.
Según versiones oficiales, algunos perpetradores de los crímenes, excepto Gilbert Reyes– el ciudadano estadounidense- responsable de la masacre de enero actualmente enfrentando la justicia, continúan en libertad porque han sido favorecidos por los deficientes procesos de investigación que ejecuta tanto la Policía Nacional como el Ministerio Público (MP).
Además de Reyes, las autoridades arrestaron a principios de este mes en West Bay, Roatán, a un supuesto líder de la Mara Salvatrucha (MS-13), conocido en el mundo criminal con el alias de ‘La Bruja’, quien presuntamente está implicado en la segunda masacre. Su captura podría ser un indicio de que los grupos delictivos están ganando terreno en esa zona del país.
La principal hipótesis que manejan las autoridades sobre los asesinatos múltiples registrados, no solo en Islas de la Bahía, sino también en otras zonas del país, descarta el vínculo con el crimen organizado o el narcotráfico. Las investigaciones indican que la motivación principal fue la venganza, consecuencia de la impunidad.
Sumado a esto, Islas de la Bahía, un departamento que antes no figuraba en los mapeos de incidencia de violencia, actualmente aparece, según el Sistema Estadístico Policiales en Línea (Sepol), en la extensa lista de zonas afectadas, con 25 personas registradas como víctimas. Este número podría ser mayor, ya que la última actualización se realizó a principios de agosto.
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LA VIOLENCIA EN ISLAS DE LA BAHÍA PODRÍA SER UNA CONSECUENCIA DE ALGUNAS ESTRATEGIAS
Para el criminalista y experto en temas de seguridad Gonzalo Sánchez, el aumento de la violencia en Islas de la Bahía podría deberse a un factor principal: criminales pertenecientes a distintas agrupaciones delictivas se están expandiendo debido a que algunas estrategias de los cuerpos de seguridad pública están enfocadas en las principales regiones del país, como Francisco Morazán, Cortés, Olancho y Choluteca, donde antes tenían absoluto control territorial.
“El alza en la violencia podría deberse a que los criminales, quizás por temor a ser capturados u otros factores, se están trasladando a zonas donde la Policía tiene menos presencia, como en Islas de la Bahía. Al estar ahí, se dedican a expandirse y, como consecuencia, a cometer diversas ilegalidades que concluyen en delitos comunes y asesinatos,” opinó Sánchez, catedrático en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Lo expuesto por Sánchez tiene sentido. Por ejemplo, con la intervención de la Policía Nacional y la Policía Militar de Orden Público (PMOP) en Francisco Morazán y Cortés, llevada a cabo durante el primer trimestre de 2023 como parte de la segunda fase del Plan Solución Contra el Crimen, la violencia comenzó a aumentar en Olancho, Atlántida y Choluteca. En respuesta, las autoridades también implementaron despliegues que se suponían permanentes.
Entonces, desprendidas de estas intervenciones, ejecutadas mediante el estado de excepción que les otorga mayores facultades a las autoridades de seguridad, la violencia y criminalidad comenzó a proliferar a zonas en las que antes no había incidencia delictiva, como pasa ahora en Islas de la Bahía.
“Esta situación no es anormal. Es una forma en que los grupos criminales sobreviven para evitar ser desarticulados. El problema es que estas medidas han tenido poca efectividad. Sea cual sea el motivo de los asesinatos en Islas de la Bahía, es ahí donde los resultados policiales deben demostrar frutos, ya que son los garantes de la seguridad ciudadana. Si la situación continúa así, la percepción negativa de la población persistirá,” explicó Sánchez.
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Esto sucede en el contexto de que Honduras, desde el 6 de diciembre de 2022, se encuentra bajo un estado de excepción parcial cuyo principal objetivo es desarticular a las organizaciones criminales y grupos de narcotráfico dedicados principalmente a la extorsión. Esta medida ha sido cuestionada debido a que, a pesar de su naturaleza excepcional, se ha convertido en permanente, contraviniendo lo estipulado por la Constitución de la República.
Sin embargo, aunque el objetivo del estado de excepción impulsado por el gobierno de la presidenta Xiomara Castro era reducir la extorsión, este delito continuó proliferando. La extorsión no solo afecta a los transportistas, sino que también ha comenzado a impactar a otros sectores empresariales. Como consecuencia, los afectados han dejado de denunciar los casos, lo que podría ser uno de los factores que explican la falta de reducción en la comisión de este delito.
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Me gusta trastear en los registros del dinero público, manipular y analizar datos para contar lo que no se sabe. Prefiero trabajar en equipo, antes que solo porque en el consenso está la clave. Aún no he llegado a donde quiero, pero volver no es opción. Ver todas las entradas