El juicio de Tony

Conversaciones telefónicas entre narcotraficantes hunden a Tony Hernández en transporte de drogas

Tomado de: ProHondurasNetwork

Dentro de las pruebas que fueron presentadas por la fiscalía en la Corte del Distrito Sur de New York, relacionadas con el caso de Juan Antonio Hernández se encuentra una conversación entre un narcotraficante hondureño denominado en los documentos como CC-8 y un narcotraficante de origen guatemalteco identificado en los documentos como CC-9.

En junio de 2016 dos traficantes de droga en Centro América (“CC-8” y “CC-9”) intercambiaron comunicaciones electrónicas vía mensajes de BlackBerry messenger, los que incluyen discusiones de la compra de cientos de kilogramos de cocaína en San Pedro Sula, Honduras, que portaban el sello con las iniciales del acusado. Durante el intercambio, CC-8 envío a CC-9 una fotografía de uno de los kilogramos estampados con “TH”.

Los hechos

En junio 23 de 2016, CC-8 y CC-9 intercambiaron comunicaciones por aproximadamente cinco horas vía BlackBerry Messenger, las que fueron legalmente interceptadas de conformidad al Título III de intervención de llamadas en otros Distrito.

Durante el intercambio, CC-8 uso un aparato que estaba conectado a un proveedor de servicios hondureños y el aparato de CC-9 estaba conectado a un proveedor guatemalteco.

En suma, la intervención reveló que CC-9 estaba pagando atrasado a CC-8 en conexión con un negocio de droga previo, que un cliente de CC-9 “no le había pagado”. CC-8 estaba buscando cobrar la deuda para poder comprar más cocaína y le envió a CC-9 una fotografía con un kilogramo, que portaba el Sello “TH”, CC-8 Indicó que kilogramos estampados con “TH” estaban en San Pedro Sula, Honduras (“SPS”) y también expresó preocupación de que él y CC-9 nunca “Lo habían hecho” (que nunca habían trabajado de esa manera antes con él grupo suplidor de cocaína) “espero de esta forma”.

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CC-8 y CC-9 acordaron que ellos tenían que manejar las comunicaciones con el suplidor con mucho cuidado y CC-8 indicó que “Él es único que me da” la cocaína.

A través del día CC-8 continuó, presionando a CC-9 por el pago, para que el pudiera “recoger 200 cosas” (kilogramos de cocaína) de “la foto que yo te envié”, CC-9 le urgió cautela porque él no tenía dinero para pagar por la droga en ese momento.

Las comunicaciones entre CC-8 y CC-9 fueron en apoyo a la conspiración porque ellas están relacionadas previamente a negocios criminales, una deuda pendiente de droga debida por CC-9 y su “cliente,” y negociaciones en práctica entre CC-8, CC-9, y suplidores bajo la cadena de Mercado de cocaína relacionada con la compra de cientos de kilogramos estampados “TH” que estaban almacenadas en Honduras en el momento de las comunicaciones.

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