En un análisis de los gastos operativos, pago de sueldos y viáticos [pasajes nacionales e internacionales] erogados por el Congreso Nacional revela que en lo que va del año cada hora de sesión ha tenido un costo promedio de 3.4 millones de lempiras, una cifra que evidencia el enorme peso presupuestario de la institución frente a los escasos resultados trasladados a la ciudadanía
La mora legislativa, según diputados, ronda entre los 800 a mil proyectos y decretos que no han sido discutidos o aprobados por el pleno del Congreso Nacional. Entre esos proyectos engavetados están la Ley de Colaboración Eficaz, el paquete de reformas al Código Penal, y otros
Tegucigalpa, Honduras. – Entre el 25 de enero y el 22 de septiembre de 2025, el Congreso Nacional ha sesionado un total de 106 horas con 50 minutos, lo que equivale a menos de cinco días corridos de trabajo legislativo en casi ocho meses. Pese a esta reducida actividad, este poder del Estado erogó más de 479,924,220.84 lempiras en gastos operativos, viáticos y salarios de las y los diputados.
El total erogado, corresponde a lo ejecutado entre enero y junio de 2025, porque hasta el momento la Unidad de Transparencia no ha publicado los gastos generados en agosto y septiembre. No obstante, del reporte de los primeros seis meses del año, ronda los 195,868,194.69 lempiras, el cual corresponde el pago de sueldos y viáticos destinado para los 256 diputados (propietarios y suplentes).
Mientras que en gastos operativos el Poder Legislativo ha erogado 128,821,025.56 lempiras en el pago de mantenimiento de equipo, servicios públicos, mantenimiento y reparación de edificios, transporte, servicios de imprenta, ceremonial y protocolo, entre otros.

La comparación con 2023 resulta aún más reveladora, ya que, en ese mismo periodo, el Poder Legislativo sesionó 40 horas más que en 2025, lo que evidencia una disminución significativa en la productividad legislativa pese al creciente gasto público.
Criterio.hn realizó una revisión de los canales oficiales de ese poder del estado para analizar la duración de cada una de las sesiones desde el 25 de enero hasta el 29 de agosto, última reunión del pleno.
También se analizó los datos publicados en el Portal de Transparencia para cuantificar los gastos en los que ha incurrido el Congreso Nacional desde enero hasta junio de 2025.
Durante septiembre no se ha realizado ni una sola sesión, aunque el 3 de septiembre la Junta Directiva del Congreso Nacional convocó al pleno, pero esta fue suspendida por fallas en el sistema eléctrico de la zona aledaña al hemiciclo.
Hasta la publicación de esta nota el presidente del Poder Legislativo, Luis Redondo y la Junta Directiva no han emitido la convocatoria para retomar las actividades del pleno.
El calendario legislativo de este año estuvo marcado por extensos recesos, suspensiones inesperadas y sesiones interrumpidas. Marzo [mes en el que se celebraron las elecciones primarias], por ejemplo, transcurrió prácticamente sin actividad del pleno, limitado únicamente a reuniones de comisiones y convocatorias de la junta directiva.
Incluso cuando se reanudaron las sesiones, muchas de ellas no superaron las tres horas, y varias fueron suspendidas por falta de quórum o conflictos internos entre bancadas. El contraste entre la inversión millonaria y las horas efectivamente trabajadas plantea un cuestionamiento central: ¿qué tan eficiente es la labor legislativa frente al costo que representa para la ciudadanía?

MILLONES DESEMBOLSADOS FRENTE A UNA AGENDA LIMITADA
Durante este periodo, el Congreso aprobó préstamos internacionales, reformas puntuales y exoneraciones municipales, además de discutir el presupuesto general y la ampliación de fondos electorales.
No obstante, los temas de mayor impacto nacional, como las reformas políticas y electorales, leyes para fortalecer el combate a la corrupción, quedaron relegados o inconclusos.
Por ejemplo, la aprobación de la Ley de Colaboración Eficaz [requisito de las Naciones Unidas para la instalación de un mecanismo internacional anticorrupción] continua en su segundo debate desde 2024.
Las reformas electorales como la aprobación de la segunda vuelta, separación de elecciones y la ciudadanización de las mesas, quedaron únicamente en dictámenes que no han sido sometidas a discusión ante el pleno.
El análisis de este medio arrojó que, durante este periodo, agosto fue el mes con mayor producción, pero con apenas 26 horas y 09 minutos, mientras que un gran parte de la ciudadanía, que por suerte goza de sus derechos laborales, de acuerdo al Código del Trabajo, debe laborar ocho horas diarias, es decir, 44 a la semana, lo que implica que al mes tiene que trabajar 176 horas.
Mientras que marzo y septiembre, son los meses con poca o nula actividad del pleno, sin embargo, las comisiones legislativas han estado en activas.

La baja productividad legislativa contrasta con los grandes sueldos que devengan las y los diputados –que varían según su rango—, por ejemplo, el presidente del Congreso Luis Redondo, es remunerado con 151,911.00 lempiras; los jefes de bancada con 110,862.00 lempiras; los diputados propietarios con 98,892.42 lempiras y los suplentes perciben 54,535.45 lempiras.
Los sueldos de los 19 integrantes de la Junta Directiva también varían, entre los más importantes son los del primer y tercer vicepresidente devenga 110,862.00 lempiras mensuales; el cuarto y quinto vicepresidente ganan 107,500.00 lempiras; los seis vicepresidentes alternos 107,500.00 lempiras y el secretario tiene un sueldo de 110,862.00 lempiras.

Mientras en 2023 los diputados lograron sesionar más horas en el mismo lapso, este año el pleno se caracterizó por una notoria inactividad. El caso más ilustrativo ocurrió en abril, cuando después de casi dos meses sin sesiones, los congresistas apenas lograron reunirse por poco más de una hora y media, antes de suspender nuevamente los debates.
Vea: En cien días, sin sesiones, Congreso eroga más de L85 millones en salarios y viáticos
UN COSTO CUESTIONADO
Al dividir el gasto total frente a las horas trabajadas, el resultado arroja un promedio de 3.4 millones de lempiras por cada hora de sesión en 2025. Esta cifra refleja el enorme peso presupuestario de la institución, comparado con los limitados resultados que se trasladan a la ciudadanía.
Juan Carlos Aguilar, director de Democracia y Transparencia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), señaló que la situación actual no es algo nuevo, ya que durante esta gestión el Congreso Nacional ha pasado por constantes parálisis legislativas “unas más prologadas que otras”.
Agregó que, pese a que las actividades legislativas están en constante parálisis, los gastos en salarios, viáticos —tanto nacionales como internacionales—, así como las subvenciones y prebendas administrativas, no se detienen.

Manifestó que el Congreso no se comporta como una institución representativa del pueblo hondureño, sino como un espacio de beneficios particulares. “No es un congreso del pueblo como se autodenomina, sino un congreso que recibe prebendas y beneficios para unos pocos”, criticó.
La responsabilidad recae directamente en la junta directiva del Congreso Nacional, que controla las convocatorias, la distribución de la palabra y la definición de la agenda. Sin embargo, lejos de discutir temas que beneficien al pueblo, se privilegia mantener el statu quo de la clase política. “La agenda de país no le importa absolutamente a nadie”, concluyó Juan Carlos.
Mientras el país enfrenta múltiples problemas en seguridad, salud, educación y corrupción, el Poder Legislativo apenas ha trabajado poco más de cien horas en ocho meses, pero ha gastado cientos de millones de lempiras en salarios, viáticos y gastos administrativos.
La diferencia entre lo que gasta el Congreso Nacional y la baja producción legislativa, muestra que los 128 diputados y diputadas no están cumpliendo con el mandato de la ciudadanía, que los eligió para defender sus derechos. Esta situación también ha debilitado la confianza de la población en una institución que, en lugar de responder al interés público, se mantiene estancada en continuas parálisis legislativas.





