Por: Redacción CRITERIO.HN
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Tegucigalpa. –Las organizaciones y activistas de derechos humanos que bregan por la libre movilización de las personas que huyen de las condiciones de inseguridad, desempleo y crisis económicas derivadas de los fenómenos climáticos y la pandemia de Covid-19 en Honduras, no ven un cambio en las políticas de Estados Unidos hacia las naciones del Triángulo Norte de Centroamérica con la llegada del nuevo mandatario, Joe Biden.
Istmania Platero, defensora de los derechos de los migrantes, confirmó que los gobiernos de Guatemala, El Salvador, Honduras y México han tomado medidas de seguridad para cerrar sus fronteras ante el anuncio de una nueva caravana migrante que se espera salga el próximo 14 o 15 de enero próximos.
Desde inicios del nuevo año en redes sociales y después en medios de comunicación trascendió que se preparaba una mega caravana, de al menos 20 mil migrantes, que saldrá del país a mitad de este mes.
Acerca de la nueva partida de nacimiento que se emite vía electrónica en ciber cafés del país con el aval del Registro Nacional de las Personas (RNP), la activista señaló que “es un documento inseguro que cualquiera puede falsificar y prestarse a ilegalidades como el tráfico de personas”.
“Este documento que anda circulando hace que el trabajo de las organizaciones criminales sea más fácil” para dañar a niños o afectar el estado civil de la persona. La partida de nacimiento debe tener códigos, sellos, marcas de agua como la tienen todos los países del mundo, opinó.
“Pero ese documento que anda circulando ahora, que el RNP autentica por ganar más dinero, hace que el trabajo de las organizaciones criminales sea mucho más fácil no solo para afectar a niños, sino que el derecho civil de otras personas utilizando documentos que son falsos”
“Jamás puede tener legitimidad porque nuestra partida de nacimiento no es una hoja de papel en blanco; es color verde, tiene marcas y sellos de legitimidad y es extendida por el RNP, no puede ser extendida por un ciber o un APP, aunque tenga un código de barras, ya existe un formato para eso, no podemos permitir la ilegalidad”, subrayó.
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Carlos Sierra, activista de derechos humanos, señaló por su parte que el cambio de gobierno influirá en la región como en el país, aunque la política exterior de EE. UU. muy poco se trastoca fuera de sus fronteras.
“Puede variar el diálogo, que sea más suave, pero lo último logró que se vio fue el Estatuto de Protección Temporal (TPS) en 1998, esa ha sido la única flexibilización en torno al tema migratorio por parte del gobierno estadounidense”, subrayó Sierra.
Ese ha sido el rasgo más reciente en migración hacia Centroamérica y siendo objetivo EE. UU. ha invertido mucho en la región para detener el flujo migratorio, pero “los gobiernos no mejoran ni tienen los programas correctos porque no se trata de una bolsa de comida, por lo que no veremos un cambio drástico en un tópico que es de seguridad nacional”.
De la crisis política interna estadounidense, sostiene que el golpe al imaginario político en aquella nación fue muy fuerte pues más que manifestantes se trata de grupos de apoyo al presidente Donald Trump, como la Asociación del Rifle, organizaciones con signos nazis, homofóbicos y radicales de extrema derecha.
Incluso, ya surgen versiones de que ese hecho fue un montaje preparado con la venia de muchas autoridades que estaban ahí, porque El Capitolio es uno de los lugares más seguros del mundo, indicó Sierra.
En materia de sociología política existen imágenes icónicas, como la de una bandera de la guerra civil del siglo antepasado, o posturas de que los estados del sur deberían ser independientes en las que solo figuran estadounidenses que no están satisfechos con el modelo y sus resultados.
Biden, por su lado, logró el respaldo del Colegio Electoral y el voto popular y eso da un mensaje contundente de rechazo a las políticas del presidente Trump, concluyó.
