Por: Leticia Salomón
14 de mayo, 2023
Tegucigalpa.-Cuando antiguos profesores nos enseñaban en Sociología los métodos y técnicas para hacer análisis de coyuntura, nos insistían en dos aspectos que debíamos atender: uno, alejarnos lo suficiente para ver el panorama “desde arriba”, minimizando las emociones que empañarían la objetividad del análisis y, otro, identificar la diversidad de actores con sus intereses y contradicciones particulares o secundarias, y relacionarlos con la contradicción primaria o fundamental. Algo así he intentado hacer en los últimos días, sobre todo cuando escucho o leo las torrenciales argumentaciones de actores conocidos y desconocidos que repiten el mismo hilo discursivo una y otra vez, mostrando un patrón de comportamiento y, por supuesto, una única intencionalidad.
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No siempre es fácil hacerlo con la rigurosidad que requiere el análisis, sobre todo cuando hay que encontrar la lógica dentro del caos, desechar la nebulosa de la apariencia y encontrar la esencia encubierta de los fenómenos sociales. Esto se vuelve más complicado con la mezcla de cinismo e ignorancia con que saltan los empresarios más conservadores de la mano con la ”clase” política rancia y desfasada, y el apoyo de sus incondicionales, siempre fieles y dispuestos, a defender el derecho ciudadano a la protesta, precisamente ellos que han sido líderes en conculcar ese derecho y criminalizar a los que han protestado, resistido, demandado y presionado al Estado del cual aquellos han sido cómplices e incondicionales durante muchos años, en particular desde el vergonzoso golpe de Estado de 2009 que ellos mismos impulsaron.
La situación se torna más increíble cuando asumen poses de sabios doctores para explicar de forma grotesca, aunque a veces divertida, lo que es el comunismo y la forma en que a Honduras se la está tragando ese monstruo de mil cabezas como ocurrió con la antigua URSS, China, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Ante este cuadro que ha alcanzado niveles extremos de cinismo y paranoia, matizados con una buena dosis de ignorancia primaria, no queda más que reírse a carcajada limpia, pero también sentir un poco de pena por aquellos que parecían serios, que inspiraban respeto a pesar de su conservadurismo recalcitrante y que casi convencían con su disfraz de liberales preocupados por el futuro de la patria.
Para nadie es un secreto las viejas prácticas de esos empresarios cuando alimentaban el choque y la confrontación con quienes resistieron el golpe de Estado día a día y codo a codo, sacando a la calle a los empleados públicos y privados, amenazándolos con perder sus empleos y obligándolos a reportarse a los controladores cuando pasaban lista al inicio y al final de la jornada de movilización más conocida como camisetas blancas, situación que propiciaron y financiaron para darle un aire de respaldo popular a su condición golpista. No es casual el aire similar que envuelve a más de alguna movilización y toma de carreteras de supuestos protestantes en contra de la nueva Ley de Justicia Tributaria de la que no tienen conocimiento pero que sus patronos les han dicho que si se aprueba perderán masivamente sus empleos; de esa manera los mandan a la calle a desempeñar un papel lamentable, sosteniendo pancartas y gritando consignas inducidas por sus patronos. En este cuadro de cinismo extremo encajan muy bien los dos partidos tradicionales, Nacional y Liberal, con sendos comunicados a favor del respeto a la libertad, crítica y protesta de la sociedad hondureña en general y de los trabajadores en particular, tratando de etiquetar al gobierno como represivo y violador de derechos fundamentales.
La iniciativa de ley sobre justicia tributaria, de amplio debate en medios de comunicación grandes y pequeños, conocidos y desconocidos, confiables y no confiables, no es la contradicción fundamental que enfrenta el país en este momento. LA GRAN CONTRADICCIÓN SE DA ENTRE LOS QUE QUIEREN CAMBIAR EL MODELO Y LOS QUE SE RESISTEN A CAMBIARLO. Cambiar ese modelo autoritario, corrupto y narco del principal líder del partido Nacional, con sus cómplices en el sistema de partidos y en los poderes del Estado, se convierte en el eje fundamental para la reconstrucción ética del país y la recomposición del Estado de derecho. Todo intento que venga del gobierno o de diputados o bancadas del Congreso Nacional que se oriente en esa dirección, recibirá una respuesta feroz e implacable de esos sectores de empresarios y políticos que se convirtieron en cómplices y se acostumbraron a disfrutar de su condición de parásitos del presupuesto nacional. Lo de la Ley de Justicia Tributaria es solamente la punta del iceberg, cada vez iremos viendo más expresiones de esa contradicción principal, por ejemplo la futura instalación de la CICIH y la elección de las máximas autoridades del Ministerio Público, ambas instancias clave para desmontar la estructura de poder económico y político que le dio sustento al gobierno más corrupto de la historia del país, para vergüenza del Partido Nacional y del Partido Liberal que fue su cómplice incondicional en el Congreso Nacional.
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La resistencia al cambio de modelo se sustenta en cuatro argumentos centrales: 1) SEÑALAR Y ATACAR AL GOBIERNO DE COMUNISTA. El argumento central es que el gobierno actual es un gobierno comunista que pretende acabar con la empresa privada y consecuentemente, a dejar sin empleo a miles de trabajadores y el objetivo es convencer a Estados Unidos y cooperantes de que eso es cierto; 2) FABRICAR MANIFESTACIONES DE APOYO POPULAR Y ESPERAR QUE EL GOBIERNO REPRIMA. La gente sale a protestar contra esa iniciativa de ley y el gobierno amenaza con investigarlos y reprimirlos, hay que denunciarlo como violador de derechos humanos y minarle su base popular de apoyo; lo ideal es que organismos de derechos humanos cuestionen al gobierno; 3) CREAR OPINIÓN PÚBLICA EN CONTRA. Hay que sacar a los incondicionales a que den la cara en los medios, que escriban, que se pronuncien en las redes y que convenzan a todos que es por el interés general del país y no por los intereses particulares de los interesados; 4) PRESIONAR A LOS PARTIDOS POLÍTICOS PARA QUE SE PRONUNCIEN. Conseguirlo de los partidos Nacional y Liberal es un éxito y si se suma el PSH es ideal para dar la impresión de que la oposición política está unida en la defensa del sistema capitalista, occidental y cristiano con lo cual se cierra el viejo ciclo de la transición del feudalismo al capitalismo que planteaba que “la burguesía reina pero no gobierna”, demostrando con hechos que los partidos representados en el Congreso Nacional terminan siendo el brazo político de la empresa privada y no de la sociedad en general como corresponde.
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La estrategia está clara. Al gobierno le corresponde neutralizar esa estrategia, evitar las trampas, bajarle el tono a la crispación, evitar las soluciones represivas, buscar acercamientos, apelar a los empresarios que no son parásitos, denunciar a los instigadores, buscar aliados en las organizaciones sociales, comunicar lo que sucede a nivel público y privado, impulsar una estrategia para desenmascarar, mantener lejos a los militares, tener cuidado con los policías, mantener la ofensiva, superar la defensiva, anticiparse a sus movimientos y sobre todo recordar que esto apenas empieza. La votación en el Congreso servirá para conocer hasta dónde llega la subordinación de lo político a lo económico y la respuesta de la sociedad será el medidor exacto del grado de manipulación ideológica de la opinión pública.
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