Por: Andrés Molina
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Tegucigalpa.- La libertad de expresión y el ejercicio de ese derecho humano, ha sido caracterizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como “una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática” e “indispensable para la formación de la opinión pública”.
El cierre de Diario Tiempo constituye para muchos el más grave atentado a la libertad de expresión, bajo un gobierno que se ufana ante la comunidad internacional de ser electo y gobernar democráticamente a Honduras.
La “asfixia económica” a que fue sometido este medio de comunicación durante los últimos días, no le permitió seguir operando. Atrás quedaron 45 años de historia, marcados por la apertura hacia sectores que permanentemente fueron discriminados y criminalizados, durante el golpe de Estado militar de junio de 2009.
El cierre del diario y la amenaza velada con la cual opera Canal 11, después del señalamiento de las autoridades hondureñas, no tiene antecedentes en la era “democrática” latinoamericana y ocurre en medio del silencio del establishment, del Colegio de Periodistas de Honduras que se llaman al silencio, de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y de la Asociación de Prensa Hondureña, que asumen una postura de complicidad ante quienes atropellan la libertad de informar en el país.
Las respuestas presentadas por las autoridades hondureñas, alegando que se trata de una situación particular entre una empresa hondureña y las autoridades del gobierno norteamericano, no es aceptable, porque el Estado de Honduras tiene la doble obligación internacional, primero de garantizar los derechos y libertades fundamentales en el país y segundo de proteger a sus connacionales ante otros estados, peor aún si se encuentran en situación de indefensión frente a terceros, como es el caso de los empleados y empleadas del Grupo Continental.
Las declaraciones de los altos funcionarios que manifiestan sin pudor que no es un problema que les incumbe, reconocen de facto que Honduras no es un Estado soberano y que nuestras autoridades obedecen de manera directa las órdenes emanadas por gobiernos extranjeros, que bien podría catalogarse como traición a la patria si nuestra justicia no estuviera al servicio de quienes tienen el control del poder en el Ejecutivo.
Desde la intervención de las autoridades hondureñas y norteamericanas, es evidente la censura que impera en los diferentes espacios de noticias que se transmiten en los canales del Grupo R-M.E.D.D.I.A.; no obstante pareciera que no ha servido de nada para que las autoridades den una respuesta positiva a la grave situación que enfrentan los trabajadores del grupo empresarial.
Es probable que las generaciones que nacieron durante y después de la guerra fría, desconozcan el papel fundamental que cumplió Diario Tiempo, contribuyó de forma directa, para salvar la vida de cientos de hondureños, que gracias a una denuncia transmitida a través del medio de comunicación, les fue perdonada la vida por sus verdugos.
El equipo periodístico de Tiempo, volvió a demostrar profesionalismo durante la cobertura del golpe de Estado Militar, a pesar de las amenazas, no dejaron de dar cobertura e informar a la sociedad lo que ocurría diariamente en el país, incluyendo siempre las dos partes en conflicto.
El Estado de Honduras está en deuda con la sociedad hondureña y con la comunidad internacional, al no proteger el funcionamiento de un medio de comunicación, que quiérase o no, hizo una gran contribución al desarrollo del país y a los pocos avances en materia democrática que hemos alcanzado en los años de funcionamiento.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas