Se considera un Javier Milei y es admirador de las políticas antiderechos de Donald Trump. Además de su propuesta de convertir a Honduras en un Estado asociado de Estados Unidos, plantea la eliminación del Estado laico, establecer la pena de muerte, la dolarización de la moneda nacional y la reducción de la edad punible.
Tegucigalpa, Honduras. Bajo el polémico lema “Unámonos a los gringos”, Mario Rivera busca persuadir a los hondureños que su controvertida propuesta de anexión a Estados Unidos sería la llave para el desarrollo de Honduras, pese a las repercusiones contenidas en la Constitución.
Nacido el 19 de febrero de 1964, Mario Enrique Rivera Callejas, mejor conocido como Chano Rivera, creció en un núcleo familiar con ideas conservadoras, rodeado de importantes y reconocidas figuras del Partido Nacional, que fueron partícipes y promotores de la instalación de regímenes autoritarios.
Rivera Callejas es publicista, consultor político y dueño de Q´hubo Tv, un medio de comunicación, con 12 años de vigencia, que se ha visto envuelto en algunos escándalos por sus contenidos misóginos, machistas, violentos y contrarios a los principios bàsicos de los derechos humanos, siendo uno de los más recordados, el segmento titulado: “¿Qué palillonas son tu fantasía sexua?”.
Además, es propietario de Uno Marketing, una agencia publicitaria que ha prestado servicios a campañas electorales y trabajado en proyectos gubernamentales, principalmente vinculados al Partido Nacional. De hecho, en la presente campaña política ha estado prestando sus servicios al candidato presidencial del Partido Nacional, Nasry Asfura.
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SU LINAJE FAMILIAR
Rivera Callejas, proviene de una familia de conocidas figuras del Partido Nacional, es hijo de Mario Enrique Rivera López, más conocido como “El Zorro Rivera” y de Eva Isabel Callejas, prima del fallecido expresidente Rafael Leonardo Callejas, sin embargo, su vínculo con el instituto de la estrella solitaria se remonta a su abuelo paterno: el abogado Antonio C. Rivera, padre del “El Zorro Rivera”, fue presidente del Congreso Nacional de Honduras entre 1929 y 1930, durante la administración del presidente liberal Vicente Mejía Colindres. Tras un receso de cinco años, regresó a la presidencia del Poder Legislativo en 1935, bajo la administración de Tiburcio Carías Andino, siendo pieza clave para legitimar la reelección que permitió a Carías permanecer en el poder durante 16 años.
Décadas después, su padre, Mario Rivera López, llegó al Congreso Nacional como diputado y se convirtió en presidente de la Asamblea Nacional Constituyente entre 1965 y 1971, durante la administración de facto del general Oswaldo López Arellano. Siguiendo los pasos de su padre, impulsó la reelección del militar para un segundo período.
Sin embargo, la promoción de dictaduras no terminó ahí. En 2014, su hermano, el actual diputado nacionalista Antonio Rivera Callejas, actualmente con más de 20 años en el Congreso Nacional, junto a 14 legisladores de su partido, presentó un recurso de inconstitucionalidad para impugnar la prohibición de la reelección presidencial, abriendo la puerta para que Juan Orlando Hernández ocupara la silla presidencial por un segundo período.
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UNA TRANSICIÓN FUERA DE LO HABITUAL
Aunque Mario “Chano” Rivera, no ha tenido una reconocida carrera política dentro del Partido Nacional como sus familiares, militó durante años en las filas de dicho instituto político, hasta 2024. Quizás el cargo de mayor relevancia ocupado hasta el momento, dentro de la política, fue el de regidor, en el periodo 2010-2014, dentro de la fórmula de Ricardo Álvarez, quien fue alcalde capitalino durante dos períodos consecutivos.
En su cargo de regidor, Rivera Callejas, fue uno de los firmantes, el 30 de octubre de 2012, del acuerdo para la construcción del fallido y corrupto proyecto Trans 450, una obra prometedora que vendría a transformar el servicio de transporte, pero que en la actualidad ha quedado como un monumento a la corrupción. Mediante varios intentos, Criterio.hn quiso conocer la versión de Chano Rivera sobre este tema, su trayectoria política y especialmente sobre su plan de gobierno, pero no respondió a las solicitudes de entrevista realizadas por este medio digital.
Tras años de militancia en el Partido Nacional y de asesorar a figuras políticas importantes, anunció, en enero de 2024, la creación de su movimiento “Cambiemos”, una alternativa con la que prometía revolucionar la política hondureña, sin embargo, no obtuvo resultados positivos por lo que optó por continuar con sus intenciones de aspirar a la presidencia a través del partido Demócrata Cristiano.
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SUS PROPUESTAS
Rivera Callejas, quien se considera un Javier Milei y que ha expresado su profunda admiración por las políticas antiderechos de Donald Trump, ha llamado la atención por sus controversiales propuestas de campaña como la de convertir a Honduras en un Estado Libre Asociado de Estados Unidos, como solución para poner fin a las diversas problemáticas que enfrenta el país, permitiendo a los hondureños, según él, vivir el sueño americano a lo interno del territorio nacional. Para esta propuesta, Mario Rivera, no repara en el respeto a la soberanía y el territorio que establece como gantarìas fundamentales la Constituciòn de Honduras.
Otra de sus propuestas, es la creación de una especie de CICIH (Comisión Internacional Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras), que esté al mando de la directora ejecutiva del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, brindando recursos, protección, independencia y facultades legales como acusador privado para la presentación de requerimientos fiscales.
Además de ello, propone la eliminación del estado laico, reemplazandolo por el aconfesional, lo que vendría a permitir la relación entre el Estado y las iglesias, para fomentar la lectura y el aprendizaje de la biblia en las escuelas.
Establecer la pena de muerte, la dolarización de la moneda nacional y la reducción de la edad punible, son otras de sus propuestas. Sin embargo, en la recta final de las elecciones generales, aún no ha presentado su plan de gobierno, por lo que no se sabe con claridad cómo pretende ejecutarlas ni qué otros ejes conforman su agenda política.
