Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
A G.J.F.B. de P.
Tengo una gran debilidad por todas las mujeres, pero profunda veneración por las que luchan, especialmente, por las guerreras. Me enseñó esa veneración mi madre, la Perito Mercantil y Contadora Gladys Fasquelle. (Conste que hay distintas maneras de luchar, y a todas respeto). No solo hay campesinas así de valientes, también hay burguesas, que tienen ventajas pero igual son infamadas y peligran. Jeanette Kawas murió igual aunque no entendía su lucha como agraria ni como indigenista, si no como ambientalista, por defender un paisaje. Nos quedan con vida muchas imprescindibles para defender. Las mártires conmueven.
Ni ella ni Margarita Murillo, ni Berta Cáceres fueron amigas íntimas. Acaso la intimidad hubiera sido peligrosa. Las conocí por el trabajo que desempeñamos y aunque hubo contradicciones entre nosotros, ambas Berta y Margarita supieron -en vida- de mi aprecio y yo del suyo, cuando con ambas coincidimos en la lucha consciente contra el golpe del 2009 y sucedáneos, como con otras que aun peleamos, con Miriam Miranda.
Conocí a ambas siendo funcionario. A Berta cuando acompañaba a Salvador Zúniga. en sus excursiones contra la estatua de Colon y para tomarse la entrada de Casa Presidencial…en 1997, cuando Carlos Roberto Reina, me designó para negociar su salida y negociamos y luego, en 2007 cuando Berta vino también a protestar a la Presidencial contra un proyecto binacional que pretendía construir una represa en el cauce del Río Lempa.
Coordinaba yo a la sazón el Gabinete Social y veía positivamente esa construcción que daría mucho empleo en una zona aislada, hacia la cual se hubiera tenido que construir otra infraestructura, carreteras y puentes y la cual habría dejado un plus valor de electrificación, de energía limpia y acopio de recursos hídricos…. Berta no estaba de acuerdo. Decía que el Lempa era del lenca y que era, un río sagrado. Y no se hizo el proyecto pues. Punto. A Margarita la conocí porque presidía yo el Consejo Consultivo de la Estrategia para la Reducción de la Pobreza. Ella representaba ahí a las mujeres campesinas, entre quienes era lidereza. Y se tomaba sus responsabilidades en serio observando a otros actores y estudiando con objetividad las informaciones y decisiones que debía tomar ese consejo. Desinteresadamente.
Trató de explicarme a mi mismo este especial respeto que aun me inspiran estas dos compañeras caídas, heroínas, entre quienes no hace falta establecer equivalencias ni comparaciones ¡tan diferentes la una de la otra! Que sin embargo vivieron vidas no solo paralelas si no incluso análogas, de lucha valiente por sus pueblos, ambos lencas, el lenca Toquegua de Margarita, en Sula, olvidado de su origen y desprendido de romanticismos y el Lenca serrano de Berta, aun nostálgico y restaurador, aunque no falta india ingrata que exclame y diga esa no es lenca. No se si Margarita apreciaba a Berta o viceversa. O si sus diferencias ¿les habrían inspirado una suspicacia mutua? Ambas fueron madres y forjaron guerreros que tampoco se si se conocen entre ellos.
Margarita era una veterana, cuando la conocí llevaba medio siglo de lucha, había sobrevivido a la prisión y tortura como guerrillera, y aprendido con lágrimas el valor estratégico del silencio y era en extremo discreta, por temperamento adusta. Consecuentemente nunca fue realmente celebre, rehuían la atención externa y nunca abandonó el azadón y el campo de cultivo. Berta era una cipota cuando la conocí y evolucionó del liderazgo local de su madre y de su marido, al que entonces acusaban de ser un seguidor del mexicano Marcos. Había enfrentado a los militares también, sin armas, verbalmente. Presumía de su información y claridad conceptual incluso con cierta locuacidad. Risueña se regodeaba en y exaltaba en el reconocimiento atención fuereño, que quería instrumentalizar. Hasta convertirse en figura internacional, mediática. (Estos no saben lo que hicieron le comente a un amigo magnate con quien conversaba cuando escuchamos la noticia.)
Disparadas a corta distancia por enmascarados, con armas de alto poder, las balas que la atravesaron encontraron ya rotos y mal soldados los huesos de Margarita, que fue asesinada en el Planón, meses antes que Berta. Fueron luego asesinadas –por sicarios que las ametrallaron en la calle– dos fiscales especiales, mujeres, que investigaban el crimen, desapareciendo de su vehículo ensangrentado el expediente que llevaban a diligencia. Nadie supo después nada, Sr. Fiscal. O sea que en realidad estamos hablando de cuatro muertas en esta batalla, aunque se poco de las fiscales. A Berta la mataron sola y dejaron vivo un testigo sin querer. No tuvieron oportunidad de enterrar el archivo. Se pusieron a hablar tonteras, como de costumbre, que si un crimen pasional. Ocho de sus asesinos están presos y la mitad fueron o son militares.
Hoy Berta y Margarita son fantasmas que solo visitan la tierra en estas efemérides (¿en los días 1 Mono y 1 Casa?) cuando la memoria colectiva poseída de mala conciencia escucha su lamento junto con el de las mártires de Nueva York. Y mucha gente siente la necesidad de apaciguar sus espíritus dolidos, los bardos les hacen poesías y se les organizan, más –lógicamente- a Berta, que los disfrutaba, homenajes, en el fondo ceremonias de apaciguamiento.
No soy poeta. Y no sufro idolatría. Las líneas paralelas nunca se tocan, pero otra línea puede atravesarlas y esa tercera soy yo.
Sin duda obligado por presiones internacionales el arresto del presidente ejecutivo de DESA, Roberto Daniel Castillo responde al reclamo de la impunidad. Pero pone en evidencia el eslabón oculto entre los crímenes. La conexión militar. A ambas mujeres mato la FFAA, específicamente ese lado oscuro de la milicia que es Inteligencia y Policía Militar. Si lo piensas bien es lo lógico. Los guerreros identifican a quienes son capaces de enfrentarlos.
Los incendios de las ambulancias y de los vehículos y la prisión de Rosa son distracciones. Lo que a mi aun no me queda claro es si los empresarios y los políticos usan a los soldados a cambio simplemente de dinero. O si los soldados ya se encumbraron y usan los intereses de los políticos y los empresarios como campos de despliegue del poder real que es el poder de fuego. Yo pongo estas dos paginas sobre sus lapidas. Que nos amparen los espíritus dolidos de nuestras guerreras, que sus manos desvíen las balas y sofoquen la calumnia sus aullidos.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Lo triste sobre Jeannete Kawas, Dr, es su memoria. El parque siempre me parecio como un “pay-off”, un pago para tapar investigando su asesinato. Hay una biografia sobre ella en Ingles en Wikipedia pero en espanol no hay nada. Eso te dice mucho en cuestion de memoria historica y conciencia colectiva.