Por: Redacción CRITERIO
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El papel de aluminio se usa en la cocina para conservar, envolver y cocinar alimentos. Es una solución óptima para numerosas funciones en la cocina, con una larga lista de usos. Uno de los aspectos que llama la atención cuando nos fijamos en este tipo de papel es que un lado brilla y el otro no. En la mayoría de los casos, cuando se usa, se suele poner la parte que brilla hacia afuera y el lado mate hacia dentro, es decir, en contacto con el alimento.
En ocasiones, se ha asociado esta diferencia con características como que un lado absorbe más el calor que el otro o que uno genera más sustancias tóxicas que otro… Pero, ¿hay diferencias reales entre las dos caras? ¿Podemos usar los dos lados indistintamente? Hace tiempo circula la teoría, difundida a través de las redes sociales, que la cara mate es tóxica. El mensaje informa que esta desprende partículas de aluminio que son nocivas y que ponen en riesgo la salud.
Por tanto, según el mensaje, los alimentos deben ponerse en contacto siempre con la cara más brillante y no la opuesta porque es más seguro. «Es así porque se hace un pulido del aluminio para crear una barrera y evitar el contacto directo del aluminio con los alimentos», dice el mensaje, que continúa diciendo que el pulido «no está en ambos lados porque es un proceso costoso que haría que la comercialización del aluminio fuera inviable».
¿Por qué una cara brilla y la otra no?
Pese a la diferencia visual de los dos lados del papel de aluminio, no hay diferencias entre ambos. La diferencia de apariencia está en el proceso de fabricación del papel. Según los fabricantes, en el último paso del proceso de elaboración, el enrollado, dos capas de papel pasan por el tren de laminación al mismo tiempo. Este proceso consiste en hacer cada vez más delgado el papel hasta llegar a un espesor de unos 2/10 milímetros. Pero el espesor definitivo es menor, de 1/10 mm.
El problema es que en estas etapas finales se puede romper con facilidad, de manera que para planchar se pasan dos hojas de papel juntas por los rodillos. Así, las dos se hacen cada vez más finas al laminarlas pero la posibilidad de rotura se reduce. El lado que está en contacto con los rodillos de acero se vuelve brillante, mientras que el otro sale con un acabado mate. No hay más secreto ni ninguna intencionalidad particular.
Por tanto, a la hora de envolver los alimentos, es indistinto el uso, aunque la tendencia es dejar la parte que brilla más por fuera, una práctica que podría responder más a una cuestión estética que nada más. Pero ambos lados hacen el mismo trabajo a la hora de cocinar, congelar y almacenar los alimentos. No hay ninguna diferencia funcional.
Las propiedades del papel no quedan afectadas en ninguna fase del proceso de fabricación. Por si hubiera dudas, la Organización de Consumidores y Usuarios(OCU) desmentía en 2017 el bulo sobre la toxicidad del aluminio. «El papel de aluminio no es tóxico a no ser que se ingiera», decía entonces la OCU. (Tomado de: eldiario.es)
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
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