La batalla por la justicia

A lo que puede aspirar CELAC: una agenda tentativa y pragmática (III y último)

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Hay muchas cosas que es imposible alcanzar en la actualidad y hay que tener cuidado de no orientarnos hacia lo utópico, que es inexistente so pena de deslizarnos del romance al delirio. Latinoamérica sigue siendo el laberinto en que agoniza El General. (En Centroamérica  apenas, con liderazgo nuevo y lúcido, se podría entrever un escenario para confederar, ya que la viabilidad de estar es inversamente proporcional al tamaño y si la crisis cataliza una conciencia más clara, y entendemos y entienden los amigos por fin, la Unión podría salvarnos de una calamidad solapada). No está ni siquiera en un horizonte lejano, una unificación de América Latina; no existen las condiciones, ni el ámbito institucional para ello. 

La gente lúcida ve con claridad el potencial de la región, pero aún, suficientes ciudadanos, no la visualizan como unidad. Los problemas[1] que recordaba en el segundo ensayo de este tríptico[2]: crimen, corrupción, desprestigio de la democracia e incrementada vulnerabilidad ambiental por calentamiento global, son importantes –además- porque claramente son los denominadores comunes que vuelven imperativa  la integración de esfuerzos, que no es una convergencia ni unión… pero sí podría en CELAC (1) ser una coordinación más eficaz, sistemática e institucional, en cuanto que son problemas incluso globales, que nadie resolverá aisladamente, por sí.  Para nada son únicos ¡ni menos de nuestra hechura! pero por supuesto  son de nuestra responsabilidad y exigen políticas compartidas.[3]

Son retos que los latinoamericanos debemos resolver juntos, los del crimen organizado, que las potencias (en especial Europa y EUA) quieren endilgarnos como tacha y culpa, y hasta encasquetarnos como cáncer moral, mirándonos con hipócrita condescendencia, valiéndose de incidentes como el juicio a JOH, aun y cuando el contrabando en la raíz de esa criminalidad es producto de su demanda y de su falta de control y solución inteligente; 2) la corrupción que aún permea entre los nuestros que se exacerbó exponencialmente con la penetración del crimen y luego de que se descarriló la integración regional para empujar a la comunidad internacional a la globalización salvaje que, en vez de producir un despegue del crecimiento como prometían, generan problemas gravísimos de destrucción del agro y desempleo, devastación ambiental e inflación importada; 3) no puede sorprender el desprestigio regional de la democracia subordinada a las políticas, presiones y demandas externas, que tantas veces, incluso, descarrilan a nuestras instituciones públicas y nuestras relaciones internacionales de su fin legitimador, que es procurar seguridad, derechos básicos, y bienestar a los pueblos y que aunque distintas vergüenzas no son peores que las de las democracias europeas y americana, gravísimas (¿quién tiene confianza en las elecciones  de Trump y de Orban? y ¿por qué tienen que proscribir a los extremistas europeos redivivos?); y 4) la degradación ambiental, que también es resultado: del incontinente consumismo de los ricos que directa e indirectamente (por la vía de consumir incontinentes los frutos del abuso en el Sur), mina a cielo abierto, envenena las aguas, genera calentamiento, y, periódicamente, nos trae inundaciones y erosión, sequía e incendios y desertificación, depredación de bienes patrimoniales protegidos de las comunidades, agravando enfermedades y contaminando los ríos de Centroamérica y en el Río de La Plata, y la desforestación para cultivar coca y amapola para entretenimiento de los mercados alienados, soya y criar ganado que devora diversidad  en La Amazonia, en donde seis países comparten fronteras.  ¡Nadie puede solo! 

Son nuestros problemas comunes. Para superarlos, antes tenemos que vencer nuestras taras, por eso he discutido tanto en los capítulos anteriores de esta serie de ensayos con el nacionalismo, fetichizacion del estado nación. Humean antiguos conflictos fronterizos entre Bolivia y Chile, entre Colombia y Nicaragua. Chisporrotean otros en el Petén, en donde Belice tiene que pelear por la vieja frontera con Guatemala y en Guyana, que quiere subastar los yacimientos en territorios disputados centenariamente por Venezuela, la cual expulsa a los Comisionados de la ONU y secuestra gente, mientras que Argentina permite que, por las sanciones estadounidenses, se confisque un avión comercial venezolano. (Como se dice que alguna vez dijo W. Churchill, al final hemos encontrado a nuestro peor enemigo: somos nosotros mismos). Es urgente la tarea de CELAC: convocar a los países en conflicto y propiciar como testigo, las negociaciones que consigan entendimientos y apoyar a todos para que cumplan la normativa internacional universal. Pero manifestando solidaridad, sin condicionarla a expectativas externas, porque, ¿cómo es que NNUU deplora, y a la vez, pide fin de las sanciones que hambrean injustamente a los venezolanos y a los cubanos, pero CELAC no dice nada?

Para actuar en consuno y eficazmente, sin embargo, tenemos primero reafirmar la identidad compartida y nuestro compromiso con esa comonalidad. Escapar de las estrategias y agendas ajenas con las que nos dividen. También integrar nuestras políticas educativas en toda la región para que nuestros pueblos se empoderen de su rica  diversidad y de los lazos profundos históricos que nos unen. (Es necesario publicar y divulgar nuestra cultura en los medios masivos controlados por las grandes cadenas internacionales.) Necesitamos asimismo impulsar las mejores universidades latinoamericanas, para que atiendan los requerimientos de toda la región. Necesitamos ciencia y tecnología de punta y calidad mundial, sin las que todos los prospectos mayores fracasarán. ¿Cómo vamos a resolver problemas sin formación y compromiso?  La globalización no funcionó; necesitamos un nuevo modelo, surgido de nuestra comprensión de los dilemas. ¿Dónde están los economistas cuestionadores y creativos a la altura de ese reto?  Esa también es misión de CELAC que debe sentarse con CEPAL y FLACSO, para plantear esos retos técnicos profundos. Hemos pecado mucho de pensamiento e irreflexión, con demasiadas palabras, pocas obras y mucha omisión. Por negligencia y dejadez, pereza y avaricia. 

Porque la contradicción externa seguirá estando ahí, hasta que nos juntemos y podamos ver al otro de frente, y en un plano horizontal. Pero antes hay que superar reclamaciones egoístas entre nosotros y el abyecto entreguismo de las grandes y chicas repúblicas bananeras.

Y no se trata, pienso, que nadie, ni siquiera la mayoría de los países que hoy se llaman a sí mismos socialistas, están pensando revertir sus economías a la planificación desde un centro burocrático, o eliminar (en vez de reformar) los sistemas electorales. Nadie piensa en confiscar o estatizar propiedades (aunque siempre hay excepciones a toda regla). Mientras que, tanto los EUA y otros países ricos repartieron varias veces sus propias deudas en subsidios y apoyos sociales desde el brote del COVID para acá y mantienen sistemas fiscales que fortalecen a los estados y les permiten invertir y crecer, en América Latina, prevalece la desinversión, incluso forzada por las ofis. Y por eso  crecen los EUA, incluso Corea en medio de sus crisis y tensiones, crecen y logran sostenerse en medio de las tensiones, pero crecen menos o nada las economías latinoamericanas. Frente al previsible debilitamiento del orden internacional, necesitamos fortalecer nuestra institucionalidad propia. Hay que coordinar políticas básicas comunes; acercando las leyes y normativas para evitar distorsiones, e impulsar las metas compartidas.

Urge crecer, más y más rápidamente de una manera social y ambientalmente sostenible, repartiendo, sin dejar grandes sectores sociales rezagados, aprovechando nuestro rico recurso, empezando por el humano; invertir masivamente en educación y salud de calidad, y seguridad ciudadana, sin miedo, en medio ambiente y conservación. Recurriendo a los propios mecanismos de financiamiento como el C.A.F. (Corporación Andina de Financiamiento) y una banca central sólida. Sería tarea de nuestra organización regional CELAC compatibilizar las políticas, las leyes y  las políticas económicas y migratorias, para dejar que la gente y el capital vayan donde les conviene, para una mejor distribución del trabajo y el desarrollo, respetando los derechos fundamentales de nuestra gente, sin descuidar por un segundo sus  condiciones: su alimentación, bienestar básico, vivienda, salubridad y movilidad. Por supuesto que necesitamos integrar y apoyar nuestras políticas energéticas como lúcidamente lo hacían los fundadores de CELAC, hace doce años, resguardándose a la vez de extorsiones y turbulencias externas.

Porque eso permitirá también formular los planteamientos cada vez más avanzados de una integración económica genuina, corregir las asimetrías y desequilibrios de escala y las diferencias cualitativas de desarrollo, de repente con los subsidios y protección  para los más débiles, como los que por ejemplo sirvieron para integrar a España y Portugal, no digamos Grecia y otros, en el este, dentro del Mercado Común que precedió a la Unión Europea.  

América Latina nunca será independiente, aun después de otros cien años, si no se une, y no podrá nunca ser libre. Si no la unimos con una visión propia, terminará por hacerlo la compresión externa, como las políticas de Trump están logrando que Europa retome unida una voz propia. (Alemania no es menos fuerte por hablar desde la Unión Europea hoy, ni tampoco lo serían Brasil o México, Colombia o Chile desde una Unión Latina.) Tarda en reconocerlo nuestra gente, entretenida en tantas mezquindades, personalismos y otros espejismos, maniatada por un liderazgo pávido, mediocre y dispuesto al colaboracionismo, incluso cuando vocifera la retórica del anti imperialismo

 Seúl, 18 de Febrero, 2024


[1] Que lista el Informe Anual 2024 del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, sobre los retos de  América Latina, Pastor F. cit supra 2 de febrero y que confirman en su orden otras encuestas semejantes, discutidas alrededor del continente.

[2] Así también los ve el Foro recientemente celebrado sobre el tema en Panamá, y el otro apoyado por el BID, que reporta Infobae en Washington del Real Instituto Elcano y el Americas Institute de la Universidad de GeorgetownEn donde se dice que entrenan a los cuadros de la CIA que mandan para acá, véase Pastor Fasquelle, R.  Disyuntiva de América Latina ¿Patria grande o romanceCriterio.hn, 2 de febrero de 2024 y antes el mismo autor ¿Qué nos pasa? Paradoja del Nacionalismo y la Dependencia en América LatinaCriterio.hn, 16 de Enero de 2024

[3]América Latina, Infobae 20224- 02-14


[1] CELAC, La Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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