Tegucigalpa.- El periodista Ludovico Turcios, a sus casi 80 años, enfermo, desesperado por la suspensión del salario de su empleo y no gozar de la pensión vitalicia que se niegan a otorgarle directivos del ente de previsión de los comunicadores literalmente está en la calle tras ser echado del apartamento en que residía, considerando incluso suicidarse.
Ludovico, que desde principios de 2017 reclama sin éxito al Instituto de Previsión Social del Periodista (IPP) su pensión vitalicia, abandonó el miércoles presuroso con su poco menaje el apartamento que alquilaba en la colonia La Vega, pues la vivienda en que se alojaba hace 10 años fue vendida y los nuevos dueños empezaron a derrumbar las paredes y el techo.
“Eso de que en el Instituto de Previsión Social del Periodista no me den mi pensión, es lo que me tiene jodido porque yo con eso aunque fuera poco, yo podría resolver y no tendría que andar lambisconeando chamba”, dijo Turcios que ejerce como periodista desde 1963, trabajando en los principales diarios y emisoras noticiosas de Honduras en las últimas 6 décadas.
El periodista, que se ha visto obligado a trabajar para mantenerse al arbitrariamente ni siquiera responderle el ex presidente del IPP y el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), Dagoberto Rodríguez, ante sus solicitudes acudió a denunciar ante Ministerio Público sin encontrar respaldo para se le otorgara su pensión por lo que presentó una demanda contra el ente de pensiones.
Ludovico, trabajaba por contrato en el área de prensa en la Casa Presidencial desde 2006 en el gobierno del derrocado ex presidente Manuel Zelaya, pero al llegar la nueva administración no se le permitió ingresar a la sede del Ejecutivo y a partir de marzo se le suspendió la acreditación de su salario.
“Estoy desesperado no pensé llegar a esta edad en esta situación. Yo aporté por 15 años como establece la ley del IPP para recibir la pensión a la que tengo derecho y no me la dan”, dijo Turcios casi al borde del llanto, mientras con la ayuda de una vecina sacaba un escritorio y una silla parte de su menaje.
La grave situación económica de Turcios, que trabaja como periodista hace 59 años iniciando su carrera en el ya desaparecido Diario Nacional, contrasta con la opulencia en que vive del eterno gerente del ente de pensiones de los comunicadores, Nelson Omar Calderón Milla, que incluso opera en la institución un negocio inmobiliario privado con el conocimiento de los directivos.
Calderón Milla, posee además de su residencia y dos apartamentos en la selecta colonia Tres Caminos de la capital, otros tres apartamentos en la zona comercial y de negocios entre los bulevares Morazán y Los Próceres y una casa de campo en Valle de Ángeles que traspasó a su hijos.
En el ente de pensiones de los periodistas, en el que incluso se ha comprado propiedades sobrevaloradas en operaciones a las que ha estado ligado Calderón Milla y un excuñado de él, también se ha desviado y despilfarrado fondos y otorgado ilegalmente míseras pensiones a los jubilados, e incluso se ha negado o no se ha respondido a las solicitudes de pensión vitalicia de los afiliados, como es el caso de Turcios.
En el ente de pensiones de los periodistas, que es el único ente de previsión en Honduras que no es auditado por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS), incluso se ha transado en operaciones hipotecarias propiedades originalmente del gerente, que además han sido vendidas a afiliados del sistema con financiamiento de la institución.
“Tengo 10 años de vivir aquí y la dueña vendió la casa y no me avisó y ahora la gente que la compró me viene a sacar. Estoy buscando dónde ir y no tengo dinero para alquilar en otro lado”, dijo Turcios abatido.
Periodistas afiliados han acudido a presentar denuncias a la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) y al Ministerio Público, y a los tribunales demandas judiciales chocando con un “Pacto de Impunidad” en el que se refugian los directivos del CPH y a su vez el ente de pensiones, dicen los denunciantes.
El expresidente Juan Orlando Hernández, que espera su extradición a Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico, sancionó el 6 de Noviembre de 2019 el decreto 113-2019, en el que se otorga un fuero de excepción a los directivos de los periodistas, que dice que al ente de pensiones “no le son aplicables las normas contenidas en las leyes de la República en cuanto a control, supervisión y vigilancia de sus operaciones financieras y administrativas”.
Turcios, hasta la tarde del miércoles estaba en la calle y sin un techo en busca de un sitio donde dejar su cama, un mueble de sala, una mesa de madera, dos sillas, un microonda, una refrigeradora, y tal vez encontrar un lugar donde pasar la noche, según dijo.
“Estoy realmente desesperado, me da miedo que me de por tomarme las pastillas para dormir, y me quede dormido para siempre”, dijo Turcios, ya un anciano que adolece de obstrucción pulmonar, atribulado por su mísera situación.
Los directivos del IPP y también directivos del Colegio de Periodistas de Honduras tienen historial en su negativa o no responder a las solicitudes de los afiliados de su pensión vitalicia, valiéndose de que disponen de un decreto de impunidad sancionado por el exmandatario Hernández, que los coloca sobre las leyes en el país.
Más recientemente, al periodista Fredy Guzmán, director del popular programa radial “Hablemos de Día” al cumplir 62 años y 28 años de aportaciones, presentó el 20 de febrero de 2020 su solicitud de pensión vitalicia y desde entonces no ha recibido una respuesta escrita de la institución.
Al periodista Gustavo Palencia, tras cumplir 60 años y aportar casi 30 años al ente, solicitó el 30 de octubre de 2019 su pensión vitalicia y ante la ausencia de respuesta presentó una segunda petición el 20 de febrero de 2020 que tampoco le fue respondida, por lo que presentó una tercera el pasado 10 de enero de 2022, que no ha recibido respuesta.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
7 respuestas
Es una lamentable situación y más deplorable aún que estas personas afectadas recurran a los Entes de justicia y la situación se quede en el limbo. Imaginen ellos que han cotizado están igual que el resto de la población que no tuvo la oportunidad de cotizar para asegurar por lo menos una pensión para medicamentos. Esto merece todo el peso de la Ley.
El CPH nació con el noble objetivo de ser apoyo para los periodistas, sobretodo
para garantizarnos una jubilación y un retiro dignos;,pero desgraciadamente desde hace muchos años dejó de tener esa visión.
Sabemos lo que ha pasado y sigue pasando en esa entidad,una organización,que dejó de ser gremialista,para convertirse en una especie de hacienda particular de unos pocos,a quienes no les importa e interesa cambiarle el rumbo,volverlo trasparente, justo y equitativo,poner en práctica principios democráticos, éticos,morales,revestirla de empatía y dignidad;devolverle lo que desde hace mucho tiempo se perdió,la credibilidad, respeto y su esencia original.
El descontento de como se sigue manejando el CPH es generalizado y se han levantado algunas voces dignas y valientes,como la del colega y buen amigo Gustavo Palencia,pero tristemente la indiferencia de las autoridades y de la mayoría de colegas colegiados y no colegiados,han matado las posibilidades,las esperanzas de un cambio,el sueño de tener un CPH del que nos podamos sentir orgullosos,confiados y seguros del presente y futuro.
Es una pena y una tristeza inmemsa lo que está sufriendo el compañero Ludovico,a quien conozco desde hace 20 años y a quien le tengo un sumo aprecio,pero desafortunadamente es en ese espejo,donde nos vemos muchos de los que estudiamos esta carrera noble,hermosa y que conlleva muchos riezgos,complejos desafíos,pero básicamente,el espíritu noble de poner nuestros mayores y mejores talentos, voluntades y pensamientos al servicio de los demás.
El futuro se torna gris e incierto y nos llena de miedos e incertidumbre,sobretodo a los que ya estamos alcanzando el ocaso del atardecer de nuestra vidas y si,nos estruja el corazón,nos intimida y nos atemoriza,lo que vivimos y lo que nos espera; pero segura estoy,que Dios Padre nuestro,velará nuestro último hálito y al llegar la hora final,recojerá con amor puro,infalible y eterno,nuestros huesos,alegrará el alma,reconfortará el espíritu y sanará las heridas más honda del corazón
Y será en ese sublime instante,donde por fin, ocurrirá lo más deseado,el verdadero milagro,soltará nuestras cargas,quitará los miedos, que ahora nos inquietan y no nos dejan dormir,secará las lágrimas y romperá las ataduras del dolor humano y seremos como el viento,como el rocío fresco,como las águilas que vuelan a la cima más alta,como la fragancia de los jardines que adornan el paraíso y en ese mágico momento,retomaremos a nuestro origen que es divino,perfecto e infinito.
Saludos.
Muchos Periodistas se alejan de la honestidad, ¿ porqué?, por situaciones cómo estas, en las que los mismos colegas se despojan de la solidaridad y se vuelven insensibles.
Los periodistas honestos van desapareciendo por la necesidad.
Groseros con Ludovico Turcios el CPH e IPP…
Es lamentable lo que esta pasando con el colega , el colegio de periodistas deberia dar una respuesta positiva a tal situcion .. para las personas que estan exigiendo un derecho que les corresponde …
Es una verguenza trabajar por años al servicio de una sociedad insensible a las necesidades de los seres humanos que mas se preocupan por la misma…ser integrante de una organizacion compuesta por hombres y mujeres que su trabajo es cuestionar las anomalias de los sistemas oprobiosos que enajenan al hombre y que visibilizan los efectos del injusto sistema en que vivimos y que cuando se necesita el apoyo gremial reciban un trato peor que el que se prodiga a los leprosos…solo puede ser posible cuando los gremios son gerenciados por malvados y corruptos.
Será que el colega no tiene familia, vivir solito a esta edad y ser desechado hasta de un empleo gubernamental, no tiene perdón.
Él merece una vejez digna.
Que pena por quienes aportan al CPH y lo peor es que hasta en las facultades de Periodismo, exigen que sea un afiliado al CPH quien valide una práctica profesional supervisada.
A.mi me.robaron las aportaciones patronales con la escusa de que se las dieron al Colegio y no a mí al retirar mis aportaciones.