Honduras en un nuevo orden mundial

Por: Mario Cooper

El coronavirus se ha convertido en un desorden global que está siendo combatido con un alto grado de orden médico, político y social. Los gobiernos, incluido el hondureño, han tratado de dar respuesta a los imprevistos que van surgiendo, pero esta pandemia también ha agudizado la lucha política, tomado por nuestros gobernantes como una oportunidad para apartar los temas que generen polémica sobre una gestión transparente de orden que prioriza las medidas para minimizar el riesgo.

Ahora que el mundo parece más inseguro, sin fronteras que puedan contener el avance de la propagación del virus, se nos muestra más fiable al enfrentarse a la parálisis que podría generar el miedo estableciendo protocolos, controles e impartiendo pedagogía hacia la ciudadanía.

En Honduras en un momento donde los ciudadanos tienen gran desconfianza en sus instituciones, la crisis del coronavirus permitirá ver lo útiles que son cuando  y si son capaces de apartar los intereses de partido y las ganancias políticas  como prioridad. El mensaje de los demás gobiernos es claro y sólo se puede restablecer la normalidad a través del orden y la transparencia informativa. No alimentando el miedo.

Así mismo, en el plano político, el coronavirus ha puesto a prueba a las organizaciones internacionales y ha abierto la puerta a una nueva configuración del orden mundial en la que la tecnología y el estado van a jugar un papel importante. La gran incógnita es en qué forma tomará ese nuevo sistema para el mundo y para Honduras.

En un escenario posible, se reforzará el papel los estados, ya que los gobiernos son conscientes de que la economía en manos de corporaciones y empresas privadas no es capaz de responder a crisis sanitarias como la del COVID, lo que hará que volvamos a economías más intervenidas y controladas. Este escenario puede hacer que algunos países tengan la tentación de mutar hacia sistemas más autoritarios.

El capitalismo se verá obligado a adaptarse a esta crisis. El nuevo modelo económico deberá tener en cuenta tres factores esenciales como la salud, el bienestar social y nuestra relación con el planeta.

Al mismo tiempo, los gobiernos necesitarán más ingresos para hacer frente a la deuda contraída para superar esta crisis sanitaria. Para nuestro país en su caso se esperan subidas de impuestos y nuevas medidas para aumentar la recaudación fiscal. Probablemente veamos la plena legalización de la marihuana o de algunas drogas en otras naciones.

Sobre el comercio electrónico, robotización y la digitalización, es evidente que son fenómenos imparables que el coronavirus va a acelerar. También veremos como la telemedicina, la realidad virtual, el voto electrónico o los estudios online pasan a formar parte de nuestra cotidianeidad.

En otro escenario, entraremos a la era del dragón, hoy los ojos de todo el mundo miran hacia el gigante asiático, que además se está permitiendo ofrecer a otros países su ayuda. China aprovecha esta crisis para blanquear su imagen y confirmar su posición hegemónica. A igual que nosotros gran parte del mundo necesita los productos made in China para hacer frente al COVID, mientras Estados Unidos sigue sin reaccionar con decisión.

Por primera vez en la historia, China no sólo ha sido capaz de demostrar su capacidad para liderar una respuesta global, sino que, además, lo ha hecho, demostrando al mundo su capacidad de competir por el primer puesto en la pirámide, disputando con Estados Unidos

El coronavirus también dará lugar a instituciones multilaterales más fuertes. Una Organización Mundial de la Salud con más poder puede ser determinante para enfrentar crisis como la del COVID, ya que es posible que esta no sea la última pandemia que enfrentemos, lo que significará más multilateralismo.

El futuro de la Unión Europea deberá ir por esa línea a menos que asume un protagonismo decidido y refuerce sus instituciones o dejará que otras organizaciones internacionales más fuertes ocupen su lugar.

Y en una posible segunda línea de la política para Honduras y otras naciones, en la que se toman las decisiones, estará dominada por tecnócratas, personas formadas que determinarán realmente el futuro de los gobiernos. Se acabó el político de segunda línea sin experiencia y conocimiento en el área de su departamento. Vamos a una sociedad más tecnificada y no podemos permitirnos que las decisiones las tomen personas que no están preparadas.