Por: Nancy Paola Cruz García
Fotografías: Fernando Destéphen
Tegucigalpa. –Su punto de encuentro es la Iglesia La Guadalupe. Se van acercando con sus camisas moradas, en la que resalta Gladys Lanza, otras llevan entre letras rojas el eslogan somos defensoras y algunas portan sus pañuelos verdes, exigiendo la despenalización del aborto, y así, expuestas ante el inclemente sol particular del verano, gritan: Juan Orlando, Juan Orlando ¡a las mujeres nos están matando!
En sus cabellos cargan pelucas moradas, una de ellas comenta que es para llamar la atención de los medios de comunicación y visibilizar la situación de las mujeres.
Algunas, hace días no se miraban, pero hoy se abrazaron. Sus miradas cuentan historias, sus pasos dejan huellas imborrables, sus voces representan a muchas que han sido asesinadas y que sus muertes permanecen en la impunidad.
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Esperan que sus compañeras de Intibucá desciendan del bus para iniciar la caminata. Sus primeros pasos se sienten, se colocan en fila “india” para organizarse, mientras las esperan las organizaciones convocantes: Calidad de Vida, Visitación Padilla, Las Hormigas, La Asociación Hondureña de Lesionados Medulares y Similares de Honduras (AHLMYS), entre otras.
A todo pulmón van coreando las consignas. Se han aglutinado para exigir el cese de la violencia contra las mujeres, de cara al ocho de marzo Día Internacional de la Mujer.
Merly Eguigure, directora del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, asegura que debe hacerse una declaratoria de emergencia nacional porque los femicidios se han convertido en una verdadera epidemia en Honduras, donde a diario asesinan a dos mujeres. Además, indica que hay un 96% de impunidad en los temas de investigación.
La demanda de Merly contrasta con las constantes declaratorias de emergencia en salud y educación, y en otras áreas sociales, donde mediante valoraciones subjetivas el gobierno hondureño aprueba millonarias compras directas, en una franca violación a la Ley de Contratación del Estado, con lo que se profundiza la corrupción y el saqueo de las instituciones del Estado. Probablemente, la consideración de Merly no es atractiva para los propósitos del gobierno.
“No hay voluntad política para atender la problemática”
Según el monitoreo, realizado por la Tribuna de Mujeres Gladys Lanza, en los dos primeros meses del año han asesinado a 61 mujeres en el territorio nacional. “Estamos hablando que cada 24 horas están asesinando a dos mujeres y pareciera que eso se ha normalizado. No hay voluntad política de atender esta problemática de violencia y femicidios”, cuestiona Cristina Alvarado, psicóloga de Las Chonas, como se le conoce al Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla.
De igual forma señala que el 55% de las muertes violentas son perpetradas por sus parejas de hogar.
La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) establece, en un reciente informe, que Honduras es el segundo país de América Latina con altas tasas de femicidios, el tercero de mujeres adolescentes con embarazos y uno de los tres países que no ha firmado el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
Las voces sobrevivientes
Mientras Cristina nos hablaba de cifras, datos y de los compromisos que ha incumplido el Estado hondureño, nos encontramos con Juana, una mujer de contextura delgada y estatura baja, que nos pidió la llamamos así porque el miedo le impide hablar de enfrente, como muchas que se esconden de sus despiadados agresores. Su mirada permanece firme cuando nos relata su historia. Es una mujer de la capital, que tiene tres hijas.
Sufrió mucha violencia sin darse cuenta. Juana estaba segura que su pareja la protegía y la quería. Pasó 24 años en silencio, aguantando golpes, infidelidades y cualquier tipo de maltrato de su pareja. “Mi vida solo era llorar y llorar”, rememora.
Él la denunció, queriendo llevarse a sus hijas. Calidad de Vida, una organización que protege a las mujeres de la violencia, acompañó a Juana durante en este proceso y todo resultó favorable. Juana considera que el apoyo brindado por la organización le cambió la vida, ha obtenido herramientas que le permiten ver el mundo de otra manera, con gafas morada diría la escritora feminista, española, Nuria Varela.
¿Tengo que ser ultrajada físicamente para que proceda la denuncia?
Isabel, es una joven de 24 años, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Es delgada, de estatura promedio y su cabellera colocha suelta. Sus ojos develan el dolor que vivió cuando un hombre intentó abusar de ella.
Lo conoció por medio de dos de sus amigas. A las dos semanas de interactuar con él, le decía que quería irse a vivir con ella. Isabel relata que éste solía frecuentar sus aulas de clases, sin que ella le hubiese comentado donde estaban ubicadas. Un día el hombre apareció en su casa pidiendo agua, ella no se percató de su intensión, pues lucía normal, y fue en ese momento que intentó abusar de ella. “Él pensó que yo estaba sola. Mi primo me defendió, lo saqué de mi casa y siguió tres meses acosándome”, detalla Isabel.
El hostigamiento fue tan alto que el individuo, hackeó sus cuentas de redes sociales. Se le aparecía por todos lados.
Isabel interpuso la denuncia ante el Ministerio Público y el Comisionado Universitario, sin embargo, sus denuncias fueron rechazadas por estas dos instituciones que valoraron que nunca hubo agresión física y que los mensajes que recibía “eran de amor”. “Fue bastante perturbador, del Comisionado me enviaron a varios lugares y por último a la sección de Acoso Sexual. Me tomaron la declaración, lleve las pruebas y me dijeron que no procedía porque él no estaba activo en ese período”, recuerda.
Tuvo que retirarse de la universidad por algunos períodos por miedo y mudarse dos veces de su casa.
“Yo me di cuenta que no estaba sola, que no solo a mí me había sucedido”. Isabel ha logrado caminar por las calles con mayor tranquilidad, pero aún tiene miedo que el acosador reaparezca y que las autoridades sigan tan indiferentes. ¿Tengo que ser ultrajada físicamente para que proceda la denuncia? Les pregunta a las autoridades.
Nada que celebrar, mucho que demandar
Entre consigna y consigna, las mujeres llegaron a las instalaciones del Ministerio Público. Sus exigencias: una ley de casa refugio para las mujeres víctimas de violencia doméstica, asignación de recursos para la protección de mujeres, el uso de la píldora anticonceptiva de emergencia e hicieron un cuestionamiento al Instituto Nacional de la Mujer para que de respuestas efectivas y no sea una institución decorativa.
Cerraron con un performance donde sostenían en sus brazos 60 cruces de madera con los nombres, fecha y lugar de residencia de las mujeres asesinadas en lo que va del 2020 y cuestionaron el papel de Óscar Fernando Chinchilla Banegas, actual Fiscal General de la República de Honduras, por no prestar atención a la situación de violencia que vive la mujer.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
Un comentario
Puro sensacionalismo. “Mujeres” que alegan defender y representar son en su gran mayoría, 90%, activistas Feminazis y LGBT- los bolcheviques del Siglo XXI.