Tomado de: notasperiodismopopular.com.ar
Por: Santiago Mayor
Joaquim Piñero, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, analiza en esta entrevista la situación continental en el marco de una inestabilidad creciente. El rol de EE.UU. y China; las tareas de la izquierda; y el futuro de su país bajo el gobierno de Jair Bolsonaro.
En esta entrevista exclusiva con Notas el integrante de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, Joaquim Piñero, da su mirada respecto al contexto actual latinoamericano.
El militante popular, que también integra y es referente de la articulación continental ALBA Movimientos, analiza el rol que tiene las principales potencias mundiales en la región y cuáles son las tareas de la izquierda y el progresismo para enfrenta la ofensiva neoliberal comandada por EE.UU.
Si bien considera que todavía se están dando “luchas de resistencia”, hace un fuerte hincapié en la necesidad de construir “unidad” y a partir de allí “un proyecto que pueda cambiar esta realidad”.
– Entre el golpe de Estado a Honduras (junio de 2009) y el golpe de Estado en Bolivia (noviembre de 2019) pasaron diez años en los que América Latina vivió una década marcada por una contraofensiva conservadora. Sin embargo, la situación actual está atravesada por una conflictividad creciente contra esos modelos neoliberales ¿Cómo ves en este contexto, y de cara a la nueva década que comienza, el equilibrio de fuerzas regionales?
– Si analizamos la coyuntura reciente de la región desde los ciclos, vamos a ver que, en general, hubo un período de hegemonía de gobiernos militares con golpes y dictaduras, empezando con Chile, el laboratorio del neoliberalismo. Después vivimos un corto período de los llamados gobiernos progresistas, y ahora hay un nuevo ciclo de lucha de clases con algunos aspectos importantes de fondo: la crisis del sistema capitalista, las disputas inter imperiales (ahora con China y su hambre de recursos naturales y energía) y las luchas de resistencia en varios países que todavía no sabemos cómo se resolverá.
– ¿Qué rol juega EE. UU. en esta situación? ¿Qué papel pueden jugar otras potencias como China o Rusia en la región?
– A nuestro juicio, los EE. UU. viven una crisis de hegemonía en todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años volvieron con más fuerza para recuperar lo que habían perdido en su “patio trasero”.
Para eso desestabilizaron gobiernos con sus guerras sucias (híbridas), con golpes y mucho dinero para imponer gobiernos marionetas.
Nuestra región es muy rica en recursos naturales, energías, y los países son grandes productores de commodities agrícolas y minerales, además de tener una gran población que a los ojos del capital son consumidores. Por eso geopolíticamente se percibe cada vez más la presencia de China con obras de infraestructura, comprando commodities, y vendiendo sus productos manufacturados. También Rusia vendiendo armas e imponiendo su presencia política y militar en alianzas con gobiernos considerados enemigos por Washington como Venezuela y Cuba.
América Latina es hoy una de las principales zonas de disputas inter imperiales.
– Álvaro García Linera señalaba tiempo atrás que esta ofensiva conservadora estaba liderada por un “neoliberalismo zombi”, que no planteaba ninguna perspectiva de futuro. Sin embargo, desde la izquierda y el progresismo también parece haber una falta de proyecto tras el golpe en Bolivia y la crisis venezolana
¿Considerás que es así? ¿Qué tareas tiene la izquierda latinoamericana frente a esta situación?
– La lucha contra el modelo neoliberal y sus impactos terribles en la vida de los pueblos es la principal agenda de la izquierda en nuestros países. Ya vivimos eso en el pasado reciente y estamos en eso.
Todavía son luchas de resistencia. Los gobiernos progresistas intentaron construir una alianza basada en un proyecto de desarrollo con complementariedad de nuestras economías, con autodeterminación de los pueblos, y así fortalecer las políticas de integración. Sin embargo, el gran problema de nuestros países es que no conseguimos salir de la condición de dependencia de las economías centrales. Para el engranaje del sistema somos productores y exportadores de materias primas.
Los desafíos desde nuestras organizaciones es debatir y construir un proyecto que pueda cambiar esta realidad.
– ¿Qué lugar les cabe puntualmente a los movimientos populares de América Latina más allá de los distintos gobiernos?
– Seguir construyendo la unidad en la lucha contra el sistema y el neoliberalismo; avanzar en el proceso de formación técnico, político e ideológico; capacitar nuestras gentes en redes comunicacionales y debilitar los monopolios del sistema; y fortalecer las acciones internacionalistas de solidaridad con los pueblos como un valor revolucionario.
– En el caso concreto de Brasil la reciente liberación de Lula da Silva fue un triunfo popular, sin embargo, sigue gobernando Jair Bolsonaro con un fuerte apoyo de sectores autoritarios y fundamentalistas religiosos ¿cómo están encarando desde el Movimiento Sin Tierra los años que quedan por delante hasta las próximas elecciones?
– Pasado un año de gobierno Bolsonaro algunas acciones ya confirman sus planes en contra los sin tierra, indígenas y quilombolas. Eliminó el Ministerio de Desarrollo Agrario; nombró al jefe de la milicia Unión Democrática Rural (UDR) para comandar la desestructuración de las políticas de la tierra; paralizó todo proyecto de asentamiento rural, las demarcaciones de tierras a indígenas y quilombolas, y con su discurso de odio estimuló las acciones violentas, incluso de asesinatos a los luchadores sociales y de derechos humanos.
Nuestra respuesta es la resistencia activa. Seguimos el proceso de construcción de la unidad conformando un frente de oposición a las políticas neoliberales.
– Si bien Lula da Silva aparece como el candidato “natural”, su situación judicial no está resuelta y podría quedar nuevamente inhabilitado para las elecciones. A esto se suma que tendrá 77 años cuando lleguen los próximos comicios presidenciales ¿existe un sucesor o sucesora clara?
– Lula sigue siendo el principal liderazgo que tenemos. Hay otros más jóvenes que están en construcción, incluso en el Partido de los Trabajadores (PT). Fernando Haddad surge como el nombre natural de un candidato en caso de que Lula siga inhabilitado.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas