cardenal Oscar Andrés Rodríguez

En carta pública recuerdan al cardenal Rodríguez su misión evangelizadora

Por: Redacción CRITERIO

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Tegucigalpa.- En una carta publica un celebrador de la palabra del municipio de Trujillo, en el departamento de Colón, le ha recordado al cardenal Oscar Andrés Rodríguez, cuál debe ser su misión evangelizadora en favor de los pobres y no de los poderosos. 

Juan Antonio López, delegado de la palabra en la parroquia San Isidro Labrador de la ciudad de Trujillo en torno al mensaje donde el cardenal califica de violencia la manifestación de las antorchas y de ser un mensaje de odio, le recuerdan que los hondureños están en defensa de la “casa común” y de los derechos que como seres humanos tienen los más desposeídos. 

Carta Pública al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez

Tocoa, Colón, 28 de abril de 2019

Estimado Cardenal

Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga

Reciba mi afecto, aprecio y respeto al ministerio episcopal que representa en la Iglesia Hondureña.

Soy un laico, Delegado de la Palabra en la Parroquia San Isidro Labrador, Diócesis de Trujillo. Soy parte de un ministerio laico, y como cristiano vivo el ministerio inmerso en la realidad cruda que vive el pueblo hondureño, pues soy un ciudadano como todos, con derechos y dignidad que viene de Dios, Padre. Tengo el deber de hacer de la palabra de Dios un servicio al pueblo, sobre todo al más empobrecido y explotado. Tengo el deber de que el evangelio de Jesús sea de verdad una buena nueva para los olvidados, excluidos y pisoteados de mi país.

En tal sentido me permito, bajo responsabilidad personal y en comunión con aquellos delegados y delegadas, con aquellos clérigos y pueblo cristiano coherente con el evangelio, lamentar su mensaje en el segundo domingo de resurrección. Usted ha dicho; “que triste que nuestra Honduras siga todavía con la violencia de esas manifestaciones que no son pacíficas, están llenas de insultos. Esas antorchas deberían más bien iluminar una nueva vida. Ese quemar de llantas es señal de odio, no solo están dañando nuestra atmósfera, están dañando nuestras calles. Estamos prisioneros de la violencia, rencor y la venganza, ahí no puede haber misericordia”. 

Usted sabe señor cardenal, que está en grave peligro nuestra “casa común” la única que tenemos para vivir, y la tienen en riesgo los ricos que históricamente vienen acumulando todo, inspirados en el egoísmo, la trampa y el robo. Pero su mensaje deja sobre los empobrecidos la responsabilidad de la contaminación de la atmósfera y las calles. Nos echa a los miserables la culpa de lo que pasa en este país. ¡Que feliz se debe sentir con su mensaje Juan Orlando y las familias que han hecho de Honduras, su propia hacienda! ¡Que impotencia sentimos los “chuñas” y perseguidos cuando usted esconde el crimen gubernamental! No pretendo justificar acciones criminales cuando las hay, pero las antorchas y las llantas no han producido la contaminación y destrucción ambiental que hay en el país desde hace décadas por negligencia y complicidad del gobierno.

Nota relacionada El cardenal Rodríguez Maradiaga no es una víctima, es un victimario

Le sugiero que investigue en INHGEOMIN, MiAmbiente, ICF, IP, el CN, el MP, INA, SAG, quiénes tienen bajo concesión o escritura pública los territorios para la agroindustria, la explotación minera y energética, parques industriales y ciudades modelos, proyectos que amenazan la vida en toda su complejidad. No somos nosotros. Es cierto, hay inconformidad en el pueblo y se convierte en rebeldía y protesta pública que golpea la conciencia de quienes no saben lo que es aguantar hambre, no recibir atención médica publica, pagar la energía eléctrica, quedarse sin ríos, sin agua y sin tierra, con escuelas destruidas, vivir bajo asedio militar, persecución judicial. Le aseguro que están más cerca del reino de Dios los que queman una llanta y levantan una antorcha en la protesta social, que quienes destruyen la madre naturaleza o acomodan el evangelio a las situaciones perversas.

No pretendo ofender, sino exigir a usted y todos los que tienen una misión de amor que cumplir en la historia, escuchar el espíritu santo en el grito de los degollados por el sistema que somos millones en el país. De su parte, somos un pueblo sin pastor y el asaltante nos somete, roba, amenaza, judicializa, encierra, destierra o entierra. Escribo lo que dice mi corazón y justifica mi razón, no me mueve odio alguno al ser humano, si odio la injusticia social porque deshumaniza y mata. Mientras no haya justicia, no podrá haber paz en la sociedad hondureña. Si mis palabras duelen e incomodan, que el señor del amor y la ternura nos perdonen, pero callar no puedo. Jesús nos enseña que sólo la verdad nos hará libres.

Hasta pronto.

Juan Antonio López

Delegado de la Palabra de Dios

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

4 respuestas

  1. El Señor nos dice que el verdadero ayuno que Él desea es HACER justicia. Ni siquiera pedirla o buscarla, es hacerla. Así que “el que calla no es víctima, es cómplice”.

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