Por: Irma Becerra*
La historia funcional definida es aquella que funciona para el ser humano como individuo particular porque le crea un espacio propio de autoconfianza en sus fortalezas en el que y desde el que puede hacer uso relevante de sus talentos para ponerlos al servicio de la colectividad, el medio ambiente y la naturaleza, es, por lo tanto, aquel espacio de materialización concreta de la oportunidad de servir iluminadamente a la vida y no de oscurecerse en el culto a la muerte. La historia funcional definida es la que funciona para que el ser humano pueda trascender el espacio y el tiempo definiendo las necesidades básicas de la persona humana, así como sus derechos y deberes, y enseñando al mismo tiempo, ¿cómo obtenerlos? o sea, enseñando el método ciudadano expansivo de estar en el sitio y el tiempo adecuados para poder exigir desde éstos últimos una posición existencial digna en la vida y la sociedad. De ahí que este tipo de fundamentación de la historia nos convoque a los siguientes aspectos muy importantes para nuestro tiempo:
Primero:
La necesidad de definirse en la historia, tanto política como moralmente, y de actuar en forma definida y contundente en aras de la transformación social, industrial y tecnológica no contaminante de todas las especies que habitan el planeta Tierra.
Segundo:
La necesidad de definir la historia que deseamos legar y en la que queremos participar sabiendo que en la actualidad, tal como advirtiese la líder indígena hondureña asesinada vilmente, Berta Cáceres Flores, hay poco tiempo para no tomar las acciones y medidas relevantes de recuperación de la naturaleza y el medio ambiente y poco tiempo para seguirlas postergando.
Tercero:
La necesidad de definir la función social particular de cada profesión u oficio para volver a éstas un apoyo del individuo en tanto elección con vocación y no una tortura en sus vidas especiales.
Cuarto:
La urgencia de redefinir el trabajo educativo de la escuela para empezar a valorar a los niños y niñas desde pequeños para que sean portadores (Träger) de razones funcionales de la historia, el medio ambiente y la naturaleza, lo que quiere decir involucrarlos directamente en actividades escolares que den sentido a una vida acorde con la dignidad de la vida misma para la vivencia espiritual de los valores y principios realmente permanentes que sugieren y proponen hábitos valorativos de la persona humana.
Quinto:
Ayudar a las personas a definirse desde una Ética Política Ciudadana que las reúna e involucre espontáneamente más allá de las ideologías políticas de individuos, partidos o de clase, y tomando en cuenta su condición de ser un ser humano admirador de la belleza absoluta del ser, tal como sugiere el doctor y motivador español, Mario Alonso Puig.
Algo disfuncional es aquello que no funciona como corresponde, que no cumple adecuadamente su fin por alguna alteración conductual, moral, política o ahistórica; cuando, por ejemplo, se obliga a la generación joven a no pensar en el futuro y sólo vivir el ahora; y cuando se obliga a todas las generaciones a una alteración del tiempo histórico que queda por eso detenido regresivamente en el y hacia el pasado, siendo que existe una urgencia de encaminarlo a un presente activo de cambio radical de las situaciones rutinarias de destrucción y violencia. Contrario a lo anterior, la vivencia equilibrada del tiempo histórico en la historia funcional definida es aquella que permite a las personas redefinirse más allá del aspecto meramente politiquero y de moralina barata hacia la autoevaluación crítica de su propia vida para que ésta sea digna, valiosa y merezca la pena en un esfuerzo cotidiano de autosuperación en armonía con el medio ambiente y la naturaleza en su conjunto: ¡humanizando el espíritu para embellecer el mundo!
Nota relacionada https://criterio.hn/2018/12/13/razones-funcionales-de-la-humanidad-mision-universal-de-todas-las-profesiones/
Desde este contenido, la historia funcional definida es la que nos ayuda a redefinirnos en el entorno para rectificar a tiempo si estamos cometiendo un acto o una acción de barbarie contra el devenir natural del mundo. Un mal ejemplo de ello, son las acciones de barbarie de explotación inmisericorde del medio ambiente así como las acciones antinaturales del mundo industrial que están provocando aceleradamente el cambio climático. Se precisa de la acción ciudadana de intervención urgente a nivel internacional. Por eso ¡apoyemos la huelga mundial de los escolares de todas las escuelas en los distintos países para presionar a los políticos reunidos ahora en la Conferencia Mundial del Clima en Katowice, a tomar medidas urgentes para frenar unánimamente el cambio climático!
Por consiguiente, debemos definirnos como seres humanos conscientes y responsables, personas maduras desde la más tierna infancia que saben divertirse sin perder el objetivo central de sus vidas: la moderación, el equilibrio o el justo medio para actuar dialécticamente, o sea, sopesando acertadamente las consecuencias de los propios actos porque, según dijo con razón el pensador inglés, James Allen, en 1903, así como pensemos así será nuestra vida. Recordemos sus palabras: “El desarrollo del hombre está gobernado por leyes, no por artificios, y la ley de causa y efecto es tan absoluta e inevitable en el reino oculto de los pensamientos como lo es en el mundo de los objetos visibles y materiales. Un carácter admirable no es un asunto del azar o de favor, sino el resultado natural de un constante esfuerzo en albergar los pensamientos correctos, el efecto de una muy larga y apreciada asociación con pensamientos admirables. Un carácter poco noble y bestial, por el mismo proceso, es el resultado de pensamientos viles albergados continuamente”.
En consecuencia, definirse no es limitarse, bien sea porque el ser humano es indefinible ya que está en constante construcción, por lo que el cambio pareciera ser lo único permanente; sino que definirse significa tener los pensamientos correctos, ser estable y aprender también del silencio y la pausa necesaria para que tenga lugar el cambio propicio del ser, porque aunque el cambio es permanente, no cualquier transformación es propicia o cualitativamente mejor, por lo que estamos obligados a valorar y a sopesar el cambio, y eso se logra si nos tomamos el tiempo de reflexionar críticamente actuando con medida y moderación, y dejando atrás la exageración irracional del extremismo inconsciente.
La historia integral definida implica vivir simultáneamente en sincronía (con hechos de la misma época) y diacronía (hechos de épocas diferentes, anteriores o posteriores) para sopesar la experiencia histórica transcurrida y su devenir, adecuando la mente a los acontecimientos trascendentes de la vida de la Humanidad para salvar y proteger la vida. Por eso en dicha concepción de la historia se observan y comprenden los hechos en todas sus conexiones, tanto sincrónicas como diacrónicas, enlazando el tiempo a la respuesta de la pregunta fundamental de cada época histórica. Ahora bien, ¿cuál es la pregunta fundamental de nuestra historia contemporánea? Pues, tal vez sea la siguiente: ¿qué le falta al tiempo histórico para permitir se cumpla la función política y social de la Humanidad en su conjunto?, y, además, ¿no consiste acaso esa función política y social de la Humanidad en rescatar a tiempo al ser humano de su degradación total en el submundo y el abismo de la carencia de Luces? Podemos responder y contestar a profundidad y con absoluta certeza, que lo que le falta al tiempo histórico es que se permita la toma de consciencia y la formación vital positiva-constructiva y estructurada de la existencia. Para eso hemos venido a este mundo y por eso estamos en este mundo. El sentido universal de la vida humana y la Humanización no es revolotear sin rumbo por doquier sino apropiarse de la propia mente para explorar y descubrir las posibilidades infinitas ocultas de la inteligencia humana que abre nuevos caminos a la evolución del hombre. No debemos perder esta valiosa oportunidad de legar historia funcional definida integral y trascendentemente, es decir historia que acaba de una vez y para siempre con la desesperanza y la falta de fe en el mundo real.
*Irma Becerra es Licenciada en Filosofía por la Universidad Humboldt de Berlín y Doctora en Filosofía por la Westfälische Wilhelms-Universität de Münster, Alemania. Es escritora, catedrática universitaria y conferencista. Ha escrito numerosos libros y ensayos sobre temas de política, filosofía y sociología.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas