Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
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Para Salvita y Meliton
No es cosa de doctrina o dogma de fe, una alianza política. Que no comparte ideologías, y por eso fueron aliados la URSS, EUA y la GB, que solo conllevaban el deseo de vencer al Eje en la II Guerra.
Tegucigalpa.-Quizás de todos modos no estaba lista para gobernar esta Alianza, piensa uno, cuando ve que, hoy como antes, un aliado declara que no tiene obligación de cumplir lo que firma, otro descubre que no le gusta lo que ya tiene firmado y el tercero confirma que no hará concesiones. Y da coraje ver como caen una y otra vez, los aliados en cada emboscada, en la repregunta, como si fueran novatos en política y frente a las cámaras y micrófonos. Pero debe sobrevivir. Porque no es suya, como dijo Iroshka E. ante antier, La Alianza es del pueblo que la ocupa.
Aunque ellos creen que es un acuerdo entre figuras públicas, La Alianza de Oposición Contra la Dictadura es el tácito reconocimiento colectivo de que tenemos fines comunes y primarios, que ninguno de los aliados alcanzaría por sí solo.
Antes de cualquier otra, no digamos las metas de cada partido, el fin de La Alianza es derrocar al régimen, a la oprobiosa dictadura protegida de JOH. Y para ese término se precisa de un frente amplio y una fina estrategia. Que respete y defienda la individualidad de los líderes y la autonomía de los partidos y de los organismos comprometidos en la lucha aliada. Pero además, si botar al gobierno fuese su único objetivo, culminado ese fin los aliados arriesgaríamos una catástrofe. Nos quedaríamos sin proyecto, sin perspectiva historia, presas de la deriva sin rumbo, bajo un mando personal, desorientados.
¿Una involución? La oposición aliada necesita una visión sucinta de lo que tiene que pasar al día siguiente de alcanzar el poder. Tendrá que formar un gobierno interino necesariamente colectivo, una junta comprometida y responsable, reafirmar el orden que garantiza el derecho. Encausar la persecución judicial de quienes conspiraron contra la democracia y perseguir los crímenes de lesa humanidad así como absolver las causas judiciales de origen político partidario y liberar a los presos políticos. Al convocar a una Constituyente.
Y convocada la ciudadanía a esa elección, el gobierno provisional tendrá que desenmascarar y controlar las manipulaciones de los poderes fácticos, y soltar las cadenas del control mediático para que la gente pueda entender lo que ocurre y expresar y movilizarse, educada en democracia y tolerancia. Esa debe ser la meta la Alianza, no otra, empezar ahí a mostrarle a la hondureñidad la regla básica de la convivencia y del respeto mutuo. La Constitución será la obra mayor de la Revolución si es un pacto genuino, entre las partes. ¡No es una doctrina o líder!
Un Pacto Social para la convivencia y la prosperidad no es cuestión de mesas de concertación que se tratan de convocar inútilmente desde tiempos de Azcona, Callejas, Reina, Flores, Maduro, en hoteles de lujo. No lo puede conseguir el pre ni el diálogo. La Asamblea Constituyente institucionaliza el pacto
Contra las estrategias mediáticas y disolventes que pronostican una turbulencia, la Revolución precisa definir sus propósitos inmediatos en un diseño para esa construcción. Lo más importante, casi lo entiende JOH, es restaurar la paz y la tranquilidad. Pero ESO no se consigue con una retórica belicista, imposición, gesticulaciones y poder de fuego de un aparato represivo. La verdadera paz es un estadio de convivencia harmónica, de respeto mutuo y acatamiento universal de una ley clemente para todos, consensuada, negociada entre las partes. Humana. El buen gobierno se construye con reglas para la estabilidad, equilibrio institucional y legitimidad republicana. Se afianza sobre el cimiento de la justicia social democrática, respetuosa de los derechos individuales y colectivos, de las mayorías pero también de las minorías. Y la prosperidad se consigue con el accionar del capital sobre la confianza, derivada de ese amplio consentimiento, que propicia el óptimo aprovechamiento del recurso.
Más bien habrá que escapar del esquema doctrinario, del lenguaje normativo y definir reglas claras funcionales. Rebasar las alucinaciones ideológicas y desvaríos milenaristas. Superar los prejuicios clasistas para institucionalizar la decente solidaridad. Dejar atrás las rabietas radicales infantiles, los cultos de personalidad, las zalamerías y las egolatrías de los caudillos y de los caudillitos que para complacerlos se reproducen y replican, los protagonismos fatuos, las imposturas, los ofusques, los narcisismos embelesados consigo mismos. Hay que dejar que los viscerales se desahoguen, y vaciar el circo de los fantoches y de los dogmáticos. Que se vayan para afuera con JOH.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
2 respuestas
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