Por: Oscar Miguel Marroquín/Para Criterio.hn
Es obvio que detrás del reconocimiento de los Estados Unidos a Juan Orlando Hernández, o por que no decirlo de la mejor manera, detrás de la imposición, no vienen días de paz y gobernabilidad, lo cual hace pensar que el mandatario y la oligarquía han tocado a las puertas del infierno.
Los acontecimientos últimos que se desprendieron a pocas horas de finalizar la “FIESTA DEMOCRATICA”, es la irrupción si se quiere, violenta, del gigante dormido, quien esta vez acepta ya no de manera tibia convertirse en el principal protagonista de su propio destino.
Paralizar el país por algún tiempo no es cuestión de maras, crimen organizado o vándalos, tal como pretenden hacerlo creer con su escasa inteligencia los empleados de Juan Orlando Hernández y los medios de comunicación propiedad de la oligarquía; el país fue paralizado por los pobres en una mezcla bastante peligrosa de frustración acumulada y postergada por décadas.
Los insistentes llamados a la calma esta vez fracasaron y fracasaran en los días venideros.
El monumental FRAUDE ELECTORAL organizado por el propio presidente, solo es la gota de agua que rebalso el vaso, y si se quiere la gota de gasolina necesaria para convertir en un infierno los próximos cuatro años o el tiempo que permanezca en pie el dictador; las consecuencias a todas luces serán desastrosas tanto para la oligarquía como para el propio presidente.
Sin lugar a equívocos, ya se ve en el horizonte una encarnizada lucha entre los que han amasado millones de dólares a costa del sometimiento del pueblo y, por otro lado, los que han guardado silencio, bastante parecido a un compás de espera con reloj y calendario en mano.
Los treinta y cinco asesinados por orden compartida entre la oligarquía y el presidente Hernández, le da sustento total a lo que sostengo en el anterior párrafo, en pocas palabras, los fusiles son y seguirán siendo la respuesta a las demandas democráticas del pueblo, demandas que ya sobrepasan la capacidad que este gobierno criminal y corrupto pueda tener para satisfacerlas.
El Estado ha sido victima de un saqueo sin parangón, lo robado han ido a parar a manos principalmente de quienes han gobernado durante los últimos dos periodos; pero, además, el pastel ha sido compartido con la oligarquía.
Jugosos contratos millonarios y evasión fiscal, ha servido para atesorar impensables fortunas.
Mientras que el presidente y la oligarquía hunden sus afilados colmillos sobre el Estado, millones de hondureños enfrentan insostenibles penurias, llevándolos a emigrar en masa hacia los estados Unidos, y otros en forma desesperada buscan delinquir en cualquiera de sus formas a manera de sobrevivir, no es producto de la casualidad que el actual gobierno invierta valiosos recursos en la construcción de centros penales o, mejor dicho, en verdaderas bodegas humanas, en un intento bastante burdo por esconder la realidad.
El FRAUDE ELECTORAL es la apertura a las puertas del infierno, dado que, si antes del 26 de noviembre existía una remota posibilidad por cambiar el rumbo del país en beneficio de las grandes mayorías, ahora esa posibilidad solamente se vislumbra en el enfrentamiento directo entre el pueblo y la dictadura, enfrentamiento que por supuesto incluye a la oligarquía.
A manera de conclusión, si Juan Orlando Hernández logra mantenerse en pie hasta el 27 de enero, quienes lo acompañen en la toma de posesión lo harán desde el centro mismo del infierno social y político que ha comenzado a vivir este país, no creo equivocarme, el recibimiento por parte del pueblo no será solo ruidoso, sino además violento en todas sus formas, ya que la constitución establece:
ARTICULO 3.- Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
3 respuestas
Esta época navideña es atípica para toda Honduras… es hasta cierto punto “un alto” para recargar baterías y no olvidar el crimen atroz cometido por quienes creen que sus prácticas,como las del pasado, hay que tragárselas y punto.
Esa palabra de gobernando le queda grande a JOH. El está saqueando.
Wow aplaudo esta columna y su redacción impecable, y el análisis de que esta lucha empieza