Su “perdón” Luis Orlando no podrá ocultar la historia

Por: Edgar Soriano Ortiz 

En la convención del partido Liberal realizada el 7 de mayo del año en curso usted como  candidato presidencial pidió perdón a los liberales por el golpe de 2009, en una evidente estrategia para atraer a los miembros del partido Liberal que abandonaron sus filas al ser sometidos a represión y la humillación en aquellos años en que luchaban contra las fuerzas impositivas del poder colonizado de Honduras.

Algunos momentos  fundamentales para nuestra memoria, que no es tan chiquita ni mecanizada por el stablishment  de que usted es un acérrimo seguidor. Primero,  una breve descripción de la historia – no del mito histórico de su “glorioso” partido- desde 1902 la actitud de la élite liberal capitalina de instaurar a toda costa su hegemonía partidaria, situación que conllevó a varias revueltas armadas.

La soberbia de los dirigentes “Catrines” de Tegucigalpa no permitió generar espacios para el dialogo en la guerra de 1924, y no asumieron con mayor astucia la crisis de inicios de la década de 1930. Mejía Colindres no pensó mucho en mandar a fusilar  a su correligionario Gregorio Ferrera tras su alzamiento en 1931. Luego de la dispersión y aprovechamiento de la coyuntura de Tiburcio Carías la presión social fraccionó al partido Nacional en el poder (1933-1956) y generó un proceso de protestas que exigían el fin del régimen y las reformas sociales para los trabajadores y campesinos.

El gobierno presidido por el presidente Ramón Villeda Morales (1957-1963) asumió la presión para realizar algunas de las urgentes reformas jurídicas que ameritaba tras la huelga general  de 1954.  Aunque el ascenso del partido Liberal ameritó hacer alianzas con diversos sectores “revolucionarios” y movimientos populares, sin embargo una vez en el poder presidencial Villeda Morales y su gente se distanciaron de los sectores populares y confrontó a la facción más leal (liderada por Modesto Rodas) que pujaba por la profundización de las reformas. Al final la derecha y los militares optaron por defenestrar el gobierno 10 días antes de las elecciones y sometieron a los sectores organizados a la brutal represión, para luego dividir movimientos, sobornar, amenazar; instaurar el miedo y sometimiento castrense.

En la década de 1980 nuevamente el partido Liberal se prestó a cogobernar con las FFAA (1982-1990) quienes rectoraban un fuerte engranaje de inteligencia militar y acciones de represión contra líderes populares. Mientras el gobernante del partido Liberal José Azcona vociferaba que Honduras era un “oasis de la democracia” los secuestros, torturas y asesinatos mostraban la cara de un fundamentalista Estado de la mano de sus élites y militares.

Luego del ajuste económico de 1990, el contexto cambió y el departamento de Estado en Washington presionó para que se desmilitarizara el Estado y se fortaleciera el poder civil, sin embargo fueron raquíticos los resultados de las dos administraciones “liberales” (1994-2002), mientras se sometían al FMI y a seguir aplicando políticas neoliberales que continuaban contribuyendo a la profundización de la pobreza y a la incapacidad de infraestructura social. 

En 2006 cuando Manuel Zelaya Rosales asumió la presidencia por el partido Liberal les planteó la urgencia de hacer reformas. La asamblea constituyente no era invención de Manuel Zelaya era una demanda de varios sectores populares. El punto es que Zelaya lideraba en ese momento la postura de un sector de la elites de la urgente necesidad por hacer reformas sociales frente al desastre histórico que ha producido la desigualdad, mientras que el otro grupo (más fuerte financieramente) le sigue apostando a la represión fundamentalista enmascarada de “democracia” mediática.

El 28 de junio de 2009  el gobierno de Manuel Zelaya intentaba hacer una consulta a la población para preguntarle si estaba de acuerdo con la instalación de una “cuarta urna” en las elecciones de noviembre de ese año. La tradicional respuestas de sus elites fue dar un violento golpe de Estado, causando la muerte centenares de miembros de la resistencia, heridos, amenazados, golpeados sin piedad, exiliados y la criminalización de tantas personas por ejercer su derecho a protesta. Y en lo económico hubo un despilfarro de cerca de 20 mil millones de lempiras (CEDOH, 2010), factura que seguimos pagando la ciudadanía.

En el contexto post golpe ahora con un régimen centralizador e impositivo que lidera el partido Nacional desde 2010 el partido Liberal ha jugado a lo “gallo o gallina”, haciendo cogobierno con el régimen centralizador que dirige JOH y sus aliados. Algunos hechos: en 2013 aceptaron la colocación de un miembro de su partido para asumir como fiscal adjunto, tras el golpe que propinó JOH y su aplanadora en el Congreso. En enero de 2014 se opusieron a la propuesta de los partidos LIBRE y PAC de ocupar la presidencia de Congreso y en enero de 2016 se tranzaron con JOH la presidencia de la Corte a cambio de recibir una cuota de poder.

Finalmente ciudadano Luis Orlando Zelaya, su discurso tan elaborado y mecanizado jamás podrá engañar a la conciencia nacional, que estoy seguro  es un  buen porcentaje de la población. Su jefes y asesores partidarios, son responsables directos del golpe y su secuelas, y aunque usen su dinero y poder para manipular y financiar campañas mediáticas con fin de borrar y tergiversar nuestra memoria inmediata.

Pedir disculpas o perdonar está bien, pero para ésta Honduras desgarrada por una historia de desigualdad donde su partido ha participado en profundizarla y enmascararla no basta. Lo que añoramos la ciudadanía consciente es que se imponga la justicia social y se democratice la nación no bajo estas reglas estatales decimonónicas y subyugadas a las órdenes corporativas externas. Necesitamos como nación democracia participativa, autodeterminación, soberanía a la diversidad poblacional de nuestro territorio.  Esa lágrima que Rafael Heliodoro Valle vaticinaba para escribir la historia de Honduras  seguirá su tragedia marcada por un destino mezquino que su gente y partido han trazado para estas Honduras…

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

3 respuestas

  1. Perdón es la palabra más difícil de pronunciar en cualquier lenguaje, Juan Pablo II le pidió perdón al pueblo Judío por el genocidio. Perdonar es salud. Si pide perdón esta siendo cuestionado y si no la pide también cosas veredes Sancho amigo en mi amada Honduras.

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