Por: Agencias
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Ciudad de Guatemala. Marllory Chacón Rossell, acusada de asociarse ilegalmente con otros para distribuir cocaína a sabiendas de que sería importada a Estados Unidos, enfrentaba una condena de entre 10 años de cárcel a prisión perpetua. Los detalles de la sentencia, sin embargo, no fueron revelados porque la audiencia se realizó a puertas cerradas a pedido de su defensa. “Hubo sentencia”, manifestó la abogada defensora Bonnie Klapper al término de la audiencia de poco más de una hora de duración. “No puedo comentar. Todo está sellado. El proceso, la condena, todo, por cinco años”, explicó.
Una funcionaria de la oficina del juez José Martinez, por su parte, dijo a la AP que el magistrado tampoco daría detalles. Chacón, que desde enero de 2012 figura en la lista de narcotraficantes de la Oficina para el Control de Bienes en el Extranjero. (OFAC, por su nombre en inglés), apareció en la sala vestida con traje de camisola y pantalón de color beige, con su cabello castaño largo suelto.
Estaba esposada y llevaba grilletes en sus tobillos, y al llegar tenía aspecto relajado y una amplia sonrisa en sus labios. En la última fila de la sala había un grupo de varios niños a los que miró sonriente. A poco de que llegara, Klapper pidió al juez Martinez que cerrara la sala de audiencias para que no pudiera estar el público.
“Este es un caso extraordinario. Esto es peligroso”, le dijo la abogada al magistrado, tras pedirle disculpas por haberlo interrumpido cuando se estaba presentando. Martínez le respondió que se trataba de una sala pública y generalmente no le gustaba cerrarla, pero accedió después que la fiscalía estuvo de acuerdo.
De inmediato, todos los presentes, incluidos algunos familiares que se encontraban en la sala de audiencia, debieron salir siguiendo una orden del juez. Los únicos que quedaron fueron los abogados, fiscales, traductores, guardias de seguridad y algunos otros funcionarios públicos.
Chacón Rossell, quien permanece detenida en una prisión federal del centro de Miami, selló en diciembre de 2014 un acuerdo con la fiscalía por el que se declaró culpable de la única acusación que enfrentaba y se comprometió a colaborar con las autoridades ofreciéndoles información. Los narcotraficantes suelen firmar ese tipo de pactos para recibir una
condena más leve.