Por: redacción CRITERIO
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Tegucigalpa.-La presión internacional obligó al presidente de Honduras, Juan Hernández, a reaccionar sobre el asesinato de la dirigente indígena, Bertha Cáceres.
El mandatario se refirió al tema alrededor del mediodía de este jueves, nueve horas después de registrarse el abominable crimen en la occidental ciudad de la Esperanza, Intibucá.
Cáceres, quien era la coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) fue abatida a tiros a las 3:00 de la madrugada en su casa de habitación, precisamente hoy que arribaría a sus 45 años de edad.
Hernández reaccionó después que lo hicieran decenas de organismos defensores de derechos humanos alrededor del mundo, e incluso posterior a un pronunciamiento emitido por el embajador de los Estados Unidos, James Nealon, quien pidió una pronta y exhaustiva investigación sobre el caso de la dirigente social.
El gobernante garantizó que se pondrá a las órdenes de los tribunales al o a los responsables de la muerte de Cáceres, sin importar de quienes se trate. “Como hemos dicho siempre, caiga quien caiga”, expresó al sacar a colación su degastada frase con lo que ha prometido el combate a la corrupción.
“Nadie está por encima de la ley y el mensaje del Estado de Honduras debe ser un mensaje contundente, que esto no va a quedar impune y que tenemos que llevar a los responsables de estos hechos a la justicia y deducir la responsabilidad del caso”, reafirmó.
Aunque en reiteradas oportunidades criminalizó las acciones de la coordinadora del Copinh, hoy se declaró ser fiel admirador por su lucha en defensa de los recursos naturales de la zona occidental de Honduras y de la etnia lenca, radicada en misma región hondureña
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