Mentiras, ataques y ajuste: El camino libertario

Por: Alejandro Román/Latinoamérica21

Este año Aldo Javier Pinto, Camila Giménez y María Teresa Troiano murieron de cáncer. ¿Qué tenían en común además de su enfermedad? Los tres recibían medicamentos de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE) del Ministerio de Salud. Pero desde la asunción del gobierno de Javier Milei, el programa se canceló y los enfermos que se beneficiaban de la asistencia dejaron de recibir su tratamiento. También se ajustó en transporte y, casualmente o no, recientemente un accidente de tren dejó 60 personas heridas. El gobierno responsabiliza a un operario del servicio cuando en realidad las señalizaciones no funcionaban.

Javier Milei ganó las elecciones con el discurso de un mega ajuste fiscal que solo afectaría a la “casta” política. Hoy, a seis meses de su asunción, la estigmatización de diversos sectores sociales es la estrategia del gobierno para conseguir el consenso social del ajuste. De hecho, casi la mitad del ajuste que ha realizado este gobierno ha sido a costa de las jubilaciones, y el argumento ha sido que muchas personas se jubilaron sin pagar aportes.

La sociedad argentina ha atravesado a lo largo de su historia varios períodos de ajuste, lo que ha derivado en costos políticos que ningún partido quiere asumir. Por ello, quienes buscan imponer medidas de recortes buscan distintas estrategias para contener una posible rebelión social. Milei ha elegido la estrategia maquiavélica de elegir enemigos, responsables de nuestros problemas, que el gobierno se encarga de vencer a través del ajuste. De esta manera, empezaron las campañas de estigmatizaciones del gobierno a través de mentiras y desinformaciones.

El Fondo de Integración Socio Urbana (FISU) y las Universidades públicas fueron señaladas como instituciones corrompidas y así Milei abrió camino a la reducción de fondos en ambos casos. El gobierno también denunció corrupción en la compra de medicamentos de la DADSE, frenando la entrega de las medicinas, lo cual afectó a miles de pacientes. Finalmente, el presidente también atacó a organizaciones sociales por la manipulación de los planes sociales que recibían sus afiliados, al mismo tiempo que denunciaban que el Estado estaba lleno de “ñoquis” (gente que no va a trabajar, pero igual cobra un salario), despidiendo así a miles de empleados estatales.

Esta campaña de estigmatización permitió sostener el ajuste durante un tiempo. Pero a medida que han ido pasando los meses y se han ido cayendo las mentiras, la base de oposición al gobierno ha ido aumentando. Las muertes por la falta de medicamentos empezaron a plantear una mirada crítica al ajuste. A eso se suma que tanto el FISU como las universidades habían sido auditadas previamente por organismos internos y externos, por lo que no había delitos denunciables.

El ajuste a las universidades, sin embargo, derivó en fuerte golpe para el gobierno con una movilización masiva donde se dejaron ver dirigentes de varios espacios de la oposición (peronismo y radicalismo, izquierda, sindicatos) y que motivó, posteriormente, a que el Congreso empezara a debatir un incremento del fondo educativo, en contraposición al deseo del gobierno.

Lo mismo pasó con el escándalo de las cinco mil toneladas de alimentos guardados en depósitos que no fueron distribuidos por problemas de gestión. Primero el gobierno afirmó que no existían, denunció que los comedores registrados no existían basándose en una lista previa a la pandemia. Luego dijo que no vencían y que los alimentos eran almacenados para emergencias, pero cuando llegaron las inundaciones se dijo que no tenían nada para aportar a las provincias. Finalmente, la justicia ordenó que se repartieran los alimentos, pero como se había despedido a miles de personas no hubo quien lo hiciera y se terminó asignando la tarea (algo que el gobierno criticaba) a una organización ultracatólica.

Uno de los casos más llamativos tiene que ver con las jubilaciones, el ajuste de las mismas explica casi la mitad del ajuste total realizado por el gobierno libertario. La estrategia en este sentido fue atacar a las personas que se habían jubilado sin haber realizado los aportes correspondientes. Se trata de personas que trabajaban en el mercado informal, en tareas domésticas o eran amas de casa y que pudieron acceder a moratorias previsionales que les permitieron recibir una jubilación y lograr que Argentina tuviera casi la totalidad de las personas en edad de jubilarse en esta situación. Sin embargo, para abrir las puertas al ajuste, el gobierno instauró el discurso: “las jubilaciones son bajas porque muchos se jubilaron sin aportar”, y se identificó a un enemigo: el kirchnerismo.

Si bien el gobierno ha reducido el déficit, su estrategia ha fracasado. A tan solo seis meses de la asunción de Milei, si bien su imagen todavía goza de buena salud, la clase política le está dando la espalda. Tras las reducciones de las pensiones, que explican casi la mitad del ajuste, el Congreso pretende votar un aumento de las mismas. En respuesta, Milei amenazó en una entrevista que iba a “vetar todo” y que le importaba “tres carajos”. Sin embargo, la oposición está muy cerca de alcanzar los 2/3 de los apoyos en ambas cámaras, lo que por un lado le impondría la agenda al presidente, y por otro, sería un fuerte golpe a la gobernabilidad.

Alejandro Román. Licenciado en Ciencia Política por UNLaM y periodista por TEA. Trabaja en Poder Ciudadano, capítulo argentino de Transparencia Internacional, como responsable del área de Comunicación y como responsable de Proyectos del área de Sector Público y Fortalecimiento Institucional.

  • Somos un medio de comunicación digital que recoge, investiga, procesa, analiza, transmite información de actualidad y profundiza en los hechos que el poder pretende ocultar, para orientar al público sobre los sucesos y fenómenos sociopolíticos de Honduras y del mundo. Ver todas las entradas
Contenido a tu alcance

Periodismo de calidad en tus manos

Suscríbete y se parte de nuestro newsletter