Donald Trump ganó las elecciones prometiendo mayor libertad a los norteamericanos de raza blanca y prometiendo volver a hacer de los Estados Unidos de América una nación poderosa e imperial. Su discurso plagado de racismo, xenofobia, discriminación y enunciados de la necesidad de una nación superior a todas las demás en el mundo, carece, por completo, de un espíritu vital para toda la Humanidad que señale que solamente el camino de la interrelación pedagógica entre todas las naciones en condición de igualdad puede garantizar la verdadera libertad humana de toda la especie entendida de manera cósmica sobre la faz de la Tierra.
En condiciones tan terribles y desesperantes para el mundo de la era Trump que apenas ha comenzado, debemos volver a los pensadores y filósofos clásicos que como Immanuel Kant, esbozaran que el principio de la libertad es esencialmente interno en el corazón y el espíritu humanos, y no solamente una condición externa de sus posibles manifestaciones de grandeza.
En la Metafísica de las Costumbres, Kant señaló el carácter de la libertad como resultado del influjo de la razón sobre la voluntad internamente legisladora. Así, dijo: “En la conciencia de un deber hacia sí mismo el hombre se considera, como sujeto de tal deber, en una doble calidad: primero como ser sensible, es decir, como hombre (como perteneciente a una de las especies animales) pero luego también como ser racional (Vernunftwesen) (no simplemente como un ser dotado de razón (vernünftiges Wesen), porque la razón en su facultad teórica bien podría ser también la cualidad de un ser corporal viviente), al que ningún sentido alcanza, y que sólo se puede reconocer en las relaciones práctico-morales, en las que se hace patente la propiedad inconcebible de la libertad por el influjo de la razón sobre la voluntad internamente legisladora” (Kant, pág. 337).
De ese modo, existe la obligación del deber que destruye los vicios porque estos deforman el carácter del hombre como ser moral, “es decir, la libertad interna y la dignidad innata del hombre; lo cual es tanto como decir que erigen como principio no tener ningún principio y por no tener tampoco ningún carácter; es decir, degradarse y convertirse en objeto de desprecio” (Ídem, pág. 340).
En este sentido, los instintos de la ambición desmedida van hacia la inestabilidad del hombre y hacia su degradación porque representan el vicio de la ambición irracional desmedida contra la virtud del honor. Trump está en camino de destruir a los Estados Unidos de América porque su concepto de libertad es externo y aparente, de desmedida ambición sin honor ni espiritualidad por toda la Humanidad. En una tal situación la guerra de Putin contra Ucrania se vuelve un acto da falsa libertad para los rusos, porque no es un proceso interno espiritualmente forjado con la condición de la obligación moral del respeto mutuo entre las naciones.
Por eso, como señala Diana Marcela Rojas, en su ensayo, “La historia y las relaciones internacionales: de la historia inter-nacional a la historia global”: “El orden internacional, en las condiciones actuales, ya no puede apelar a ninguno de los principios que sustentaron los sistemas internacionales anteriores; se trata de un escenario demasiado complejo, con muchos actores de diversa naturaleza y con una extrema dispersión y sofisticación en los medios que permiten el uso de la fuerza; en el actual escenario global hay una extensión y una banalización del recurso a la guerra representado en el terrorismo […] Por primera vez en la historia moderna, la guerra, que jugaba como mecanismo regulatorio de las relaciones internacionales, deja de ser capacidad exclusiva de los Estados. El recurso a la violencia como potestad de los Estados deja de ser un elemento definitorio y específico de las relaciones internacionales y se diluye en el tejido social globalizado de manera indiscriminada. A nuestro juicio, la guerra entre Estados, potencial o real ya no es garante del orden internacional y desaparece como elemento específico de las relaciones internacionales en la modernidad” (R0jas, 2004, Universidad Nacional de Colombia, pág. 162).
A continuación, una interrelación educativa y de enseñanza pedagógica de citas textuales acerca de la libertad en el espíritu vital de la Humanidad requerido por todas las naciones en nuestro tiempo:
“Hoy hay fuerzas que hacen estremecer al mundo y urgen a la comprensión de la unidad humana. Ya se superó la etapa en que sólo ciertas naciones o grupos raciales podían ser civilizados mientras que el resto permanecería bárbaro o servil. Si se persiste con estas ideas ya obsoletas no habrá más que guerras y destrucción. Sin proponer soluciones mesiánicas ni ser despótico, ¿qué puede hacer el maestro, conductor de una generación naciente, para cambiar radicalmente el pensamiento?” (María Montessori, La Educación de las Potencialidades Humanas, 1998, Argentina: ERREPAR, págs.129-130).
“75. “Han pensado que no surgirá de aquí ningún mal. Es decir, que sus crímenes no les ocasionarán ninguna calamidad, ningún castigo; han pasado, pues, a ser ciegos y sordos. El Señor les ha perdonado; un gran número de ellos pasaron á ser de nuevo sordos y ciegos, pero Dios ve bien lo que hacen” (Mahoma, El Corán, 1982, México: Editorial Época).
“5. Sin embargo, ¡cuánto más poderoso y mayor es la fuerza de ánimo del hombre superior, que vive siempre en paz con los hombres y no se deja corromper por las pasiones! ¡Cuánto más poderosa y grande es la fuerza de ánimo del que se mantiene, sin desviarse, en la vía recta, igualmente alejada de los extremos! ¡Cuánto más poderosa y mayor es la fuerza de ánimo del que, cuando su patria goza de una buena administración, la cual es obra de él, no se deja corromper ni cegar por su necio orgullo! ¡Cuánto más poderosa y mayor es la fuerza del alma de aquel que, cuando su país -sin leyes- carece de buena administración, permanece inmutable en la virtud hasta la muerte!” (Confucio, Los cuatro libros de filosofía moral y política de China, 1982, España: Plaza & Janes, pág. 29).
-
Escritora y filósofa hondureña. Doctorada en filosofía por la Universidad de Münster, Alemania. Es directora de la Editorial Batkún, fundada por su padre, el escritor e historiador hondureño Longino Becerra. Su mas reciente libro “En defensa sublime de la mujer” Ver todas las entradas