Honduras no ponen freno a muertes violentas de mujeres

Violencia: un fenómeno que agrede a todas

 Cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado. Definición de Violencia de Género de la  Convención de Belém do Pará, Brasil.

 

Texto y fotos: Bella Carrillo feminista hondureña 

“Después de la audiencia lo vi y por primera vez lo mire y no le tuve miedo”, cuenta Margarita López, una joven de 22 años, sobreviviente de violencia de género. Margarita vivió violencia durante seis años, mientras permanecía en su relación perdió toda sus libertades al punto de tener que pedir a su ex pareja permiso hasta de cómo vestir, entre otras, “Nunca había salido de noche, porque él no me dejaba”, comenta Margarita.

Para Margarita, fueron normales las humillaciones, los gritos y los golpes que recibía de su ex pareja. El poder denunciarlo fue todo un proceso muy doloroso explica López, “No lo denunciaba porque sentía que le hacía daño a él y sentía  mucha culpa de lo que sucedía”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), manifiesta en su último informe: “Situación de derechos humanos en Honduras”, presentado en su última visita, que el país   atraviesa una grave situación de violencia contra la mujer de diversas formas en que esta se expresa, en particular por razones de género, violencia sexual y contra mujeres en especial situación de riesgo, y los altos índices de impunidad que persisten ante estos casos.

Cifras alarmantes

La violencia es un fenómeno que afecta al desarrollo de una sociedad, se ven perjudicados todos los sectores sin importar el género, pero la violencia que sufren las mujeres es violencia que es especifica por el hecho de ser mujer, resalta Alexa Maradiaga, abogada y defensora de derechos de las mujeres.

 En el  informe publicado en el 2019 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), resalta que  el femicidio es la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres. De igual forma menciona que Honduras es uno de los países con las tasas de muertes violentas de mujeres más altas del mundo, más  de  la  mitad  de  las muertes violentas de mujeres en Honduras son femicidios. Para la abogada Alexa Maradiaga, la violencia específica en el tema de la mujer, se ve reflejada en la violencia directa y violencia sexual.

El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV – UNAH), en su boletín infográfico número cuatro sobre “Muerte violenta de mujeres y femicidios”, contabiliza de enero a diciembre del 2019, 406 muertes violentas de mujeres y femicidos en Honduras. Según datos brindados en el boletín el 61.8% de los homicidios de mujeres fueron con armas de fuego y el 18.0% con arma blanca.

Boletín Infográfico del OV – UNAH)

 

¿Existe justicia para las mujeres?

Honduras cuenta con diversas leyes, convenios nacionales e internacionales con el fin de poder proteger; garantizar los derechos de las mujeres y erradicar toda violencia. A raíz de esto, se cuenta con distintas instituciones donde se puede interponer una denuncia  por violencia de género,  entre ellas destacan; el Ministerio Público, Juzgado de Paz, Módulo de Atención Integral Especializado (MAIE) y cualquier posta policial.

El último boletín informativo sobre las muertes violentas y femicidios en Honduras 2001 y 2018 brindado por el Centro de Derechos de la Mujer (CDM), explica que las instituciones encargadas de brindar justicia a las mujeres que son víctimas de violencias,  deben de conllevar una atención integral, que va desde garantizar la protección de las mujeres, fortalecer su autoestima, obligar a los agresores a que cumplan sus deberes respecto a sus hijos e hijas, y garantizar el bienestar de la víctima junto a sus hijos e hijas, en el caso de tener hijos.

Durante la entrevista, una joven de nombre Margarita, expresa que algo que no le “gustó”, fue la atención que le brindaron en el Juzgado contra la violencia doméstica de la Corte Suprema de Justicia, donde interpuso la denuncia, según ella la manera que le tomaron su denuncia fue sin interés alguno, no existía empatía por las dos mujeres que la atendieron al contrario la revictimizaron y la hicieron sentir culpable, “Por la actitud de ellas casi me arrepiento de poner la denuncia, sentía que estaba haciendo algo malo”, a lo que ella sugiere que deberían de capacitar y sensibilizar mejor a las personas que toman las denuncias.

Otra deficiencia que señala Margarita, es la tardanza de las autoridades en hacer llegar las citas a los denunciados, “Se tardaron cuatro días en hacerle llegar la cita, durante esos días él me hostigaba y me buscaba fuera de la casa, mandándome fotos de mi casa y me pedía que saliera, tenía mucho miedo”, para Margarita esos días fueron de mucho estrés, desesperación y tristezas, solo pensaba en el daño que su ex pareja le podía ocasionar, ella sabía que él no había recibido su denuncia porque la seguía persiguiendo y acosando.

 

No es condición de clases

Las mujeres hondureñas sufren violencias diferenciadas y esto tiene que ver con distintos factores,  desde sus condiciones económicas; políticas, sociales y culturales. Puesto que las mujeres que cuentan con mayores accesos a oportunidades económicas, laborales y educativas, no dejan de sufrir violencias, pero cuentan con mayores herramientas para enfrentarla. Al contrario de una mujer pobre, sin acceso a educación y a un trabajo la pone en una categoría más vulnerable ante la violencia.

“La violencia con golpes o sin golpes siempre es violencia independiente de la condición social de la mujer”, manifestó  Betty Vázquez, feminista y  coordinadora del Movimiento Ambientalista Santabarbarense (MAS), quien argumenta que la diferencia que existe es el acceso a medios y procesos para poder denunciar, buscar acompañamiento  y establecer un sistema del cese a la violencia. Para una mujer en el área rural existen distintos factores que le impiden interponer una denuncia, entre ellos; las distancias de una institución y las comunidades, el alto costo del trasporte ya que las mujeres no cuentan con ingresos monetarios, y un factor que recalca es que muchas veces no tienen con quien  dejar sus hijos para que los cuiden y poder moverse a poner una denuncia. Al contrario de una  mujer del área urbana que tiene mayor acceso a las instituciones para poder interponer una denuncia.

Betty, mientras me veía con mucha firmeza,  afirmaba que la violencia económica de la mujer en el área urbana es menos marcada que en el área rural, la mujer del área rural trabaja  más, debido a que cultiva la tierra desde horas muy tempranas; le taca atender el trabajo de su casa y al momento de ver los resultados económicos de sus cultivos no recibe nada, pues quien acumula todo esos bienes es su marido. En ocasiones, muchos de los hombres violentan a las mujeres el derecho a la alimentación. “Conocemos de mujeres que venden a escondidas maíz, frijoles y huevos para poderse comprar sus pastillas anticonceptivas, cundo deben de ser regaladas en los centros de salud”, al contrario que en las zonas urbanas ya que las mujeres tienen más accesos a esos derechos.

La responsabilidad del Estado

La Constitución hondureña, en el artículo 60, establece que ninguna persona puede ser discriminada por motivos de sexo, raza, clase y cualquier otra lesiva a la dignidad humana. Por lo tanto la ley contra la violencia domestica ratifica que el Estado de Honduras debe procurar adoptar las medidas condecentes para evitar toda forma de discriminación en contra de la mujer. Razón por la cual el Estado de Honduras está comprometido a erradicar todo tipo de violencia de la cual la mujer sea víctima.

Uno de los convenios Internacionales  de mayor peso,  al cual Honduras está suscrito es  la “Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Convención de Belém do Pará)”, mismo que insta a los Estados que se suscriben a este, garantizar espacios libres de violencias para la mujeres y el respeto a sus derechos que históricamente han ganado.

“Lastimosamente el Estado de Honduras si bien lo ha manifestado en diversos protocolos, con la ratificación incluso del protocolo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, no hay un reconocimiento a nivel de actuación estatal como tal”, lamentó la abogada Maradiaga, quien es experta en género.

En Honduras existen diversas organizaciones de mujeres, que brindan acompañamiento a s víctimas de violencias, de igual forma estas organizaciones luchan por la reivindicación de los derechos de las mujeres, entre ellas se encuentran; Centro de Derechos de Mujeres (CDM), Movimiento de Mujeres por la Paz «Visitación Padilla», El Centro de Estudios de la Mujer-Honduras (CEM-H), entre otras. Esto a raíz de que el Estado no ha brindado las suficientes respuesta  a través de las instituciones responsables de atender los problemas estructuras que son víctimas las mujeres.

Lo necesario de acompañar

Para Margarita lo que le ayudó denunciar la violencia de la cual estaba siendo víctima por parte de su agresor, fue al acompañamiento que le brindaron distintas personas, sus amigas, familiares y organizaciones de derechos humanos, “Jamás hubiera podido hacerlo sola, el poder saber que habían leyes que me protegían me dio el valor de denunciarlo”. Asimismo, nos comentó que es necesario estar acompañada, porque una mujer que vive violencia siente que ella es la responsable de lo que sucede, pero el escuchar a la psicóloga y a las personas que la acompañaban, decir que no estaba sola y que lo que hacía no era malo le ayudo a salir de la violencia.

Entre 2009 y 2018 se registraron 205,239 casos de violencia doméstica. El 78% de las resoluciones que se emiten de estos casos se llegan a conciliación, o las mujeres que denuncian la violencia doméstica no continúan con el proceso judicial, según el boletín informativo emitido por la Coalición Contra la Impunidad “Honduras Frente al EPU 2020”. Para la psicóloga y experta en género, Melissa Raudales, las mujeres que no continúan el proceso judicial y lo abandonan es por el motivo de que no se les acompaña de manera adecuada y se les deja sola, por lo tanto prefieren conciliar con el agresor y retirar la denuncia.

“No existen protocolos en las instituciones donde atienden casos de violencia contra la mujer, las personas no están capacitadas en su totalidad”, explica Raudales, según ella la atención que se les brinda es inadecuada, la revictimización, el preguntar constantemente el por qué denuncia, “Las charlas que mandan a que reciban las víctimas son muy básicas y no representan una asistencia psicológica o psicosocial para una mujer que está en contexto de violencia…es más un proceso administrativo que  no garantiza verdadera asistencia y protección para las mujeres”, explica Raudales, por lo tanto recomienda al Estado crear protocolos de atención adecuados y que asistan de manera integral estos casos.

“Es necesario acompañar a las mujeres que están viviendo violencias, porque tienen miedo de ser asesinadas”, nos comentó Gloria, mientras pintaba una manta en el parque central,  conmemorando el día internacional de la mujer, no estamos solas, pues aquí seguimos luchando por nosotras que estamos y por las que no están exigimos justicia, finalizó la entrevista con una consigna que entonan las feministas en Latinoamérica, “El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas”, haciendo referencia de que no se sienten seguras de las garantías de seguridad  que el Estado brinda a las mujeres.

¿Qué hacemos?

La  Coalición Contra la Impunidad, que aglutina 53 organizaciones de sociedad Civil, en el marco del Examen Periódico Universal, del cual el Estado de Honduras será sometido a evaluación de cómo se encuentra en situación de derechos humanos, realizó distintas recomendaciones enfocándose en la problemática  de violencia estructural que están sometidas las mujeres, dentro de sus recomendaciones,  exigen al Estado;  combatir la impunidad en los femicidios y la violencia doméstica en el que se incluyan medidas para evitar que los operadores de justicia disuadan la presentación de denuncias de violencia doméstica y ampliando la cantidad de juzgados en que estos tipos de casos pueden ser conocidos.

La especialista en género y directora del Centro de Derechos de la Mujer, Hilda Rivera, comenta que las recomendaciones son claras, ya que la violencia es un problema que traviesa toda la sociedad en su conjunto y se tiene que abordar de manera integral. Otras de las recomendaciones que se hace es la aprobación de una propuesta de ley integral contra la violencia hacia las mujeres, que ha sido  creada colectivamente durante cuatro años por movimientos de mujeres y movimientos feministas.

Las y los hondureños actualmente  atraviesan  distintas crisis de país por la pandemia del Covid-19 y por la violencia endémica, unas con mayores efectos que otras, existe desesperanzas colectivas al no tener las respuestas a sus exigencias, las mujeres en específico han liderado luchas históricas que hasta el día de hoy las sostienen. Han surgido nuevas exigencias de derechos y piden el cumplimiento de los ya ganados.  Actualmente están demandando un cese a la violencia, el gobierno debe de atender las exigencias y crear estrategias colectivas y efectivas que garanticen el alto  a las violencias contras las mujeres, sino solo seguirá acumulando propuestas sin resultados.

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