El falso dilema

Una elección decisiva

Hugo Noé Pino

Por: Hugo Noé Pino

El próximo 26 de noviembre el pueblo hondureño tiene la elección de autoridades: la presidencia, los diputados al Congreso Nacional y alcaldes y regidores municipales. A diferencia de elecciones anteriores ésta reviste singular importancia, no solo porque es una oportunidad de cambiar de rumbo en la política económica del país, sino porque también están en juego el respeto a institucionalidad o el afianzamiento de prácticas autoritarias de gobierno.

La continuación del gobierno actual, con la reelección ilegal de presidente Hernández, sería continuar las políticas de despojo de los bienes públicos, la garantía que los sectores económicamente poderosos continuarían gozando de privilegios y que el desempleo y la pobreza persistirían.  Después de ocho años de gobierno, el partido Nacional viene hacer las mismas promesas que en el 2009: trabajo y seguridad. Ahora es que las ZEDES, cuya ley se aprobó hace más de cinco años, vendrá a satisfacer las necesidades de los más de dos millones de hondureños que se encuentran desempleados. Un espejismo de campaña electoral que pretende engañar a los hondureños. Si esas ZEDES son tan milagrosas, porque no las implementaron en los últimos cuatro años y evitaron la angustia de estar desempleados a muchas familias y jóvenes.

La razón del alto desempleo es que Honduras no es atractiva para la inversión nacional, mucho menos para la inversión extranjera. Las cifras lo confirman: la inversión extranjera ha disminuido en los últimos dos años, siendo la inversión doméstica poco dinámica. Mientras los temas de seguridad ciudadana, seguridad jurídica, capacitación de mano de obra y fuentes de baratas y abundantes de energía no se resuelvan, la inversión no crecerá en las cantidades y calidades que el país requiere.

La población al momento de votar tiene que tener muy claro quiénes, entre otras cosas, aumentaron los impuestos (el de ventas en tres puntos y a los derivados del petróleo), subieron las tarifas de energía eléctrica, deterioraron los servicios de salud y de educación, violaron derechos humanos y promovieron formas sofisticadas de corrupción, como el uso de fideicomisos y la aprobación de una ley de secretividad. La situación de la corrupción es tal que, pese a que el Consejo Nacional Anticorrupción ha presentado más de 60 denuncias al Ministerio Público, solamente en 10 de ellas se han presentado acusaciones ante los tribunales de justicia y todas contra acusados del escándalo del IHSS, sin tocar a políticos y empresarios responsables.

Un amigo nacionalista me advirtió a inicios de este gobierno que la forma principal de proceder sería comprando voluntades; eso lo hemos visto repetir a través de los años, siendo los ejemplos más recientes la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, así como el comportamiento de los denominados partidos de maletín. La forma de elección de los magistrados constituye no solo concentración de poder, sino también el debilitamiento institucional, ya que la aplicación de la ley obedece a criterios políticos y no de la estricta aplicación de la ley.

Honduras requiere un cambio, pero no un cambio mentiroso construido sobre promesas que no se cumplirán, sino un cambio que permita preocuparse por los sectores vulnerables, que promueva el crecimiento económico y la equidad sobre bases firmes, que fomente, entre otras cosas, la participación ciudadana como mecanismo de promoción de una democracia participativa.

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Para ello se requiere de un modelo económico alternativo que ponga el bienestar de la población en el centro de los objetivos de la política económica; que considere que la estabilidad económica no es un fin en sí mismo, sino un medio para procurar el bien común; que democratice el acceso al crédito, que mejore la educación y la salud; que considere que la seguridad social contribuye al crecimiento y al desarrollo; y principalmente, que establezca una economía solidaria que de acceso a las mayorías pobres al sistema productivo. Esa es la propuesta de la Alianza contra la dictadura que respalda la candidatura presidencial del Ing. Salvador Nasralla y  la cual apoyo.

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

3 respuestas

  1. Mi opinión de HNP es que es el mejor economista que ha trabajado en el Gobierno. Gracias a él se estableció el sistema de devaluación que al día de hoy ha sufrido cambios mínimos pero que estabilizó la moneda en tiempos que lo necesitábamos. Su visión y estudios sobre los impuestos y una necesaria revisión de toda la estructura fiscal se necesitan para reducir la desigualdad actual y futura, revitalizar el consumo, el ahorro, reducir los costos de producción y modificar integralmente la forma en que el Estado recauda impuestos.

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