A través del IHCIETI : Honduras emprende esfuerzos en pos del desarrollo de la inteligencia artificial

 Por: Redacción CRITERIO

redaccion@criterio.hn 

Tegucigalpa.- Al pensar mediante introspección, nos daremos cuenta que nuestro cerebro es y será por diseño, la maquina más compleja que existe.

La explicación a lo anterior es menos aparente de lo que parece. Para ello debemos entender un concepto que durante muchos años solo comprendíamos a través del cine o la literatura, y cuya definición aún hoy en día es complicada. Se trata de la INTELIGENCIA ARTIFICIAL.

¿QUE SE ENTIENDE POR INTELIGENCIA ARTIFICIAL?

Estrictamente hablando, la Inteligencia Artificial es una rama de las ciencias computacionales cuyo objetivo es la implementación de la inteligencia en máquinas.

Para empezar, le llamamos inteligencia a la capacidad para el entendimiento, autoconsciencia, aprendizaje, conocimiento emocional, creatividad y resolución de problemas.

En otras palabras, es la capacidad de percibir información de diferentes medios y retenerla en el cerebro para posteriormente aplicarla de diferentes maneras en un determinado entorno donde se desea adaptarse.

UN EJEMPLO DE APLICACIÓN PRÁCTICA

Si nosotros sumergimos por curiosidad nuestra mano dentro de un recipiente con agua hirviendo, un conjunto de neuronas que llamaremos red neuronal, recibirá información de nuestros sensores externos y enviará señales electroquímicas a nuestro cerebro, indicándole que, en efecto, ¡el agua está muy caliente y que la sensación es desagradable!

Pero el proceso no termina ahí.  Acto seguido nuestro cerebro envía una orden a un tipo especial de neuronas llamadas, neuronas motoras que, en otras palabras, alejan nuestra mano del entorno que nos causaba incomodidad. ¡Y todo esto sucede en apenas 0,02 segundos ! Esta es una situación donde entra el APRENDIZAJE.

LA EXPERIENCIA EN MÁQUINAS             

¿Qué pasaría entonces si tratamos de repetir el experimento anterior, pero en lugar de un humano, utilizamos a una maquina o una computadora como sujeto de prueba?

¿Cometería el mismo error de sumergir su hipotética mano o extremidad en agua hirviendo? Y si es así, ¿aprendería de esa experiencia al igual que nosotros?

Es aquí donde entra la Inteligencia Artificial, que definimos de manera ambigua anteriormente, pero que ahora podemos entender con mayor claridad.

LAS REDES NEURONALES ARTIFICIALES (RNA)

La implementación de la inteligencia en máquinas es una de los campos más controversiales y emocionantes en la ciencia, cuyo origen parte del pensamiento de que “la inteligencia humana es tan precisa que una maquina puede simularla”.

Una manera en la que podemos simular la inteligencia humana, lógicamente, es a través de la implementación de Redes Neuronales Artificiales (RNA), generada desde 1943 por  los neurólogos Warren McCulloch y Walter Pitts.

Estas redes son una propuesta para el aprendizaje automático, cuyo principio de funcionamiento se basa en la manera en la que nuestro sistema nervioso central trabaja, donde un sistema de neuronas interconectadas entre sí producen un estímulo a causa de las señales de entrada recibidas.

EL ROL DEL SOFTWARE ESPECÍFICO

En función de ese software, el objetivo del usuario que crea las redes debe modelar matemáticamente un determinado problema y posteriormente desarrollar un conjunto de pasos o instrucciones (algoritmo) que posean las propiedades necesarias que permitan la solución del problema planteado en cuestión.

En otras palabras, se plantea el problema a resolver, pero no su solución inmediata, sino las propiedades necesarias para llegar a la solución en sí, debido a que el objetivo es conseguir que la red aprenda automáticamente las propiedades deseadas.

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL NOS RODEA

Al indagar más a fondo, nos damos cuenta que realmente estamos rodeados de sistemas que poseen inteligencia artificial de una manera u otra. Tales son los casos de los  teléfonos celulares, el famoso buscador Google, cualquier sistema de reconocimiento de voz, el clásico filtro de spam en nuestro correo electrónico, predicción de datos estadísticos como  la producción y consumo de energía eléctrica en una región, crecimiento de la población en determinados lapsos de tiempo; incluso hoy en día Google trabaja en el desarrollo de vehículos sin conductor.

Alguna vez, al navegar por redes sociales (Facebook, YouTube…etc.) o realizar compras por internet (Amazon, eBay…etc.) ¿ha observado cómo el sitio sugiere actividades por hacer, amigos que añadir, o videos que ver que son “Recomendados para usted”?

Todo eso es también una forma de inteligencia artificial, donde el sistema “aprende” de nuestros intereses actuales para sugerir recomendaciones en el futuro.

LARGO TRECHO POR RECORRER

Pero todo lo anteriormente descrito sobre redes neuronales como son los casos de los  sistemas de reconocimiento facial, vehículos sin conductor, etc., son apenas la punta del iceberg en cuanto a Inteligencia Artificial se refiere.

Aún tenemos un largo trecho por recorrer si queremos algún día desarrollar un sistema autónomo que posea inteligencia artificial en toda tarea asignada,  en lugar de solo una en específico como en la actualidad, y es en dicha complejidad para alcanzar tal punto donde yace la explicación a lo planteado al inicio de este escrito.

No obstante, la Inteligencia Artificial como rama de la computación; posee un enorme potencial y utilidad para ser implementada en la medicina, mecatrónica, robótica, economía, industria y las telecomunicaciones,  entre otros campos.

EL “IHCIETI” Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Es imperativo entonces que en nuestro país comencemos por cuenta propia más investigaciones en el campo, como la que ha sido impulsada en fecha reciente por iniciativa del Instituto Hondureño de ciencia Tecnología e Innovación (IHCIETI). 

Se trata de investigaciones en el campo de la inteligencia computacional,  a fin de poder crear algoritmos o programas basados en los modelos de Redes Neuronales Artificiales (RNA), los cuales sean capaces de dar predicciones muy acertadas o sistemas robotizados a fin de alcanzar un impacto en  áreas tan diversas como las estadísticas, la climatología, la  agricultura y lo más importante: en las industrias.

Sin duda, hay un largo camino por recorrer. Pero en un mundo conectado entre sí por internet, basta con tener una brillante idea para desarrollarla y así darle solución a un problema rutinario del cual se necesiten agentes que tengan la capacidad de captar lo que sucede en el entorno y de procesar esa información tal y como lo hace nuestro cerebro, aprender de esa situación y tomar una decisión totalmente al margen de un humano.

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