Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
Al Sr. Embajador S.M. y a mis enemigos
Ayer, luego de varios días de intensas capacitaciones, fui juramentado como Embajador plenipotenciario de Honduras en la República de Corea. Después, platicamos un rato de esa misión con el Canciller Reina. Trascendió la noticia. ¿Pero a qué voy yo viejo, al otro lado del mundo, abandonando el patrimonio, la gente que quiero, bestias y plantaciones que mucho me significan, mis libros y el museo que, hace un mes ,dirigía mi esposa, mi mundo?
Pues voy a cumplir un servicio público, el tercer turno (serví como ministro de 1994 a 1998 y luego de 2006 a 2009, cuando también fui coordinador de ministros) y casi seguro, este será mi último turno. Servicio a la nación, a sus ciudadanos, en misión ¿a donde? Ante otra nación y pueblo, que pueden ser importantes para nuestro desarrollo, y a los que respeto y estimo por sus propias virtudes e historia. He hablado y hablaré después más de esa historia, milenaria.
Repito aquí solo que Corea era un país menos desarrollado que Honduras hace apenas 75 años, cuando nacimos. Y ese país fue, al nacer, escenario de una terrible guerra con la otra mitad de su propia nación centenaria, guerra destructiva en la península, entre los aliados de EUA y la Unión Soviética con los suyos, y guerra que, técnicamente subsiste, porque solo se ha refrendado un armisticio, un alto al fuego, tentativo…. El Norte ha desarrollado armas nucleares, en tanto que el Sur tiene un gran fuerza armada, goza de la sombrilla nuclear estadounidense y entiende claramente a crucial importancia del armisticio. Pero no se sostiene peleando, ni discutiendo, si no trabajando.
Corea es un aliado firme de EUA, cuyas inversiones de capital despegaron su industrialización. Tiene el apoyo de una comunidad mundial muy amplia y goza de relaciones multidimensionales, sin distingo de ideología, con todas las potencias y por supuesto con Japón y China, con quienes comparte inmensas inversiones conjuntas, Australia y Rusia, India, Medio Oriente y potencias europeas. En Corea, hay hoy otras 130 misiones extranjeras, de todos los continentes; la nuestra es casi la misión más pequeña. (Hay 16 misiones en Corea del Norte; Honduras -para el caso- hospeda 30 misiones extranjeras). La RC tiene una Agencia de Cooperación, muy activa en otras latitudes. Y ha trascendido las diferencias culturales en África y el Caribe.
Saben muy poco los hondureños -incluso los profesionistas- acerca de Corea (o el Oriente) y aún menos los coreanos acerca de Honduras. (Les gusta el buen café ¡y por ende son grandes importadores del nuestro! Pero no conocen aun nuestro cacao). Algunos hondureños de la zona norte… conocen Corea también por la industria maquiladora que es apenas una sombra de lo que podría ser. Pero muy importante de por sí, la de mayor nivel tecnológico, como la fabricación de arneses eléctricos, para exportación, en que laboran unos 5 mil conciudadanos. La mayor parte de mis connacionales más jóvenes saben de Corea porque consumen su abundante producción industrial, de alta calidad: vehículos y celulares, televisores y computadoras, y productos culturales, que se han vuelto aún más populares, videos para la televisión, bellas animaciones, películas, telenovelas y series (varias de profundo contenido histórico) y asimismo, la música y parafernalia del K pop, que es de los más populares del mundo. Como varias de sus universidades, las tecnológicas y de las artes, están entre las mejores 50 del globo.
Corea del Sur es más pequeña que Honduras; tiene unos 12,000 kilómetros cuadrados menos, menos minerales, agua dulce, bosque, menos área protegida, y está poblada por una sola etnia con pocos migrantes ahora, entre los cuales se cuentan algunos pocos hondureños. Pero por su crecimiento del último medio siglo ha llegado a ser una de las grandes potencias económicas, miembro del G20, la décimo segunda economía del mundo, que sustenta a unos 50 millones de habitantes. Su producción -por mejor señal- es semejante a la de Rusia que sin embargo, tiene 3 veces su población y 171 veces su territorio.
También tiene Corea del Sur un sistema político complejo y dinámico, que evolucionó a partir de un movimientodemocrático, hace apenas 36 años, con el que se desalojó auna dictadura militar. Aunque su economía se articula a través de grupos familiares de inversionistas cronies privilegiados, uno de los herederos del grupo más poderoso recién ha estado en una larga cárcel, por corrupción; y hasta hace poco guardó prisión, una joven hija de exdictador, bella ex presidenta, que derrochó fondos públicos. No se puede. Aquí tampoco se debe.
Claramente, tenemos mucho que aprender de ese desarrollo integral tan vigoroso, y mucho beneficio que derivar de una real asociación. Buscaré con un equipo profesional, ahondar esa relación en pro de una alianza estratégica para la infraestructura, la reforestación y la producción agrícola tecnificada y su procesamiento.
Reservaré la información de interés privativo del Estado, pero rendiré cuentas a mis conciudadanos con lo que se pueda publicar del Informe mensual que -por ley- rendiré en adelante. ¿No deberíamos todos?
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Rodolfo Pastor Fasquelle, Doctorado en Historia y analista político, escritor y exministro de Cultura y Turismo, Graduado en Tulane Estados Unidos y el Colegio de México Ver todas las entradas