Por: Héctor Gerardo Herrera
En días recientes, el poder ejecutivo del Estado de Honduras vergonzosamente aprobó un programa para “reactivar” el campo, cuya responsabilidad recae en las Fuerzas Armadas de Honduras (FAH), con un monto de 4 mil millones de lempiras (unos 162 millones de dólares)
¿Cuáles son las verdaderas intenciones que hay detrás de esta política pública?
El agro hondureño, especialmente a pequeños y medianos productores campesinos, ha estado excluido de políticas públicas integrales, desde la aprobación de la Ley de Modernización Agrícola de 1992, la cual dio el tiro de gracia al proceso de reforma agraria de Honduras.
Los pocos “beneficios” para los/as campesinos/as, desde ese año hasta acá, se han convertido en “regalías” mínimas para realizar campaña política de algunos políticos dañinos de este país.
La ironía de esta decisión política es que pasa por alto e irrespeta a la institucionalidad del Estado. ¿Dónde queda la Secretaría de Agricultura y Ganadería/SAG? ¿Y el Instituto Nacional Agrario/INA) ¿Y el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola? No cabe duda de que esta política pública representa otros intereses, menos el de apoyar el desarrollo del país mediante la reactivación de la producción nacional. Pues si esta fuera la intención, se debe volver a la demanda de una verdadera y profunda reforma agraria, muy necesaria en las condiciones de miseria y pobreza en la que se encuentran la gran mayoría de hermanos y hermanas campesinas del país.
Estratégicamente, los gobiernos deben ser equipos pensantes y capacitados para conducir a la nación hacia mejores estadios de desarrollo inclusivo. Sin embargo, en Honduras, tenemos una profesional de la psicología en la Secretaría de Finanzas, una profesional de la Pedagogía en el Ministerio de Salud, un ingeniero forestal en la Secretaría de Educación. Y lo que faltaba, militares con armas, promoviendo y reactivando la producción del país.
Uno de los ejes en los cual descansa y se sustenta la cruel dictadura de Honduras, liderada por “el hombre”, son las FAH. Evidencia de ello es la renuncia de algunos oficiales y la separación de otros, que se oponen a la violación de la constitución y a la misma legislación interna en este órgano.
“El hombre”, necesita congraciarse con un ente represor que le ha “dado el permiso” para gobernar el país. Debe endulzarles el oído y darles privilegios para poder sostener una dictadura rechazada por una amplia mayoría de los/as hondureños/as.
En América Latina y el Caribe (ALC), se viene en un proceso de democratizar las policías nacionales, para ser de la comunidad y para la comunidad. Sin embargo, en Honduras, a partir del 2014, hasta la actualidad, se viene en un retroceso, que desde las ciencias sociales se le llama: “Militarización Policial y Policiación de los Militares”. Esto no es más que hacer que la Policía Nacional aplica la filosofía militar (represión, violación de derechos, persecución a la oposición, concentración de los recursos en los procesos de represión del crimen y poco o nada en la prevención integral); y que a los militares se les asignan funciones de seguridad ciudadana, cuando no se les ha formado para el trato con la población civil.
Pero ¿Cuáles son las verdaderas intenciones detrás de esta política pública? Para dar respuesta a esta pregunta, se necesita enmarcarla dentro de la estrategia de la dictadura actual. Se pretende, entre otras cosas: a) Aumentar el miedo a los sectores de oposición para desmovilizar a la ciudadanía que demanda la democratización del Estado de Honduras; b) Instrumentalizar a las FAH para hacer campaña política y asegurar más “votos rurales” de cara a las próximas elecciones; c) Hacer ver a la ciudadanía que las fuerzas armadas son lo mejor para el país, en un contexto donde la mayoría de los hondureños quieren que este ente desaparezca.
Por último, ¿Qué capacidad tienen los soldados de las FAH para producir, cuando la mayoría viene de comunidades rurales y urbanas excluidas, deprimidas económicamente, y el campo no ha sido una opción para sus medios de vida?
Siembra armas y cosecharás violencia. ¿Cuál va a ser la respuesta del pueblo ante esta política de la dictadura?
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas