Por: Leticia Salomón
Es indudable que el país se pone cada vez más interesante para los observadores y estudiosos de la política local e internacional y, por ello, son obligados el cuidado extremo, la visión integral, los intereses que se mueven y el contexto de polarización, agresividad e irrespeto generalizado entre personas, grupos, partidos y representantes diplomáticos.
La oposición en todas sus variantes: política, política social, mediática, religiosa, empresarial y nacional/ internacional, ha traspasado límites aceptables y desde hace ratos parece estar puyando con vara corta, olvidando que toda acción provoca una reacción, hasta generar iniciativas como la de hoy 28 de agosto de 2024, en la que el gobierno denunció el Tratado de extradición con Estados Unidos.
Es indudable que este es un golpe fuerte a la política antidrogas del país del norte y mucho más fuerte a la carrera política de la Embajadora Dogu, a quien parece faltarle el tacto necesario en un diplomático y sobrarle disposición para realizar comentarios inadecuados en momentos de crispación, polarización y confrontación, todo ello en un contexto nacional de ignorancia generalizada, ausencia de seguimiento a lo que pasa en el continente, escasa cultura política democrática, visión maniquea primaria y anquilosada y un gran manto de guerra fría que parece entusiasmar y vitalizar a la derecha y ultraderecha rancia y retardataria del país.
Esto nos lleva también a creer que el fuego se atiza de allá y parece que también se atiza de acá, como la innecesaria presencia de las dos autoridades de la Secretaría de Defensa en un país sumido en la controversia, la polarización, los intereses económicos transnacionales y la más cruda manipulación de la información, sin que esto justifique, ni mucho menos, los comentarios inadecuados de la mencionada Embajadora.
Aunque la respuesta oficial pegó donde más duele, es indudable que el país salió afectado con esta decisión en uno de los dos males que azotan a todo el sistema político partidario del país: el narcotráfico y la corrupción. Los grandes corruptos que están haciendo fiesta porque la CICIH no termina de llegar, van a estar muy bien acompañados con sus cómplices, quienes, además de narcotraficantes son corruptos, en el mejor estilo de JOH, con lo cual se centra la atención en el papel que jugará el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia para enfrentar la tradicional impunidad de los grandes delincuentes que nos han gobernado en los últimos años.
Resulta interesante también contemplar la danza de los cínicos, de memoria corta, cerebro torcido, pensamiento desnacionalizado, oportunismo electoral y lambisconería barata, que ya empezaron a saltar horrorizados, compungidos, descarados y alineados anunciando el fin de la democracia, el triunfo del narcotráfico, la llegada de los extraterrestres, el acecho de “Cuba, Nicaragua y Venezuela” y la inminente llegada del fin del mundo, todo ello en magistral e interminable letanía.
Y ahora: ¡a esperar! Y ver qué hacen las máximas autoridades del Ministerio Público, la Corte Suprema de Justicia, el Congreso Nacional, la Policía, los empresarios, los medios de comunicación, las organizaciones políticas disfrazadas de sociedad civil y todos los dueños de partidos y movimientos que están atrás moviendo los hilos con los cuales han protegido a los grandes corruptos y narcos que están haciendo fiesta porque creen que ya se salvaron…
¡Y a ver si le bajan a las provocaciones y la insistencia en un discurso provocador, agresivo, ofensivo y cínico, y se compran un espejo gigantesco para ver la dimensión exacta de su desfachatez, recordando lo que hicieron y dijeron cuando estaban, lisonjeros y aduladores, muy cerca del más grande corrupto y narcotraficante de la historia del país!
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